Sakura
Que Kurogane y yo fueramos personas medianamente valientes no significava que estubieramos preparados para lo que sucedió la mañana siguiente. El ritual para la mayoría de edad que se hacía a los magos normales era solemne. Pero el que se hacían para los anagae magueco, los anagae de la cruz invertida, según como, podía ser vergonzoso para la pareja.
Además también estaba el tema de que eramos mucho mayores de lo normal y esto no nos ayudaba mucho a sentirnos cómodos. El ritual consistía en que teníamos que ponernos mutuamente los símbolos que nos distinguirían como adultos (de aquel ritual venía el de noviazgo de los hechiceros segun me dijo Suzuka). En el ritual normal lo hacía uno de los padres o algún otro adulto que fuera cercano al que debía ascender a adulto.
Los símbolos que había hecho el abuelo de Suzuka eran los mas tradicionales. Unas cruces inversas de oro blanco: Para Kurogane un pendiente, con una luna creciente pegada en la parte derecha de la cruz y para mi un collar, con un sol pegado en la parte izquierda de la cruz.
Si eras un anagae normal la cosa acababa poco despues. Pero si eras uno de los nuestros,, también teníans que utilizar la sinsaka magus, la cruz invertida, y otorgarle al otro conjuros propios, o sea un conjuro para cada una de las redondas en el interior de la susodicha cruz.
Estaba avergonzada e incomoda. La vergüenza de Kurogane tambien se le veía en la cara. Tenimos que hacerlo delante de una multitud de desconozidos que había venido a ver cómo se hacían "adultos" unos anagae magus. Lo cual no se había visto desde hacía siglos fuera de la familia imperial. Pero eso no era el origen de nuestra vergüenza.
La cuestión era que para poner conjuros en la cruz invertida, o magus, los magos que lo hacian debían tocar con la mano del brazo que tenía la mayor parte de las sinsaka, ya fuera el izquierdo o el derecho, el punto de donde salía el hilo que unía sus almas en anagae, y con la otra mano la mítica cruz invertida.
El hilo de Kurogane salía desde su garganta. Por desgracia, el mío, lo hacía justo desde devajo de mis pechos. ¡Y tatxan! Ya podíamos pasarnos los conjuros que quisieramos. Pero eso no nos quitaba la violenta incomodidad. Por suerte para todos ninguno de los presentes lo vió como un acto sexual sino como una antigua ceremonia.
¡Nosotros ni siquiera sabíamos que se podía sentir la cuerda del alma hasta que Kelek me lo dijo! Tsuneo y Suzuka intentaron copiarnos y ver si podían intercambiar un poco de sus poderes, pero resultó que esto era algo que sólo unos magos tan "especiales" como nosotros dos podían hacer, a mi pesar.
-Bueno, al menos ahora sabemos cómo se utiliza esa maldita cruz invertida de los cojones. -me susurro Kurogane en Jempones para que nadie más lo entendiera -¡Y podremos pasarnos los conjuros siempre que queramos! Aunque sólo son de un único uso y no los podemos mezclar con los nuestros. Qué decepcionante.
-La próxima vez lo haremos en la intimidad. -respondí yo con cara de pocos amigos y un pequeño rubor en las mejillas.
A la mañana siguiente Jeka anunció que quería ser el primero en retarnos a un duelo. Sería de nosotros cuatro contra el y tres más de su eleccion. Queríamos negarnos pero no sería tan facil (igual que pasó con la ceremonia anterior). Al parecer según dicta la tradición al primer duelo amistoso no te puedes negar (eso de las tradiciones me estaba comenzando a molestar).
Y así se decidió que el duelo sería en dos días para que pudiéramos descansar del viaje. Suzuka estaba tan ansiosa por probarse ante los otros, que se acabó desmayando por ansiedad.
El primer día descansamos el cuerpo y pensamos diversas tácticas de batalla mientras que el segundo nos pusimos a mejorar nuestro trabajo en equipo. También le preguntamos a Kelek si podríamos utilizar nuestras armas para el combate y el respondió "No frenaría el potencial de lucha de nadie". Me quedaba muy poco para terminar de controlar el cuarto círculo de mi magia, así que también practiqué con atención eso.
En el duelo, Jeka, lucharía junto con los mejores guerreros del tercer bando a parte de su hermano: un hechicero llamado Ningyo que podía controlar unas marionetas de tamaño real con la mente y usar pequeñas ilusiones para despistar, una maga elementalista bajita que se llamaba Kealea y al final, pero no menos importante, una hechicera que se llamaba Nie, una chica que usaba una telequinesia bastante potente.
Y todo eso con el único deseo de aplastarnos. O eso pensaba yo. Después me di cuenta de que en realidad sólo quería probar hasta donde llegava nuestro poder real.
Fué una lucha aférrima. Ninguno de nosotros retrocedía. Pero al final Jeka hizo ver que tenía una apertura y Suzuka cayó en su trampa. Allí vi cuánto tenía que aprender de esa chica aún. Kurogane la salvó de parecer una total estúpida cuando ganó la atención del público con la oportunidad para noquear de forma violenta al titiritero, que era quien daba más problemas con sus trucos y engaños.
Mientras Tsuneo desviaba el golpe de Jeka, Suzuca pudo redimirse aprovechando la oportunidad para arremeter contra el mago. Por desgracia la oportunidad pasó cuando la tal Nie, la telecinética, defendió a su capitán de equipo, noqueándola. A mí también me acabaron por noquear, pero con un último ataque combinado junto con Tsuneo, pudimos con dos de los tres contrincantes restantes. Jeka y kurogane fueron los últimos en mantenerse en pie.
Al final perdimos por los pelos. Desde ese momento los dos se hicieron grandes amigos. No entenderé nunca los chicos como él.- Recuerdo que pensé en el momento que me explicaron lo ocurrido.
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Pasaron tres meses.
Tsuneo se me había acercado para comentarme que tanto él como Suzuka, habían comenzado a sentir una sensación entraña cada vez que nos observavan. Pero cuando les preguntamos a algunos de nuestros amigos rebeldes nos dijeron que no notaban ningún cambio en nosotros. No supimos qué era hasta muchos años después.