Victimas Del Más Allá

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Facundo [...]

Espectacular. Música alta. Verano. Patio gigante solo para nosotros. Mucha comida. Piscina. Y relajación. Un plan perfecto. Bailábamos como locos y disfrutábamos de la música que sonaba por todo el patio. "We out here drippin' in finesse. It don't make no sense." Cantábamos apuro pulmón el remix de la canción de Bruno Mars "Finesse" con Cardi B. 

Nos tiramos a la piscina para sacar ese calor que nos había dado el sol y el bailar y bailar. Salpicábamos para todos lados el agua fría de la piscina mientras nos reíamos y seguíamos cantando las canciones de Bruno Mars. "Don't believe me just watch." Se escuchaba "Uptown Funk" de fondo. 

Nuestros gritos parecían como si fuera una gran fiesta pero solo éramos seis. Nuestras carcajadas aumentaron cuando vimos resbalarse a Matías mientras corría al borde de la pileta. Nos aseguramos de que nada malo le había pasado y seguimos riendo. 

[...]

—"Fue un gran día."—dijo Pilar mirando el atardecer con su cabeza apoyada en Matías. Apa. Matías no nos había contado sobre eso. ¿Qué estaba pasando entre Matías y Pilar?

—"Lo fue."—sonrió Agustín.—"Yo creo que nos hacía falta un poco de descanso, música y cerveza." 

—"Obvio. Nos hacía mucha falta."—rio Kelsey.

El atardecer era hermoso. Mezcla de violetas, naranjas, rosas y amarillos se combinaban en el cielo. La brisa era perfecta, ni fria ni caliente: tibia. Nada mejor que pasarla con ellos, mis mejores amigos. 

Matías [...] 

Acompañe a Pilar a su casa y la despedí con un suave beso en su mejilla. Podría decir que mis sentimientos por ella, se iban despertando cada vez más. Me gustaba. Sus mejillas se tornaban rojas cuando le decía algún alago. "Que linda que estas hoy." "Te queda muy bien lo que llevas puesto” Le decía. 

Al despedirla caminé hasta casa donde me encontré con mi madre y mi padre nuevamente. No dirigí siquiera la palabra y subí hasta mi habitación. No pensé en bajar a cenar ni mucho menos en hablar con ellos y "solucionar las cosas." Kelsey nos había mostrado aquellos lemas de Mateo Mc'Brown y Alonso Mc'Brown. Demasiados confusos. Busqué en internet si aquella frase pertenecía a algún lugar y como varias veces pasaba: no encontré nada. 

Recordé lo que Pilar había dicho sobre esa tal "Secta 12" y tampoco dude en buscarla en internet. Mis expectativas era muy pocas. Sí era una secta... Dudaba que se pudiera encontrar fácilmente por internet. No encontré nada pero por las dudas revisé todas las búsquedas y pude encontrar algo. Un libro.  "Secta 12. Hören Sie nie auf zu glauben dass es immer Einen Infizierten gibt." Abrí los ojos y mi confusión empezaba a actuar. 

Presione el sitio web y comencé a buscar información. Tomé mi cuaderno y comencé a anotar todo lo que veía interesante. Por lo que pude ver, era un libro de explicación de lo que era la llamada "Secta 12". ¿Qué? Seguí buscando. 

"No es fácil ser parte de la Secta 12. No te elegiremos si no demuestras que eres lo suficientemente fuerte como para superarlo. Te haremos pruebas si quieres entrar y si las pasas, deberás cumplir con todo lo que se te diga. Y deberás mantener todo en secreto." Leí. Al instante se me vino la idea al cerebro de comprar aquel libro. No había ejemplares, era a pedido. Para hacer el pedido debías dar tu información personal: Nombre, nacionalidad, teléfono. "No." Me dije. Revise aún más la página y al ver el precio del libro, mi corazón casi se para: 300 dólares. ¿Dónde iba a conseguir 300 dólares para comprarme un estúpido libro? No sé. Además que dar mi información personal a una secta, no era lo más seguro. 

Guarde y tome algunos screenshots de la pantalla y además anoté en el cuaderno varios garabatos y cuadros conceptuales sobre aquel libro. Alguien toco mi puerta y de la concentración se me olvido responder. Otra vez escuche el golpe en mi puerta y mi cerebro despertó y contesté: "¿Quién es?", "Mamá" Escuché.

—"¿Puedo pasar?"—dijo al abrir la puerta y entrar a mi habitación.

—"Ya pasaste."—conteste girando mi cuerpo con la silla.—"¿Qué necesitas?"—cerré mi computadora rápidamente. 

—"Hijo, me duele que seas así pero tienes que entender. Estamos en una lucha constante."

—"¿En una lucha constante qué? Yo—resalte mi pronombre. —estoy en una lucha constante. No tienes ni idea de lo que estamos pasando. —solté. —Así que si vas a venir con que quieres volver a ser madre e hijo sin complicaciones y todo feliz, tienes dos opciones. —explique.—O me decís la verdad o lo que sabes de la muerte de Mateo Mc'Brown o se terminó todo acá."—su cara cambio de ánimo.

—"No te olvides de que las personas que te mantienen somos tu papá y YO."—se auto resaltó. —"Así que si se terminó todo, te vas a tener que mudar a otro lugar, porque en mi casa no te quiero ver más."—no pude evitar sorprenderme por la actitud de mi mamá. Tan solo unos segundos después, mi papá llego y escucho el caos. Paso por el pasillo que daba camino hasta mi habitación y miro a mi mamá con una mirada no tan feliz: una mirada decepcionada y enojada a la vez. 

—"¿Qué paso?"—miro a mi mama como si ella fuera la culpable de todo. El tono de su voz era cansado, rasposo. Y su mirada y cuerpo también. Parecía que había tenido un no tan buen día de trabajo pero que también había pasado algo con mamá que no sabíamos. 

—"Nada, Iván."—contestó cortante. 

—"¿Me vas a seguir mintiendo? O mejor... ¿Le vas a seguir mintiendo a tu hijo?"—hablo como si hubiese sido un tema que ya habían hablado un par de veces. 

—"Iván cállate."—intentó parar a mi padre mientras soltaba las palabras con sus dientes muy presionados.

—"¿Callarme? Eres una interesada, una drogadicta y además.... una asesina."

Mi campo de visión se empezó a tornar con nubes negras al escuchar "asesina". Asesina, todo ese momento escuchando esa palabra en mi mente. Como si mi yo interior me lo gritaba. "Tu madre es una asesina." Empecé a sentir que mi cara se paralizaba lentamente y la saliva se salía de mi boca sin que yo lo pidiera. Mi madre y mi padre desesperados llamaron a la ambulancia. Quería hablar pero no podía. La desesperación se apodero totalmente de mí. No podía hablar, tartamudeaba. Mi padre al ver mi desesperación me trataba de tranquilizar. "Todo va a estar bien." Decía. La ambulancia llegó y me ayudaron a sentarme en una silla de ruedas. No entendía lo que me pasaba. Estaba bloqueado.




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