Víbora

Pelirrojos

Los estudiantes de Gryffindor y Slytherin volvían a encontrarse, esta vez para la primera clase de vuelo. Los pequeños magos y brujas estaban muy emocionados, reunidos en grupos, se contaban los unos a los otros sus experiencias con escobas voladoras antes que llegara la maestra. Isis estaba cerca de un chico pelirrojo, todos le decían Ron, no estaba prestando atención a lo que decía, pero hablaba tan alto que era imposible no escucharlo, contaba que su hermano le prestaba su escoba para practicar en casa, también dijo que sus hermanos, los gemelos, estaban en el equipo de Quidditch y le iban a enseñar esa mañana antes de clase, pero no pudieron hacerlo porque habían sido castigados por explotar calabazas cerca al bosque.

Isis de inmediato recordó la pequeña travesura que Draco y ella habían hecho días atrás, ¿Se referiría a las calabazas que ellos habían explotado? ¿Qué clase de castigo les abran puesto? ¿Te pueden expulsar de Hogwarts por eso?, la cabeza de Isis daba vueltas, esos chicos probablemente estaban pagando por algo que no habían hecho, ¡Era injusto! Pero su tío siempre le decía que la vida no era justa, ¿No debía hacer nada? ¿Debía confesar? Eso implicaría que ahora ella estaría en problemas. No podía ser tan grave, después de todo a ellos no los habían expulsado. Pero, ¿Qué diría la gente? ¡la hija de Snape castigada en su segunda semana!, ya podía escuchar a Granger criticarla a sus espaldas. ¿Qué debía hacer? Necesitaba hablar con Draco, de inmediato.

Malfoy estaba contando una de sus muchas historias sobre como solía volar con los mejores jugadores de Quidditch amigos de su padre, tenía una pequeña multitud escuchando a su alrededor, los mantenía anonadados con su relato fantástico y contaba con Goyle y Crabbe para hacer los efectos especiales. Isis, abriéndose camino entre sus compañeros, llegó hasta Draco y lo tomo del brazo.

—Tenemos un problema —le dijo con los ojos como platillos, no le dio tiempo de responder y se lo llevó arrastrado.

Un poco alejados del resto, Isis le contó la situación a su amigo.

—¡¿Por eso haces tanto alboroto?! —giró los ojos—. los gemelos Weasley hacen cosas como esa todo el tiempo, no les va a importar un castigo más. La gente como ellos no necesita tener un expediente limpio, la gente como nosotros estamos hechos para cosas diferentes.

Isis no necesitó hablar más, sabía lo que tenía que hacer.

—Hola, tú eres Ron Weasley, ¿verdad? —le preguntó al pelirrojo una vez acabada la clase.

—Sí... yo soy... Ron —dijo con las mejillas coloradas y la voz temblorosa.

—Disculpa Ron, es que me pareció escuchar que castigaron a tus hermanos por explotar calabazas ¿me puedes decir quién les puso el castigo?

—La profesora Mcgonagall, eso creo —sus mejillas estaban aún más coloradas.

—¡Muchas gracias, Ron! —Isis le toco el brazo y se fue.

—¡Ay mamita! —dijo para sí mismo medio petrificado.

Con las manos sudorosas Isis fue a buscar a la profesora, finalmente la encontró saliendo de un aula junto a Harry Potter y el capitán del equipo de Gryffindor.

—¡Profesora! —dijo para llamar su atención.

—Hola Isis, ¿En qué te puedo ayudar? —Ella parecía de bastante buen humor, lo que era muy extraño.

—Es que necesito hablarle de un asunto —dijo con la cabeza gacha.

La profesora escucho como la pequeña bruja le contaba la historia de las calabazas, Isis, quien temía a la reacción de la maestra, no se atrevió a mirarla directamente ni un segundo.

—Y me dices que ¿Tú sola estallaste todo eso?

—Así es profesora —respondió.

—Ven conmigo, rápido —dijo severamente.

Isis siguió a la maestra caminando tan rápido como podía hasta el jardín donde estaban las calabazas, allí estaban Fred y George, era la primera vez que los veía. Al parecer la profesora Mcgonagall los había hecho sembrar todo un lote de calabazas.

—Buenas tardes caballeros, según me comunica la estudiante Isis Snape fue ella quien se encargó de destruir el hermoso jardín que estaba en este lugar —tenía el ceño fruncido y el buen humor de antes había desaparecido—. Como puede ver señorita Snape, toda infracción tiene un castigo, incluso si una es hija de un maestro de Hogwarts. Usted en compañía de Fred y George se encargará de dejar este jardín como nuevo —señalo la cubeta con plantas listas para sembrar—. Lo quiero listo al final de la tarde, ya me comunicare con sus maestros ¿Entendido?

—Sí, profesora —dijo Isis.

—Pero ¿Y nosotros­? —dijo uno de los gemelos—. ¿Seguimos castigados?

—Ustedes dos me deben bastantes reprimendas señor Weasley. No siendo más, me retiro.

Mcgonagall se fue dejando mudos y decepcionados a los tres estudiantes.

—Entonces, ¿Tú eres la hija de Snape? —preguntó uno de ellos, Isis aun no los podía diferenciar.

—En realidad, es mi tío, pero me ha criado como su hija —respondió mientras caminaba hacia las plantas.

—¿Y es igual de amargado en casa? ¿No vive en la guarida de un vampiro? —dijo riéndose.

—Shh ¡Fred!, no hagas caso a mi hermano, nunca sabe cuándo callarse —dijo mientras le golpeaba la cabeza levemente—. Pero en serio ¿Cómo es Snape fuera de Hogwarts? —Isis pensó su respuesta por un segundo, le parecían algo entrometidos esos muchachos.



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En el texto hay: harrypotter, dracomalfoy, slytherin

Editado: 28.02.2021

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