Gerardo Martinez, había nacido a mediados de los años sesenta. Y había pasado su juventud en la época de los setenta,esos años que consideramos turbulentos debido a los hippies,la influencia de los programas estadounidenses sobre la juventud mexicana y los profesores patriotas contrarrestando esa influencia en las escuelas primarias y secundarias,con las biografías de los personajes como Benito Juárez o Madero. Narrandonos como los Estados Unidos habían forzado a Santa Anna a vender gran parte del país.
Martha María Valverde era dos años menor que Gerardo y se habían conocido en el bachillerato. El en quinto semestre y ella en el primero. Y se habían enamorado.
Martha era una belleza con unos ojazos color miel y una piel clara . Tenía el cabello castaño, largo hasta los hombros y una bonita figura, Gerardo se había quedado prendado de ella.
Se pusieron de novios al inicio del curso escolar y antes de la graduación, tuvieron su primer gran discusión.
Gerardo quería ser médico. El tercer hijo en una familia de ocho, con dos hermanas mayores, unos padres ocupados trabajando, muy pronto se dió cuenta de que quería una vida mejor. Era listo y bastante práctico. Tenía un tío en la marina así que bajo sus comentarios e instancias, decidió ingresar en la escuela de medicina de la Semar.
El detalle o detalles era que ingresar a esa escuela no sería nada sencillo.
Debería cumplir con ciertos requisitos y pasar exámenes físicos y psicológicos. Si lograba pasar las etapas de la selección y se le adjudicaba un lugar, debía internarse. No podría salir cuando el quisiese y aunque tuviese permiso, el costo del boleto de autobús era tanto que, seguramente no tendría dinero para cubrirlo .
Cuando Gerardo habló con Martha al respecto, ella no estuvo de acuerdo.
-Te imaginas cuánto tiempo tenemos que esperar para vernos!, seis meses?,un año?!- estaba escandalizada.
Gerardo se había quedado callado. Era un sacrificio que él estaba dispuesto a hacer, pero Martha tal vez no.
-Mi amor, yo debo estudiar si quiero ser alguien en la vida.-Ella se volteó enojada y triste. Ambos estaban sentados en una banca de una pequeña plazoleta de la colonia. El se inclinó para verla.- Yo ya he pasado por bastantes carencias y no quisiera que tú y nuestros hijos,si algún día nos casamos y los tenemos, pasen por lo mismo -
Ella seguía enfadada.Despues de un incómodo silencio, ella dijo:-Y no puedes estudiar esa carrera aquí?-
Gerardo suspiró.- no puedo. No tengo los recursos para hacerlo. En cambio si me voy a la escuela de la marina, ellos no me van a cobrar. - ella siguió callada.
-Se que será difícil, pero si nos casamos, que espero que tú quieras, quiero darte una buena vida -
Ella no respondió.- Prometo llamarte cada vez que pueda y escribirte cartas- le tocó un mechón de cabello que le acomodó tras la oreja.
-Cada vez que puedas? Y cada cuánto será eso?,ni siquiera tengo la seguridad de que me vas a llamar de verdad.-
-De verdad Martha,mi amor,te llamaré,lo prometo,cada vez que me den permiso te llamaré - le tocó la barbilla para girarle el rostro y que lo viese.
-Y te voy a escribir también -
Ella se soltó de sus dedos.- no me escribas,no voy a leer tus cartas- dijo enfadada.
-Entonces,quieres que terminemos?-
Eso la sorprendió.- Qué!,No!- se puso de pie.-
-Entonces que hacemos?- Gerardo también se puso de pie.
Ella meneó la cabeza -No lo sé - estaba desalentada.
-Por favor Martha,mi amor,te lo pido, hagamos ambos un esfuerzo,por nuestro futuro juntos. No soy capaz de presentarme ante tu padre, sin algo que me respalde. Debo estudiar para avanzar a una situación económica mejor -
Ella miró sus zapatos. Era cierto,si el se quedaba ahí,tal vez tendría que trabajar en un taller o en una fábrica. Y talvez si se casaban tendría que vivir con sus suegros y eso ni pensarlo.
Martha suspiró.
-Esta bien, vete si es lo que quieres -
Gerardo se animó -De verdad! ,estás de acuerdo?!-
-Si- dijo Martha quedamente.
Gerardo la cargó en brazos y le dió vueltas. Ambos se rieron.- De verdad apruebas que me vaya?-
-Pues no hay más remedio -
-No te arrepentirás ,te lo prometo,dijo tomandola de ambos brazos y besando su frente.
-Solo quiero pedirte dos cosas - ella lo miró - confía en mí. Cumpliré mi palabra. En cuanto termine la carrera y el año de servicio, volveré para casarme contigo.-
-Esta bien -
-La otra cosa que quiero pedirte es que me esperes y no me dejes por otro - Martha sonrió.
-No lo haré - Gerardo sonrió y la abrazó. Luego, comenzaron a caminar hacia la casa de Martha que estaba cerca.