Vida Abundante.

El día D.

Acá por el noreste de México hace mucho calor. Esperamos nueve días más para que salga la canícula. Si vives en el noreste,cuídate mucho y a los tuyos, mucha agua de limón y suero. Bendice a algún transeúnte o caminante que lo necesite,con agua o sueros, seguro lo necesitan mucho hasta llegar a su lugar de origen.

Este capítulo está dedicado a mi hermana Patty, que cumplió años ayer. Te quiero hermana, mis hijos te aman. Vendrán tiempos mejores, en Jesús todo es mejor, nuestro Señor te dé salud y bendiciones 😘.

Beatriz abrió la puerta de la habitación del segundo piso que había rentado. Era amplia y con un baño antiguo al costado,cuyos azulejos verde seco, estaban pasados de moda.

La habitación, que alguna vez fue pintada de color celeste, ahora se estaba descascarando. Suspiró.

Tomó la escoba que la señora Evita le había prestado y a eso de las once cuarenta y cinco de la noche,se encontraba cepillando las paredes,el techo y las ventanas.

Barrió el piso con ahínco. Después se fue a buscar un balde de agua y un trapeador. Tomó un poco de detergente que había por ahí, y prometió devolverlo al día siguiente.

Después de haber limpiado lo mejor que pudo, acomodó una vieja colcha en el piso y sobre ella tendió la colchoneta que doña Evita le había prestado. Ella no tenía ni cama,ni colchón. Solo un juego de sábanas viejita y una almohada hecha por ella misma,ella,solo había traído de casa unas pocas cosas,entre ellas,sus documentos personales,su acta de matrimonio y los documentos de su hijo Andrés.

Cerró la puerta muy bien, después de haber colocado los implementos de limpieza en su lugar en el patio.Puso sus cosas en el piso con cuidado y al fin, después de hacerse dado un baño, se acostó. Se cubrió el cuerpo con la sábana y se encogió en posición fetal , luego se echó a llorar silenciosamente.

Ciertamente y en ese tiempo, Beatriz no tenía una vida abundante,el futuro inmediato era más bien gris, deprimente.

Acostada esa noche,con el foco de pocos watts encendido, observó el techo gris y las paredes de la habitación. Sentía un vacío,el vacío que se siente cuando te das cuenta de que estás completamente solo. Creo que ese sentido de soledad tan profunda,una vez que se prueba,te limita a dar el siguiente paso. Prefieres simplemente soportar,lo que no se debe,antes de sentir esa soledad. Ese sentido de no pertenecer.

Era el día D. Cómo en la segunda guerra mundial,en las costas de Normandía. Era como si ella fuese un soldado caído. Desangrándose en la arena. Le dolió el pecho. Era el día en que ellos cumplían veinticinco años de matrimonio. Sus bodas de plata. Había vivido con Santiago durante veinticinco años,y le costaba asimilar el hecho de que ella le había puesto fin a la relación. La culpa tremenda la invadió inmisericorde. Ella era la culpable,por no resistir, por no perseverar, por no perdonar. A pesar de que él era el irresponsable,el maltratador,ella tomaba toda la culpa, porque ella le había puesto punto final a ese matrimonio, porque ya no soportaba más. Ella podía repetirse una y otra vez todas las razones por las cuales lo había abandonado y aún así,se sentía tan culpable y la razón de ello,era que ella había dado el paso fatal,el paso de la terminación.Y aún más lo sintió, porque al sincerarse consigo misma se dió cuenta que ya no lo amaba,sí, porque hacía bastante tiempo que había dejado de quererlo.

Sintió una opresión en el pecho. Un peso tan pesado sobre su espíritu que le dolía físicamente.

-Ay Dios mío!- clamo - dame una salida o no podré con todo esto.-

Las lágrimas brotaron de nuevo,y los sollozos se extendieron por la silenciosa habitación, extrañamente la ciudad estaba en calma.

Solo en esos momentos y por ese día se permitiría llorar, mañana no podría darse ese lujo, mañana habría que buscarse un trabajo. Un trabajo que le diese de que vivir. Siguió llorando hasta quedarse dormida.

Unos insistentes llamados,la despertaron sorpresivamente al siguiente día. Se levantó asustada y se alisó los alborotados cabellos.

-Beatriz!, Betty,!- era Paulina.

En cuanto se espabilo,fue prontamente a abrir. Era la voz de Paulina,su antigua vecina. Abrió la puerta,alisandose el cabello alborotado.

-Ay amiga ,ya te vine a despertar! Pero te tengo una buena noticia!-

-No te preocupes, pasa- Beatriz se sentía muy avergonzada de ser encontrada dormida tan tarde esa mañana.

-Te traigo unas muy buenas noticias !- volvió a repetir Paulina emocionada.

-Buenas noticias?!- Beatriz se animó un poco.

- Sí! Te recomendé para un trabajo amiga!-

-De verdad?!- una pequeñita luz de esperanza brilló en los ojos oscuros de Beatriz.

-Claro que sí!,mira- dijo sonriendo - una amiga de una amiga, está buscando alguien para trabajar en una tortillería, lo más bueno de eso es que está cerca de aquí y te he recomendado -

Beatriz estaba sorprendida,le pareció bastante bueno que pudiese conseguir trabajo también pronto.

-Casi..no puedo creerlo -

-Creelo Betty - dijo Paulina animadamente - la señora dice que si puedes ir hoy a las cinco de la tarde a checar lo del trabajo -

Beatriz se quedó en silencio por unos momentos, Paulina pensó que dudaba.

- Está cerca Betty, solo a cuatro cuadras,no tendrás que tomar transporte -

Se decidió.

-Si voy Paulina - dijo determinada, agarrándose a esa pequeña y frágil tabla salvavidas.




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