Víbora

Descubrimientos

Los días de verano en aquella casa oscura de la hilandera pasaban rápido. La tranquilidad de aquel lugar era renovadora para la jovencita Isis, que solía abrumarse con el alboroto y los extraños acontecimientos de Hogwarts.

En el sillón más grande la biblioteca, con la cabeza colgando sobre el piso y las piernas recostadas sobre el espaldar, Isis reflexionaba. Le habían dicho que la traumática experiencia que ella y sus compañeros vivieron, sucedió porque esa era la verdadera naturaleza de Muriel Hotshot, que tarde o temprano su inclinación a la magia tenebrosa iba a salir a la luz. Pero, pensaba Isis, ¿y si sus propios compañeros eran los culpables de que ella se convirtiera en una bruja oscura? No es un secreto que todo lo que hizo fue en venganza de las cosas terribles que ese grupo de muchachos le habían hecho. Entonces, ¿estaban bien las acciones de Muriel? Claro que no, ¡los quería matar! Pero eso no significa que Draco y sus amigos fuesen buenos, si no lo eran, entonces ¿había hecho mal al intentar salvarlos? No lo creía, era lo que tenía que hacer, eran sus amigos al fin y al cabo ¿eso significaba que ella era como ellos? No lo sabía, había escuchado a la señora Boothe decir mil veces "dime con quien andas y te diré quién eres", la mayoría del tiempo le agradaban, pero no estaba de acuerdo en muchas de las cosas que hacían, llamar a la gente Sangre sucia, por ejemplo.

Entre más pensaba, más se convencía de que la forma en como dividían a los estudiantes en la escuela era muy tonta, el sombrero seleccionador le había dicho a ella que tenía un pequeño león naciendo, claramente eso significaba que tenia virtudes de una Gryffindor, sin embargo, la había enviado a Slytherin. Desde ese momento ella será siempre vista como una, sin importar nada, y no es que no le agradara pertenecer a su casa, pero, ¿por qué tenía que actuar como si encajara en un molde? ¿Qué tal si ella era una Slyffindor o una Ravenpuff? Nunca lo sabría.

La señora Boothe la sacó de sus pensamientos "¡La comida está lista!" gritó, ella se fue contenta por su plato de pasta bañada en mantequilla y por un muy largo tiempo no volvió a pensar en aquello.

Pasadas un par de semanas, su padre, como cada año, la obligó a acompañarlo a la mansión Malfoy. No le gustaba ese lugar, cada que entraba sentía como si un millón de ojos invisibles la estuvieran observando, era frio, y todo estaba tan meticulosamente organizado que daba la impresión de que no se podía tocar nada, era una casa inmaculada.

El único sitio en que se sentía un poco más cómoda era la habitación de Draco, allí pasaba la mayoría del tiempo.

—Este año si que entraré al equipo, mi padre me lo aseguró —decía admirando su escoba nueva, la Nimbus 2.001—. Si el idiota de Potter pudo, yo lo haré sin duda, soló lo dejaron entrar al equipo por tener esa estúpida cicatriz en la frente, no es nada especial, cualquiera se hace una.

Draco siguió parloteando sobre Harry por alrededor de una hora, Isis ya lo había escuchado mil veces enunciar cada uno de los defectos de Potter, su mente estaba en otra parte. Justo debajo de ellos estaba su padre reunido con los Malfoy y otro par de magos, hablando de cosas, que ella creía, eran muy importantes.

Desde antes de salir a vacaciones Isis intuía que algo muy extraño pasaba a su alrededor, todo el año su padre actuó sospechosamente, y ella creía que tenía relación con todo lo ocurrido con Potter y sus amigos al final del curso. Decían las malas lenguas que lo que Harry había logrado era evitar que el que no debe ser nombrado volviera, al parecer no había muerto del todo en la ultima guerra mágica. Pensar en eso le producía escalofríos, porque significaba que estaba por ahí y en cualquier momento podía regresar, le producía aún más miedo imaginar que su padre pudiera estar involucrado, desde el regreso a la hilandera, por más que ella intentaba hacerlo hablar, él no le había querido mencionar ni una palabra acerca de ese asunto.

Si las sospechas de Isis eran ciertas, y su padre estaba involucrado, necesitaba enterarse de lo que pasaba en el piso de abajo. Pero primero debía deshacerse de Draco.

—Es increíble ¡Increíble! que la gente lo crea especial, aún más cuando se junta con esa ponzoña, los pobretones de los Weasley, estoy seguro de que toda su casa cabe en está habitación, su padre es de lo peor, tiene una enferma fascinación por los muggles, me lo contó mi padre, está planeando una ley para defenderlos ¡¿Puedes creer eso?! Un mago de sangre limpia defendiendo a los muggles y a los sangre sucia, como la sabelotodo de Granger...

—¡Draco! —lo interrumpió Isis desesperada—. Tú... ¿quieres grajeas dulces? Voy por unas a la cocina —dijo para poder salir de allí.

—Claro, vamos —procedía a pararse de la cama.

—¡No!... tu quédate aquí... yo... yo....

—Tú.... ¿Qué pasa Isis?

—Es que, en realidad, necesito ¡en serio! usar el baño —por fin se le ocurrió algo.

—Jajaja está bien, para eso no puedo acompañarte.

Isis partió cautelosamente escaleras abajo, no había nadie al acecho, solo escuchaba a lo lejos las voces de los sirvientes en la cocina. Atravesó el salón principal sin hacer ni un solo ruido, debía girar por el pasillo a la derecha para llegar al comedor, pero cuando lo hizo ¡Oh sorpresa! Ya alguien estaba ahí, escuchando. Era Dobby, el elfo domestico de los Malfoy, Isis se devolvió a esconderse atrás de la pared antes de que Dobby la viera ¿por qué ese elfo se interesaba en las conversaciones de sus amos? Él estaba muy concentrado, ella no podía ni imaginarse lo que le pasaría si lo encontraban. Pero, si se estaba arriesgando de esa manera, debía ser porque algo muy serio estaba sucediendo.



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En el texto hay: harrypotter, dracomalfoy, slytherin

Editado: 28.02.2021

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