Viajeros de Enblaxyl *volumen 1: El shihi azul cielo*

Mundo 1B - Capitulo 31: Arshus

Sakura
 


-¿Pu... puedes repetirlo Hanma? -tartamudeo Jeka, incrédulo.

-He dicho que son anagae magueco.

Con unos ojos de sorpresa y un renovado interés los dos hermanos nos miraron fijamente. Me sentí como si estuvieran evaluando si era siquiera posible que fuera así. Después se fijaron sólo en mí y Jeka dijo:

-¿Como pueden unos mestizos tener un anagae? Y sobre todo, ¿cómo puede ser que alguien con tanta sangre de un humano normal como tú pueda ser una maga nakens? ¿O cómo dicen ellos; una naturalista? ¿Cómo puede ser que unos simples mestizos tengan tanto poder?

¡Nos está despreciando! ¿No decías que había la creencia general entre los magos de que el poder no venía de ser o no puro? Le pregunté enfadada a Kurogane por el alma.

En mi época sin duda era así. Quizás es porque en aquel tiempo casi todos los magos que quedaban ya no eran "puros". Dijo él. No supe leer las emociones que venían con el comentario. Me mordí el labio. iba a gritarle a ese idiota pero alguien se me adelantó.

-¡Jeka comportate! -dijo Keleck con el ceño fruncido. Allí fué cuando me di cuenta de que había estado a punto de responderle mal a aquel mago prácticamente desconocido. ¿Que me estaba pasando? Pensé. Nunca hubiera estado a punto de hacer algo así en mi tiempo -¡Deberías aprender modales de nuevo! Es evidente que son lo que dicen ser y no cambiará nada discutirlo. Solamente es una creencia que inculcaron los Emperadores Magos en la antigüedad, eso de que los sangre pura somos "superiores".

-Pe... perdón hermano. -dijo el chico rehuyendo la mirada de nuestro anfitrión. Por extraño que pareciera parecía arrepentido de verdad.

-No es ha mí a quien deberías pedirle perdon, es al chico y a la señorita. -dijo señalandonos con la mano, y el otro de mala gana dijo:

-Perdón, señor...

-Kurogane... -dijo mi compañero.

-Eso. Y pierdon, señorita ...?

-Sakura. -respondí.

-Saku-la... -y después en voz baja añadió -¡¡Qué nombres más impronunciables tienen para ser magos!!

-¡Ehem! -le tosio su hermano con desaprobación -¡Bueno! Supongamos que no sabíais que taparse las sinsaka, incluso de incógnito es deshonroso. Un insulto para los otros magos...

-No lo sabíamos señor. -dijo Kurogane bajando la mirada unos instantes y después mirándome a mí directo a los ojos.

-... y no haremos caso de vuestra falta. Volvemos a empezar. Esta vez con el pie correcto. Jeka, ves a decirle al sastre que venga, tiene que hacer ropa para este par. ¿Cuántos años tenéis?

-Dieciocho. -dijo una voz detrás de nosotros -Todos tenemos dieciocho excepto Suzuka, y su abuelo por supuesto. -era la primera vez que Tsuneo hablaba desde que habíamos entrado en la habitación, y Keeleck lo miró. Mientras tanto le hizo un gesto a su hermano para que fuera a hacer lo que le había pedido.

-Tú debes ser el otro recién llegado del que hablaba Hanma en su informe, ¿verdad? -preguntó el general entrecerrando los ojos.

-Tsu-Nui, señor. O Tsuneo si lo prefiere. -respondió él, secamente.

-Tsuneo pues. ¿Un Zinés tal vez? No se os ve mucho por aquí. Por lo que veo Suzuka y tu estáis comprometidos, felicidades. ¿Tú también eres un hechicero, no? Tienes un poder tan impresionante como el de ella segun me han dicho. -se le veía de lejos donde quería ir a parar.

-Sí, lo soy. Mi don es el de las dimensiones. -dijo él simplemente.

-Y el mío ha despertado del todo desde que somos anagae. -remató la chica con una sonrisa. Se puso un poco roja. O lo que supuse que era un poco. Después de todo como ella era albina un poco significava toda la cara.

-¡¿Anagae?! -dijeron los hermanos magos desconcertados. Su hermano, que ya estaba en la puerta, se volvió hacia nosotros con los ojos como platos.

-¡Parece mentira! Debe de ser verdad aquella leyenda sobre los hechiceros poderosos... ¡Increíble! Aun siendo tan inverosimil... Jeka, dile al sastre que tendrá que hacer cuatro conjuntos de gala. ¡Dos más para unos hechiceros, las leyendas tienen que ir bien vestidas! -Jeka hizo un rotundo y emocionado si con la cabeza y desapareció corriendo por la puerta mientras su hermano giraba la cabeza para mirar al herrero -¿Supongo que eso tampoco lo podías explicar en las cartas no Hanma?

-Ciertamente.

Keleck sonrió y se acomodo en su sillon. Con cuidado nos enseñó un colgante de una cruz invertida plateada con una luna grabada que se encontrava alrrededor de su cuello.

-Teniendo en cuenta que estos magos saben tan poco de sus propias costumbres tampoco habrán hecho el ritual que hacen todos los magos para entrar en el mundo de los adultos, ¿verdad? Es un paso muy importante, sobre todo para los anagae de su tipo...

Kurogane y yo bajamos la cabeza, por alguna razon nos sentiamos avergonzados. ¿De verdad nos acababan de sacar del rango de "adultos" al que, apenas, acabábamos de llegar?

-¡Esto es inaudito! Se hace a los 15 años. Si no lo completan nadie podrá retarlos a un duelo amistoso, ni podrán participar en misiones importantes de verdad. ¡Tampoco habrán aprendido a utilizar su sinsaka magueco, la cruz invertida! ¡Y ningun adulto los tomará en serio! Ho, antiguos... Jeka estará muy decepcionado de no poder retarlos de inmediato. -el mago parecía muy consternado.

-¡Yo también! ¡Yo también quiero hacer un duelo de entrenamiento con alguien! ¡Quiero que todo el mundo sepa que puedo luchar! -dijo Suzuka sin pelos en la lengua. Keleck miró interrogante hacia Hanma. El viejo cambió de tema malhumorado.

-Señor, pretendo que los magos deberían hacer tarde o temprano el ritual, he preparado algo que seguro que te complacerá. Y a su hermano. -el abuelo Hanma cogió una cajita que llevaba con él entre los pliegues de su ropa y al abrirla la cara del hombre esbozo una gran sonrisa.

-¡Perfecto! ¡Eres un genio Hanma! ¿Y ahora que me acuerdo, tienes algún progreso con mi pedido?



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En el texto hay: viajes dimensionales

Editado: 16.12.2019

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