Victoria lo dulce del dolor

Cap.: 5

Keidan esa noche no pudo dormir, rodó en su cama varias veces para poder hacerlo y aun así no pudo. La imagen de Victoria abrazando a Nicolás no salía de su cabeza. Intento sacarlas de su cabeza, pero no se iban. ¿Cuándo paso esto? - se preguntó a sí mismo- ¿Cuándo le empezó a importar tanto lo que hiciera o dejara de hacer ella?

Entonces lo recordó: recordó todas sus sonrisas despampanantes que solo eran para él, las noches de tristeza donde solo ella lo consolaba, esos días cuando tenía 10 años y decidió empezar a practicar en fútbol y ella era quien jugaba con él a pesar de su mal humor, de sus abrazos, sus regalos cumpleaños tras cumpleaños, pero en especial se acordó de una noche.

Flash back

Era una noche lluviosa, de esas en las que llueve tan fuerte que crees que el cielo se caerá en cualquier momento. Esa noche Keidan se levantó sobresaltado otra vez había tenido una pesadilla, se sentó sobre su cama y se dio cuenta de que estaba cubierto de sudor. entonces escuchó que la puerta se comenzaba a abrir.

- ¿Quién es? -preguntó algo molesto porque no tocaron.

Nadie respondió del otro lado.

- ¡¿Quién es?! -preguntó algo alarmado.

Entonces cayó un rayo y Victoria entró corriendo.

- ¿Qué haces tú aquí? -dijo dando a notar su molestia.

- Es que... pensé...que quizás me podías... -dijo algo nerviosa.

- ¿Qué? ¿Qué podía qué?

- Dejarme dormir contigo -dijo algo avergonzada

- ¡¿Qué?! no me digas que le sigues temiendo a los rayos.

Ella solo bajo la mirada. Esto debía ser una broma y justo ese día sus padres tenían que salir y dejarlos con una estúpida niñera, se suponía que los cuidaría, pero era una señora amargada que lo quería pasar tiempo con su nevera y televisor, hasta quedar dormida frente a el mismo. -pensó él.

- Sube -dijo haciendo un ademán con su mano

Ella le sonrió ampliamente dejando a ver su blanca dentadura, subió y se acurruco a su lado. Después de unos segundos él notó que temblaba así que la abrazo, entonces ella hizo una pregunta que él no se esperaba:

- ¿Keidan?

- ¿Si?

- ¿Tú me odias? -preguntó poniéndose de frente para poder verle a la cara.

Ella le dio una mirada cargada de tristeza y él odiaba verla sí.

- No Vic, no te odio, solo te quiero de una forma diferente.

Ella se acercó y le beso en la mejilla, por lo que el corazón de Keidan comenzó a latir muy rápido y sus manos comenzaron a sudar.

- Te quiero mucho Keidan. -dijo acurrucándose nuevamente a su lado.

Fin del Flash back.

Esa noche fue cuando todo comenzó, pero debía dejar de pensar en Victoria. Tomó su teléfono y puso a reproducir la música, entonces comenzó a sonar ¿qué debería hacer? de eotteokhajyo, entonces se dio cuenta este no era su teléfono, aun así, le gustaba la canción le recordaba a Victoria. Era inevitable para él pensar en ella y con ese sentimiento se durmió.

Al día siguiente era domingo y había una fiesta, justo en la casa de Nicolás para celebrar triunfo en el partido de fútbol. Keidan se alistó tarde como siempre hacía para cada fiesta. Con ayuda de su madre había logrado que su cabello y su piel volvieran a la normalidad y ya estaba listo para ir a la fiesta. Era un chico guapo, de los más guapos del instituto, era alto, de tez clara y labios rosa, cabello pelirrojo liso y desordenado que siempre caía alrededor de su frente; complexión atlética, esos músculos que a toda chica volvían loca, sonrisa seductora y que brillaba como el sol. Si era guapo.

Ese día llevaba una camisa azul marino, ceñida a su cuerpo con los dos primeros botones desabotonados y un pantalón negro que también se ceñía su cuerpo.

Mientras Nicolás ya tenía todo listo para la tercera fase del plan y solo esperaba a Victoria...

Victoria -pensó él- nunca había conocido una chica tan parecida a él, además de que era hermosa, tanto que al verla de cerca parecía una visión, una visión que no estaba dispuesto a compartir menos con Keidan.

Vio el reloj, si ya era la hora.

Mientras en casa de los Justin, Keidan ya estaba listo para irse a la fiesta, bajo a la sala y al bajar pudo darse cuenta de que sus padres estaban ahí, también Victoria.

Ella estaba hermosa -pensó él: tenía unos tacones negros de plataforma, un vestido azul ceñido a su cintura, de vuelo, con escote de corazón y sin mangas; su pelo largo y negro estaba suelto y brillaba más que nunca; sus labios... sus labios -se detuvo ahí un largo rato- estaban más rojos que nunca y sus ojos tenían un brillo especial, uno que no veía desde hace tanto.

- ¡¡¡Keidan!!!

Se escuchó por toda la sala. Entonces salió de su ensoñación y miro a sus padres que lo llamaban.

- ¿Qué pasa? -preguntó él.

- ¡¡No!! por favor mamá, papá puedo ir sola -dijo suplicante Victoria, viendo a uno y luego al otro.

- ¿Qué pasa? - vuelve a preguntar Keidan.

- Queremos que lleves a Victoria a la fiesta -dijo su padre- lo siento hija, pero no puedes ir sola. Y ponte la chaqueta.

- Pero... - contrataco.

- ¡Nada de peros señorita! -la interrumpe su madre.

- Claro, la llevaré -dijo con una sonrisa Keidan.

- ¡¿Enserio?! -preguntaron todos muy sorprendidos.

- Si, yo la llevo ¿Vamos? -preguntó dirigiéndose a Victoria.

Esto le pareció muy sospechoso a Victoria, pero decidió dejarlo pasar, sus padres no la dejarían ir de no ser con él, ya no tenía de otra. Salieron hacia fuera al despedirse de sus padres, enseguida Keidan se subió en su moto.

- Sube -dijo un sonriente Keidan.

Victoria sabía que algo tramaba, pero ¿Que era? suspiro profundo y subió a la moto.

- Ya -le avisó Victoria.

- Tienes que sujetarte -dijo Keidan casi explotando de la risa.



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En el texto hay: secretos, amor, odio

Editado: 15.01.2023

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