Vida Abundante.

Sobreviviendo

Gerardo sostuvo la rosa amarilla a la altura del pecho,el crepúsculo estaba cayendo. Estaba desolado, vacío.

Deseaba liberarse de ese peso agobiante,de todo lo que ella significaba. Dejó caer suavemente la rosa en el mar. La miró. El mar la movió con sus olas de aquí para allá.

A pesar del viento frío y de que la llovizna no dejaba de caer, Beatriz se quitó los tenis de lona y se deshizo del suéter delgado que la cubría. Su bolso cayó de su mano.

Los pies descalzos tocaron la arena dela playa paso a paso,el agua le llegó a los tobillos, luego a la pantorrilla, después a las rodillas.

Muy pronto,a medida que se introdujo en el mar, Beatriz sintió las olas golpear su pecho, tenía miedo, mucho miedo.

-Vamos Betty - se dijo a sí misma,- no seas cobarde!, Andrés,ya está hecho y derecho ...y a Santiago no le importas un comino.- sollozó. Una tristeza tan honda hizo presa de ella. No. No había nada a qué aferrarse.

El agua comenzó a llegar con fuerza, golpeándole la boca. Trago un buen de agua salada. Lloró.

Solo a ella se le ocurriría suicidarse en la playa.

-Vamos Beatriz,ya es lo último... te lo prometo!- se animó a sí misma mentalmente. Y se dejó llevar.

Se hundió.

Unos segundos después sintió como la corriente la tomaba con fuerza y se daba vueltas dentro del mar.

Luego, comenzó a llegar hasta la superficie a respirar de nuevo. Ella, que había planeado suicidarse rápida y románticamente,con un mar en calma y un sol de atardecer siendo tragado por el mar en el horizonte.

Así quería ser tragada también ella,morir,como el sol de la tarde.

Con lo que no contó fue con la agonía. Las boqueadas por aire tragando agua. Agua salada que hacía arder sus pulmones.

Mientras más abría la boca, más agua le entraba.

Manoteo en un torpe intento de ascender a la superficie,y aspirar aire y no morir. No pudo. La corriente la arrastraba,la golpeaba ,la estaba cansando.

No pudo. Comenzó a convulsionar,la mente se le adormeció. Se quedó en blanco por un momento.

Alguien la jaló del cabello y le dolió un poco, allá a lo lejos. Un pequeño tirón como el que provoca el tirón de cabello de un niño.

Se desconectó de nuevo. Lo siguiente de lo que fue conciente,fue cuando tosió dolorosamente en la playa y un perfecto desconocido estaba sobre ella.

Tosió de nuevo y dolió tanto,que se tocó el pecho con una mano tremula y débil.

-Me escucha?, cuál es su nombre?- el desconocido repitió la pregunta como tres veces. Le dolían los ojos.

Intentó pensar y razonar,lo que él hombre estaba diciendo.

-Que?,- dijo a duras penas.

-Que cuál es su nombre?,como se llama usted?-

-Betty,... Beatriz. Beatriz Cantero Solís -dijo torpemente.

-Soy Gerardo, Gerardo Martinez para servirle - le miró con una especie de compasión.

-Tengo frío - dijo ella tiritando.

-No sé mueva - Se fue con rapidez hacia su Jeep, sacó rápidamente una manta, que en mejores tiempos había pertenecido a su hija mayor.

Envolvió a la pobre mujer con ella y la abrazó para infundirle un poco de calor.

Beatriz se soltó a llorar. Era el primer contacto humano, cálido y amable que recibía en mucho tiempo.

Gerardo carraspeó.

-No sé dé por vencida amiga - dijo titubeante.-Yo.. yo como usted, también he querido desaparecer.. pero no quiero darme por vencido... Aún no quiero hacerlo -

Hubo una conexión entre ellos en ese momento. Ella supo justo lo que era. Ambos lo supieron al mismo tiempo. Sus almas lo sabían.

Eran dos espíritus tristes,con un gran y doloroso peso encima. Deseando liberación. Considerando la muerte. Tocando fondo, buscando aire, deseando terminar el sufrimiento y aún así, luchando.

Luchando por sobrevivir en sus fragmentados mundos personales.

Hola!

Te saluda Anna Mar. He decidido compartir con ustedes otra más de mis historias. Esta, está siendo publicada en facebook,y he decidido traerla aquí para vosotros.

Espero que disfrutes la lectura y que tu espíritu sea alimentado de alguna forma.

Acompáñame a descubrir el camino del que sufre, del que no ve la salida, de aquel que quiere desaparecer.

El camino guiado, la protección sobrenatural,la providencia divina.

Recuerda, siempre hay una salida. En Dios siempre hay.




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