Vida de Perros

CAPITULO 1

Estoy atado en el fondo. Llueve. Soy chiquito. Muy chiquito. Hay una chapa encima de mi cabeza. Creo que es para que no me moje tanto. Pero me mojo igual. Tiene agujeros. Me da miedo el ruido. El ruido de la lluvia sobre la chapa. Pasa una rata grande. Enorme. No me vió, ella corre a esconderse. Yo no puedo casi moverme. Si  la rata quisiera atacarme, podría defenderme de manera limitada.

La noche será larga. A la noche no ladro. Lloro. Lloro porque tengo frio. Hay quienes piensan que los perros no tienen frio pero si lo tienen. Yo tengo frio. Lloro también porque tengo hambre, mucha hambre y sed. Pero se ha hecho un hueco en la tierra y se juntó un poco de agua y de allí pude tomar algo. Tengo frio pero tengo mi hocico y mi boca húmeda. A veces la siento muy seca. Hoy no.

No puedo dormir así. El miedo es peligroso. Nos vuelve malos. Que les sucede a los humanos cuando tienen miedo?  Se pondrán también malos? Yo creo que si. Tal vez mi humano tiene miedo. Por eso es malo. Temo volverme malo como él.


 

Amaneció y continua lloviendo. Salió el y también su mujer. Ni me miran. No me pusieron comida. Corren bajo la lluvia cubiertos con una lona. Agarraron una gallina. Pobre gallina. Yo la quería. Era mi compañía.

No recuerdo bien, pero creo que mi vida no era con ellos. Creo que ellos me robaron. Tengo la idea de haber estado en otro lado. De haber comido, y haber estado bajo techo. Pero creo que había otros perritos muchos. Y una perrita vieja, que quizás fue mi mamá. Tal vez no era vieja, pero ya lo parecía. Como yo, así chiquitos había muchos perritos. Teníamos techo. A los otros los buscaban de a uno. Y unos señores les entregaban los perritos.

Pero a mi, creo que me sacaron sin avisar. Nadie me entregó. Creo que la perra viejita, a esa nadie la quería. Creo que quedó allí. Yo soy chiquito. Me molesta pisar mi caca, pero tengo tan poco lugar que a veces me sucede. Cuando tengo  mucha hambre como pasto.

Si no para de llover, nadie se acordara de mi hoy. O se acordaran menos que otros días.

Yo no soy un perro feliz. Pero aun no me doy cuenta, porque no conozco otra cosa.

También creo que les sucede eso a los perros felices. No se dan cuenta porque no conocen otra cosa. Eso es mas peligroso. No saber que se es feliz, y querer escapar de su casa por travesura, y después darse cuenta cuan feliz era.

Le pasara eso a los humanos? La felicidad es una costumbre peligrosa. En algún lugar del mundo, hay miles, cientos de perros y humanos felices, a punto de dejar de serlos por sus propias torpezas. Y yo aquí, bajo un techo agujereado, con hambre y frio. Podría decirles que no lo hagan. Pero no puedo.




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