La novedad más grande que esperaba a los alumnos de Hogwarts en su regreso a clases, era la llegada del nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, nada más y nada menos que Gilderoy Lockhart, el afamado aventurero, autor de múltiples libros sobre sus encuentros con las monstruosas criaturas del mundo mágico. Era toda una celebridad, había ganado cinco veces el premio a la sonrisa más encantadora de la revista Corazón de Bruja. Las chicas en la escuela estaban encantadas, entre Hagrid y el profesor Flitwick no había mucho que pudieran disfrutar, ahora sus ojos gozaban.
Isis, aunque había tenido que fingir frente a su padre que estaba tremendamente indignada porque no le habían ofrecido el puesto a él, definitivamente, estaba incluida en el grupo de admiradoras del maestro de rizos dorados, no lo admitía públicamente, pero no podía disimular. La primera clase de los Slytherin con el profesor fue bastante extraña, él parecía agotado y estresado, había unos cuantos duendecillos sueltos vagando por el aula. Sin embargo, eso no evitó que apareciera bajo una lluvia de pétalos y dejando que sus rizos flotaran en el aire. Por supuesto dieron un repasó por sus libros, pero no de cualquier manera. El maestro caminaba cautelosamente entre los estudiantes con su varita empuñada, mientras tanto Goyle aullaba “¡Auú! ¡Auú!” fuertemente, al llegar a él “¡HOMORPHUS!” gritó el profesor, y el hombre lobo cayó derrotado. Isis y todas sus compañeras, babeaban con sus habilidades actorales, Zarah incluso se atrevía a guiñarle el ojo de vez en cuando.
A parte de la llegada del profesor, todo seguía relativamente igual en el castillo, Isis pasaba los días junto a Blaise, riendo y estudiando. Las clases se volvían cada vez más difíciles, pero Severus había decidido que su nivel en pociones era muy superior al de los demás estudiantes y no quería atrasar su proceso. Así, el profesor colocó a su hija y a Hermione Granger, la mejor estudiante de la escuela, en un programa especial de Pociones avanzadas. Durante la clase, que compartían Gryffindor y Slytherin, las brujas podían divertirse creando en libertad toda clase de pociones a las que sus compañeros no tenían acceso. Hicieron unas divertidas con las que podían hacer crecer el cabello y curar las espinillas, también estudiaron la teoría de algunas más serias y peligrosas, pero Severus no las dejó prepararlas.
Definitivamente la clase pociones hacía que Isis madrugara sin pereza y leyera los libros sin dormirse, encontró en Hermione a alguien en quien se podía ver reflejada, le encantaba estudiar con ella, siempre entendía las recetas a la primera y no le daba miedo arriesgarse a probar nuevos ingredientes, una vez intentaron hacer solución chispeante, en vez de hacerla con cristales de oxalato, decidió usar cristales de estruvita para que fuera más poderosa, la mezcla subió como espuma y callo en sus zapatos, que quedaron relucientes por al menos tres meses. Si bien cuando recién la conoció creyó que era arrogante y terca, entendió que ella había actuado de esa misma manera a los ojos de Hermione. Sus únicos contactos sucedían durante las clases, pero eso bastó para que Isis la empezara a considerar una amiga.
El final del primer trimestre llegó rápidamente, la temporada de Quidditch estaba a punto de iniciar y Draco no hablaba de otra cosa, ya le había insistido mil veces al capitán que le diera una oportunidad, pero él le repetía que el equipo estaba completo. Decepcionado y furioso, se quejaba todo el tiempo, Isis tenía que aguantarlo siempre hablando de lo mismo, era muy importante para él entrar al equipo, no solo porque le encantaba el Quidditch sino también porque era su oportunidad de demostrar que era mejor que Harry.
El día anterior al primer entrenamiento había un gran alboroto en la sala común de Slytherin, todos los estudiantes estaban reunidos en un gran circulo observando algo, cuando Isis llegó al lugar no entendía que pasaba. Vio a Blaise muy adentro del tumulto de personas indicándole con la mano que fuera hasta allí, la cara de completa emoción del muchacho hizo que Isis se abriera paso rápidamente entre todos para ver qué ocurría.
—Les advierto, quiero que todos se compren los mejores omniculares que existan, los van a necesitar para poder vernos volar en la cancha —era Marcus Flint, el capitán del equipo—. Quiero ver las graderías a reventar porque este año nadie nos podrá arrebatar la copa.
Se escuchó un gran vitoreo. Marcus y todos los del equipo sostenían escobas, pero no eran cualquier grupo de escobas, eran nada más y nada menos que Nimbus 2.001, las más rápidas en el mundo, prácticamente imposibles de detectar a su máxima velocidad. Isis estaba boquiabierta, esos musculosos chicos sosteniendo esos espectáculos de escobas se veían terroríficamente imponentes, definitivamente los podía ver ganando la copa. Pero había algo más, en medio de ellos estaba Draco, sonriendo de oreja a oreja, sosteniendo una de las escobas.
—¡Ah! Y antes que lo olvide —volvió a hablar Marcus—. Tenemos que agradecer todo esto a ¡Draco Malfoy!, nuestro nuevo buscador.
Otro vitoreo retumbó en la sala común, “¡Malfoy, Malfoy, Malfoy!” gritaban todos al unísono. Los golpeadores del equipo subieron a Draco a sus hombros para que él pudiera disfrutar de su momento de gloria.
Isis quedó de cuadritos, por supuesto que Draco iba a encontrar la manera de entrar al equipo. “Terrible” pensó, “ahora se pueden comprar los cupos”, ¿cómo podían aceptar eso?, a nadie parecía importarle, todos festejaban y felicitaban a Draco como si fuera un héroe. Obviamente Isis quería que Draco lograra entrar al equipo, sabia cuán importante era para él, pero no de esa manera. Aunque terriblemente decepcionada, se fue a los dormitorios, no quería ver más como sus compañeros le rendían pleitesía a la canallada que estaba sucediendo.