Vida Abundante.

Vulnerabilidad.

"El que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra "

Gerardo desató uno a uno los botones del vestido de la mujer. Estaba completamente empapada ,y desmayada también.

Había estado enojado. Sí,era una completa tragedia que un paciente fuese dado de alta sin nadie que se responsabilizase de él.

Aún se preguntaba,como era posible que, hubiese una persona que no tuviese a nadie?

Sacudió la cabeza y le sacó el vestido por la suya. Estaba convencido por momentos de que estaba haciendo una buena obra.

Sin embargo el hecho de desvestir a esa mujer, aunque no lo estuviese haciendo por deseo personal,le trajo recuerdos.

Martha había sido el amor de su vida. Ella era hermosa,decidida,pulcra. También era emocional y aveces insegura. Todo lo que había hecho, estudiar, perseverar y ejercer, lo había hecho para formar con ella un hogar. Un pequeño pedacito de cielo en una tierra inhóspita.

Pero ese pedacito de cielo se convirtió en un infierno de dolor,temores y desconfianza, celos, discusiones y heridas profundas.

Que había quedado de su amor,del amor de ambos?,nada,solo dolor. Dolor y error. Martha era culpable de serle infiel y él era culpable de acostarse con otra mujer para intentar patética mente que ella sintiese lo que él sentía. Para que ella lo amase de nuevo y todo había salido muy mal. Se había liado con una mujer inestable y lo que sucedió después aún, aún lo arrastraba hacia abajo, hacia la locura del remordimiento.

Observó a la mujer desmayada, se inclinó para checar los signos vitales y los latidos del corazón.

Se fue y trajo ropa limpia, la secó y la vistió con delicadeza,por Martha,por la mujer que el había dañado con su dolor. Ojalá y tuviese perdón de Dios! Ojalá!.

Cuando abrió los ojos, comprendió que no estaba muerta y que tampoco estaba en su casa,se asustó un poco.

Se miró el cuerpo, tenía puesto un piyama color rosa palo de seda.Se tocó el pecho,estaba cubierta hasta las piernas con una suave y calientita manta. Miró alrededor,era una oficina y justo estaba acostada en un sofá reposet. En el brazo tenía una vía intravenosa y mirando hacia arriba vió un bote de suero fisiológico vacío. Se incorporó y lo siguiente que escuchó fue el sonido de trastos en algún lugar cercano.

Miró su reloj barato pero funcional y resistente,eran las once y media de la mañana. Se quitó la cobija y se levantó lentamente. Tenía hambre.

Miró su ropa doblada en una silla. Y entonces recordó su salida del hospital, la lluvia y luego.. nada.

Tuvo miedo, cómo había llegado a ese lugar? Alguno de esos ricos locos,deschavetados la habría recogido? Que estaría planeando hacer con ella?.

Ella muy bien sabía lo que era vivir en las colonias populares de Tampico. Veía diario las noticias,como para darse cuenta de la verdadera situación en cuanto a seguridad que vivía el común de la población.

Secuestros, asesinatos, desaparecidos,luchas por las plazas de distintos grupos del crimen organizado.

Ella sabía que podía caer en manos de gente muy mala,peor que su marido. Sabía que si eso sucedía, talvez nunca se volviera a saber de ella.

Recordó justo en ese momento a la enfermera, bastante insensible y grosera.Se estaba volviendo la gente insensible, indiferente al dolor humano, normalizando el vivir a diario con la violencia,debido a que tenían que sobrevivir en un ambiente así?

Se estaban conformando solo con sobrevivir y llegar a casa sanos y salvos?

Sacudió la cabeza. Alguien tocó la puerta. Le entró miedo. Se quedó en silencio aferrándose a la cobija.

La persona abrió la puerta lentamente asomando un poco la cabeza y echando una mirada a la habitación y a ella.

Los ojos de ambos se encontraron. Ella estaba bastante sorprendida.

- Despertó - dijo él.

Ella se cohibió.

-Su ropa está limpia - sin entrar en la habitación,le hizo una seña con la mano hacia la ropa doblada en la silla.

Ella tartamudeo un poco.-Gggracias- se le coloreó la cara de la vergüenza.

El asintió y salió dejando la puerta cerrada.

Beatriz se quitó el piyama con cuidado,se puso de nuevo su ropa de suicidio,le dió vergüenza saber que ese hombre, que la había salvado de la muerte,la había atendido en el hospital y finalmente la había vuelto a rescatar del abandono había visto su desgastada ropa interior y la había lavado. Suspiró avergonzada.

Dobló cuidadosamente la piyama rosa. Se puso los tenis de lona y dobló la manta, volvió a suspirar.

Se armó de valor y abrió la puerta para encontrarse con su rescatador.

El médico insistió en llevarla hasta su casa. Quería estar seguro de que realmente tenía un lugar donde vivir.

Ella bajó de Jeep y se volvió para agradecerle.

A Santiago, que lo había visto todo desde una ventana, se le comenzó a llenar la cabeza con ideas equivocadas acerca del hombre y su mujer. Y comenzó a subir la ira a sus sentidos.

En cuanto ella abrió la puerta y entro en la casa, Santiago la empujó con violencia. Ella cayó al piso.

-Quien es el fulano eh?- le dió una patada en el estómago. -Mirame!- le jaló los cabellos -Dime- quien es?-

-Dejame Santiago,- dijo débilmente

-Eres una...! creíste que nunca me iba a dar cuenta! No has venido en dos días!- le azotó la cabeza contra la pared. Soltó un montón de maldiciones y epítetos degradantes, mientras la golpeaba a patadas en pecho, estómago y piernas. Ella se encogió para protegerse y con las manos se cubrió la cara. Dolía mucho. Terriblemente.

Y no sólo los golpes dolían.. Dolía dentro,muy dentro de ella. Porque hacía mucho tiempo que él había roto y pisoteado sus sueños y esperanzas de un matrimonio lindo y respetuoso. Sus esperanzas de tener un esposo que la amase y la cuidase, alguien a quien ella pudiese amar y cuidar también.

Hacía muchos años,desde que Andrés era un niño pequeño,entre los tres y cuatro años, que Santiago se había desobligado de su familia. Ella trabajaba desde ese tiempo para mantener el hogar,y había continuado trabajando hasta hacía unos meses atrás, cuando por fin,Andrés había obtenido su título y había conseguido un empleo en Veracruz,a doce horas de distancia de su familia. Desde ese tiempo,rara vez,se ponía en contacto con ella.




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