Victoria lo dulce del dolor

Cap.: 4

Ese día Keidan se levantó temprano, era sábado y por tanto el día de su partido de fútbol. Se dirigió al baño, como todas las mañanas y se ducho. Al salir se paseó por su habitación y se colocó una camiseta negra, al colocarla se dio cuenta de algo; estaba completamente amarillo, rápidamente se dirigió al espejo y noto que no solo estaba amarillo, sino que también su adorado pelo rojo ahora era morado, enseguida se dio cuenta de lo que había pasado y grito con todas sus fuerzas:

- ¡¡Victoria!!

Victoria ese día se levantó temprano para prepararlo todo, ella estaba haciendo todo de acuerdo al plan.

Un día antes...

Victoria se sentía realmente intrigada por saber que sus padres hablaban con Keidan, pero que podía hacer si la mandaron a su habitación, ella debía estar allí si no quería meterse en problemas. Al subir descubrió que alguien lanzaba piedrecitas a su ventana, y al asomarse era el, aquel chico que la había salvado de convertirse en puré de las tres satánicas. Pero ¿Cómo había conseguido su dirección?

Enseguida abrió su ventana llevándose un golpe en la cara por parte de una piedra que él había lazado.

- Auch - se quejó sobándose la frente.

- Lo siento. ¿Puedes bajar? -dijo uniendo sus manos en forma de súplica y poniendo ojos de cachorrito. (o al menos lo intento)

- Mis padres están en la sala -dijo excusándose.

- Baja por la ventana -dijo con una media sonrisa y subiendo y bajando las cejas.

- ¿¡Estás loco!? -dijo alarmada y al mismo tiempo riendo por su expresión. - ¿Por qué quieres que baje?

- Es que necesito hablar contigo, es importante.

- ¿tanto que no puede esperar a mañana? – pregunto alzando una ceja.

- tanto que podría morir si no lo digo ya. – aseguro.

- ok, espérame ya bajo. -dijo alejándose.

Se acercó a la puerta de su habitación y se aseguró de que no hubiese nadie, pues ni muerta bajaría por la ventana, bajó por las escaleras, salió por la puerta trasera y allí estaba él.

- Espero que sea bueno -dijo en forma de advertencia.

Él solo se acercó un poco más a ella y la envolvió en un abrazo y estando así le susurró al oído:

- Estas hermosa. -logrando de inmediato que ella se sonrojara- ¿sabes que nunca te había visto sin el uniforme?

¿Pero qué era esto? (se preguntó ella) cuando estaba junto a él se sentía extraña, es como que, si estuviera corriendo una larga carrera, pues su corazón latía muy rápido.

- ¿Y que querías decirme? -dijo para cambiar de tema.

Él se separó de ella con una sonrisa pues supo lo que ella trataba de hacer.

- Primero mi nombre es Nicolás Calzón. -dijo extendiendo su mano.

- Y el mío... -no llegó a terminar cuando él la interrumpió.

- Si ya lo sé, Victoria Justin. -dijo entrando las manos en sus bolsillos.

- Y ¿Cómo lo sa... -otra vez la interrumpió.

- ¿Cómo lo sé? -dijo asiéndose el adivino- yo investigo a las personas que me importan -dijo guiñándole un ojo- además tu hermano es Keidan Justin capitán del equipo de fútbol en el que yo estoy.

Le contó que estaba allí porque tenía un plan para que ella se vengara de Keidan, y que de una vez por todas reconociera su importancia. Lo que no la dejo muy convencida, después de todo ¿Por qué un amigo de Keidan la ayudaría? ¿Tenía lógica eso?

- Entonces, ¿aceptas? -dijo al final.

- No lo sé, Keidan es malo conmigo, pero él me quiere al fin y al cabo soy su hermana. -aseguró ella. - y tu...

Enseguida su teléfono vibró en su bolsillo dándole a saber que tenía un mensaje, enseguida lo abrió se dio cuenta de quién era. Busco alrededor, y rio amargamente él la estaba espiando.

- Esta bien, lo haré -dijo decidida.

- ¿Que te hizo cambiar de opinión tan rápido? -pregunto curioso y con el ceño fruncido.

- Creo que una señal divina -dijo ella enseñándole la pantalla del móvil.

Luego se despidieron y ya saben lo que pasó. Una de las cosas más importantes para Keidan era la apariencia.

Fase uno del plan completada:

*Dejarlo en vergüenza frente a sus amigos.

Y esto se ponía mejor.

Mientras...

Keidan estaba dirigiéndose al partido de fútbol y pese a sus intentos de cambiar el color de su piel y su cabello no lo había logrado a tiempo para el partido y pese a que acusó a Victoria con sus padres ellos solo se rieron, pues pensaron "es una broma inocente, después de todas las bromas pesadas de Keidan."

Ese día todos se burlaron de Keidan: sus padres, su novia, sus amigos, su propio equipo, si hasta el equipo rival se reía.

Ahora los dos equipos se encontraban en empate y solo faltaban uno segundos para que se acabase, el momento crucial donde un error te puede costar todo el partido, y Keidan buscaba apoyo entre la multitud, entonces la vio, era ella, ella estaba ahí, pero ¿Para qué? ¿Para qué había venido? ¿Para burlarse de él?, pero estaba sonriendo, no una sonrisa de burla, una sincera, ¿Podría ser que ella lo vino a apoyar?

Nadie de su familia había venido nunca a verle y aunque no estaba seguro que ella lo apoyara se esmeró por anotar el último gol que su equipo necesitaba. Cuando lo hizo todo el público empezó a gritar, unos tristes porque su equipo había perdido, lanzando maldiciones y quejándose por haber apostado; y otros celebrando la victoria de su equipo. Pero Keidan solo podía pensar en una cosa, la reacción de la única persona que lo vino a ver, pues ni su querida "novia" había querido venir.

La buscó con la vista, entonces la vio correr, ¿Correr hacia él? ¿En verdad venía a felicitarlo? ¿Que debía hacer? ¿Le debía corresponder o solo ignorarla?

De repente todas sus preguntas fueron contestadas por Victoria que pasó a su lado veloz como el viento y con una gran sonrisa, dejándolo impregnado de su perfume con olor a rosas. Rápidamente se volteó, quería saber a donde ella se dirigía. Cuando la vio saltar sobre Nicolás, mientras lo abrazaba, él le correspondió el abrazo y la elevó del piso por las piernas. Esto en verdad enfureció a Keidan.



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En el texto hay: secretos, amor, odio

Editado: 15.01.2023

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