Victoria lo dulce del dolor

Cap.: 13

- ¿Dices de quedarme contigo? ¿Ahora? - pregunta sin creerlo.

Había dicho que estaba sola en casa, entonces ¿Por qué lo invitaba? ¿Tanta confianza le tenía o era algo intencional? Pero conociéndola, ella no sería capaz de invitarlo para eso, era tan pura que a veces no podía creerlo.

- Claro, si no puedes o no quieres, está bien, yo no... - trató de decir ruborizada.

- No, digo sí, me encantaría. - afirmó rápidamente.

Ambos se pusieron de pie y caminaron hacia la casa de nuevo, para luego ella abrir la puerta para él.

- Puedes sentarte ahí. - Le señaló el sofá. - ¿Quieres algo de tomar? Tenemos leche, café, soda y zumo también o ¿Qué tal algo de comer? Un emparedado o tal vez palomitas.

- Cálmate - se rio, se notaba que estaba muy nerviosa. - Una soda estará bien.

- ¿Y palomitas? - le devolvió la sonrisa.

- ¿Qué, veremos una película? - preguntó algo confundido.

- Si, si no te molesta. - él negó. - ¡genial! ¿Puedes escoger una? Esta sobre el estante. - señaló la parte de abajo del pequeño estante blanco con rojo y se fue hacia la cocina. - la verdad nunca había traído nadie a casa, no sé muy bien que es lo que se hace. - respiró hondo.

Tomó las palomitas y las metió al microondas y luego al referí por la soda. Al terminar dio vuelta sobre su eje para volver a la sala, cuando vio a alguien recostado en el marco de la puerta.

- ¡Casi me matas de un susto! - reprochó exaltada.

- Aquí está la película. - dijo calmado mientras levantaba la película.

Entonces se enderezó para empezar a caminar hacia ella, más cada paso que daba era uno de retroceso para Victoria, hasta que llegó ese momento odiado por cada persona que intenta huir de algo, chocó contra la meseta y ya no había a donde ir. Sus cuerpos estaban muy cerca el uno del otro que sus respiraciones se volvieron una, sus latidos aumentaron al instante deteniendo el tiempo allí mismo y aunque hacía frío parecía que fuera verano. Su aliento olor a menta chocaba contra los labios de Victoria y él podía respirar su dulce perfume olor a rosas.

- ¿Te he dicho que eres hermosa? - la miraba fijamente. - eres lo más bellos que me pudo pasar ¿Sabes? Y no quiero perderte. - pasó una mano por su mejilla delicadamente. - es como si te hubiera buscado toda mi vida sin saberlo, como si te necesitará, te esperaré sin desearlo y te encontré sin buscarte.

- ¿Qué-qué... ¿Qué quieres decir?  - dijo tragado en seco, más nerviosa de lo usual.

- En un mundo de oscuridad he encontrado una luz y no la quiero dejar ir. No sé si por eso soy egoísta, pero me gusta serlo cuando se trata de ti. Lo que te he querido preguntar toda la tarde Victoria, es que te amo ¿te gustaría ser mi novia? - dijo la última parte casi en un susurro queriendo romper el espacio que quedaba entre ambos para besarla.



#190 en Joven Adulto
#3122 en Novela romántica
#946 en Chick lit

En el texto hay: secretos, amor, odio

Editado: 15.01.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.