Fragilidad y fortaleza.

El apego o el querer es bueno, pero por supuesto,puede ser aplicado a personas y cosas que no convienen y que al final se convierten en tormento y dolor.

Beatriz estaba frágil emocionalmente y físicamente también, pero así,como los esclavos en Egipto y los esclavos en América, gracias a Dios, Bea se fue fortaleciendo poco a poco, aunque ella aún no lo percibía.

Ya tenía tres meses de trabajar en la tortillería y los que alguna vez han trabajado en alguna,saben cómo es, especialmente para los nuevos. Vivía muy cansada, agotada. Era una mujer en su madurez, con casi veinte años de trabajo ajeno doméstico y sinceramente ya no tenía la energía de la juventud.

El domingo era su día de descanso. Se levantó tarde,a las nueve de la mañana,se dió un baño relajante,lo cual significaba permanecer bajo la ducha unos minutos más de lo acostumbrado.

Luego se fue a la tiendita de la esquina y se compró un yogurt y una pieza de pan dulce.

Estaba aprendiendo a tomar decisiones para sí misma, todavía tenía que cuidar su gasto, pero se sintió por vez primera,en libertad de elegir algo que le gustaba mucho,un yogurt de nuez.

Anteriormente pocas veces compraba yogurt y por lo general cuando lo hacía, compraba algo que fuese beneficioso para la salud de Andrés como el Yakult o que le gustase a Santiago como el yogurt de fresa.

Ahora aunque el yogurt costase 20 pesos y la pieza de pan 10, ella se daba ese gusto su día de descanso, los demás días de la semana,procuraba comprar lo que fuese más económico. Hacer eso por lo menos ese día sentía que se cuidaba a si misma.

Mientras comía sentada de piernas cruzadas en la colchoneta en el piso de su habitación, miró alrededor, tenía ahorrados mil quinientos pesos, quería comprarse un celular mejor, pero también quería pintar esa habitación y el cuarto de baño.

También necesitaba una mesa y unas sillas, pero eso podría esperar un poco más,el viejo celular de teclas, que Teresa le había regalado,todavía servía bastante bien, también necesitaba ropa, pero podía esperar hasta noviembre,en dos meses más.

Por supuesto que ella quería verse bien, pero debía esperar un poco para eso. Tenía otro ahorro, pero era intocable,lo usaría para pagar la renta de su habitación.

Entonces se decidió.Compraria un bote de pintura, pintura blanca y unas brochas o rodillos,lo que alcanzase. Le daría una mano de gato a ese cuarto descascarado.

La vista de un cuarto bien pintado sería un aliciente, porque Beatriz había descubierto que una habitación sin pintar también deprime,un poco,o talvez mucho.

Estaba en la ferretería, intentando decidir cuál marca de pintura le convenía comprar, algo que se ajustase a su presupuesto,no podía decidirse. Echó un vistazo a su alrededor para ver si podía localizar un vendedor.

Entonces lo vió. Estaba eligiendo algunas cosas unos tres metros más allá de dónde ella se encontraba. Se le quedó mirando.

Entonces el giro la cabeza y la vió. En su mirada ella supo de cierto que el la había reconocido. Miró hacia el piso avergonzada. Cuando volvió a atreverse a mirar, él estaba hablando con una joven mujer, ella sonreía y le cogía el brazo con confianza y le mostraba algo de un aparador,el respondió.

Beatriz volvió en sí cuando un vendedor se acercó a ella para atenderla, se reprendió a si misma interiormente ,después de echar otro pequeño vistazo hacia ellos, -"No debí quedarme mirando tanto tiempo"-

Le dijo al vendedor lo que estaba buscando , luego lo siguió a otro pasillo.

Pero lo cierto era, que ella nunca lo olvidaría,el la había sacado del agua,le había salvado la vida dos veces. Nunca olvidaría eso.

Si él algún día necesitase algo que ella pudiera hacer por él, ella lo haría sin dudarlo.

Pero, que iba a necesitar un hombre como él,de una pobre mujer como ella?

-"Eres tonta Beatriz,- se reprendió de nuevo -" eres una tonta de verdad "- como iba a llevar el cubo de veinte litros de pintura a casa?