Víbora

Venganza

Isis estaba aterrorizada, sentía que algo muy malo estaba a punto de ocurrir, normalmente se alegraba cuando los malos reciben su merecido, pero esto era diferente. Ninguna venganza que implicara el bosque prohibido podía ser buena o proporcional. Ese, fue el primer momento en la vida de Isis, en que sintió verdadero miedo de perder a una persona que quería, Draco, con todos sus defectos, y lo mucho que la desesperaba, era una parte muy importante de su vida, lo quería, bastante, y por eso no podía permitir que nada le pasara.

Corrió como nunca, llegó al bosque en unos pocos minutos. Caminaba con sigilo entre los árboles, ese lugar era como su peor pesadilla, no era fan de la naturaleza, ni de la oscuridad, ni de las bestias mágicas que la podían devorar. La humedad y el frio aumentaban sus nervios, no sabía a donde se dirigía ¿Y si se perdía?, constantemente sentía que iba a resbalar, caer sobre una piedra y morir. Aún con el miedo que la carcomía, sabía que tenía que continuar hasta encontrarlos.

A lo lejos escuchó sus gritos, parecían desesperados. Empezó a correr hacia el lugar de donde provenía el sonido. Los escuchaba más cerca, ya podía distinguir sus voces, ¡No lo hagas!, gritaba Pansy, ¡Ayuda! ¡Auxilio!, decía Draco. También escuchaba llanto, probablemente de Zoelle o de Zarah. Estaba muy cerca, los podía ver, la escena le congelo la sangre.

Las cuatro chicas y Draco estaban colgando boca abajo envueltos en una gigantesca telaraña que los cubría hasta el cuello, sobre sus cuerpos tenían escrito Badblood. Ahora sí que no había dudas, Muriel era la autora del crimen. Pero no la veía por ninguna parte, solo estaban ellos ahí, colgando. Corrió hasta allí, al verla, los jovencitos empezaron a gritar aún más fuerte. Isis no entendía sus palabras, solo intentaba pensar en cómo bajarlos de ahí, ¡Que te des la vuelta!, le gritó Draco.

Detrás de Isis estaba una araña gigantesca, del tamaño de un caballo. Se quedó en Shock, era la primera vez que veía una acromantula, los colmillos salían de su boca y su cuerpo estaba cubierto de púas, era la creatura más fea y aterrorizante que Isis había visto.

—Que noche más provechosa dijo la araña —no sé cómo pagarte por todo esto.

—¡No! A ella no —respondió Muriel saliendo de entre los árboles.

La espantosa araña empezó a acercarse, Isis empuño su varita, aunque no supiera que hacer con ella.

—¡Te digo que no! —Aseveró Muriel.

El animal parecía no escuchar.

—Ella no está en nuestro trato.

La araña giró hacia Muriel y disparo una telaraña que la dejó pegada a una piedra, inconsciente.

—¡Immobulus! —gritó Isis, el único encantamiento que logró recordar.

La acromantula se congeló, no sabía cuánto tiempo iba a durar así. Giro de nuevo hacia sus compañeros, todos estaban mudos con lo que había sucedido. No encontraba una manera de bajarlos, los hilos de aquella telaraña parecían irrompibles, no conocía ningún encantamiento que pudiera ayudarla, y no tenía la fuerza suficiente para hacerlo ella misma. Los chicos intentaban con todas sus fuerzas, se retorcían, jalaba y gritaban, pero nada parecía funcionar. Habían pasado varios minutos y estaban tan mal como al principio. La bestia empezó a salir del hechizo, poco a poco sus patas volvían a moverse, ya no había escapatoria.

Como medida desesperada, Isis empezó a lanzar chispas rojas con su varita, la acromantula ya podía caminar y se acercaba a ella, sabía que correr era inútil, nunca paró de lanzar las chispas. El animal, ya en frente suyo, la empezó a envolver, poco a poco, parecía disfrutarlo mucho. Isis se comenzaba a ahogar por la presión de la telaraña alrededor de su cuerpo, casi desmayándose lanzó por última vez las chispas hacia al cielo, su única esperanza era que alguien viera las luces como un grito desesperado de ayuda.

—¡Sectumsempra! —era la voz de Severus.

Las patas del animal se separaron de su cuerpo y sangre empezó a correr por todo el lugar, fue lo último que Isis pudo ver antes de perder el conocimiento.

Cuando abrió los ojos, se encontraba en la enfermería de la señora Pomfrey, a su lado, cada uno en una cama, estaban sus compañeros, sanos y salvos. Isis no sabía que esperar después de lo sucedido, tal vez perdiera puntos por haber entrado al bosque sin permiso, pero ella se sentía, más que nada, tranquila, a veces tenemos que hacer lo que tenemos que hacer.

La señora Pomfrey permitió a regañadientes que Severus entrará a la enfermería, "¡Solo cinco minutos!", Isis estaba nerviosa. Él, en un agonizante silencio, tomo una silla y se sentó a su lado. Pensó por unos momentos, y finalmente dijo:

—¿Sabes cuáles son las cualidades más comunes entre todos los que han sido miembros de la casa Slytherin?

Ella, bastante confundida, negó con la cabeza.

—Los Slytherin generalmente somos, inteligentes, ingeniosos y determinados. Pero más que nada, compartimos el espíritu de la autopreservación, un mago o bruja de nuestra casa hará todo lo que pueda por cuidar su vida, porque sabe lo que vale... Isis Snape, los eventos transcurridos en la noche anterior, fueron la expresión de lo mejor y lo peor de esas cualidades. Los talentos y virtudes que tenemos, los podemos usar, ya sea para vengarnos de nuestros enemigos, o para salvar a nuestros amigos... Como jefe de la casa de Salazar Slytherin puedo decirte que estoy seguro de que harás parte del grupo de grandes magos que esta escuela le ha dado al mundo... Como tu padre, me siento completamente orgulloso, solo cierto grupo especial de personas puede mostrar la valentía que tuviste ayer... te quiero niñata.



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En el texto hay: harrypotter, dracomalfoy, slytherin

Editado: 28.02.2021

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