Lucy
La clase empezó tranquila, estaba entendiendo poco al principio, pero conforme más atención ponía, iba entendiendo lo que él profesor explicaba. Pero mi concentración se esfumó de un momento a otro cuando irrumpieron en la clase tocando la puerta.
-Disculpen un momento chicos. -dijo el profesor saliendo del salón. Vi por unos instantes al director, pero lo dejé de observar cuando la puerta volvió a cerrarse.
-¿Qué querrá el director? -preguntó Tere a mi lado.
-La verdad que no lo sé. -dije y me recliné en mi asiento con despreocupación.
-¿crees que lo va a despedir? -dijo y llevó una mano a su pecho. -eso me rompería el corazón.
-¿Por qué lo despedirán? Es un excelente profesor. -fruncí el ceño. Eso era imposible, era mi profesor favorito, no por el hecho de que pareciera modelo de revista (bueno en parte sí) sino por el hecho de que explica mejor que cualquier maestro de todo el instituto. Al ser joven es muy comprensivo, pero no por eso deja de tener autoridad sobre nosotros y un buen método de enseñanza.
-pues no sé, tal vez porque es muy sexy y distrae mucho. -observé cómo colocó su cara sobre su mano mientras mordía su labio inferior; quizás imaginándose al profesor sin camisa o algo un poco más perverso, pero no lo sabía, era su mente sucia, no la mía.
-Nunca despedirán a un profesor por ser sexy.
-pueda que sí, nunca se sabe, Lucila. -dijo haciéndome rodar los ojos. De verdad que detestaba que me dijeran así. Ella rió ante mi gesto de molestia seguido por voltearnos a ver cómo el profesor entraba de nuevo al salón junto con un chico desconocido.
Lo primero que llamó mi atención, fueron sus tremendos ojos azul, resaltan ante su piel pálida y su cabellera abundante, completamente negra. Era más que obvio que no era de aquí, parecía no haber recibido mucho sol en su vida realmente. Quizá viene de la zona norte del país o del extranjero. Seguro se ganará un buen bronceado aquí en California.
-chicos, al parecer hoy tendremos a un nuevo compañero de clase, puedes presentarte. -El profesor le pidió al chico.
-La verdad es que prefiero no hacerlo. -dijo volteando a verlo.
-bueno lo que tú digas, puedes sentarte en cualquier asiento vacío. -pidió y éste obedeció rápidamente. No lo perdí de vista en ningún momento, la verdad que había quedado hipnotizada por sus ojos. Jamás en la vida había visto unos de una tonalidad tan azul como los de él. No fui la única en seguirle con la mirada al menos.
Vi cómo se sentó en uno de los asientos no muy lejos de mí. Yo estaba en la tercera fila al lado derecho del salón, y él en la segunda fila. Desde aquí, tenía una perfecta vista de su perfil. Desafortunadamente de todas las personas que lo estaban observando se volteó en mi dirección unos segundos antes de dedicarme una sonrisa sin mostrar los dientes. Retiré la mirada de inmediato y la fijé en mi cuaderno. Esto fue muy incómodo.
Anotaré en mi cuaderno mental el no observar fijamente a extraños durante mucho tiempo.
***
-bueno, eso es todo por hoy, pueden retirarse. -dijo el profesor aunque aún faltaban diez minutos de clase. Podría ir a comer algo porque solo comí una manzana en casa y tenía hambre.
-¿vamos a conseguir frituras? -preguntó Tere terminando de guardar sus cosas en su pequeña mochila de cuero. Parecía que me leyó la mente o simplemente también tenía hambre.
-Mejor gomitas. -sonreí y me levanté para ir detrás de ella.
-Disculpe señorita Roberts, ¿puede venir un momento? -escuché al profesor decir a nuestras espaldas. Mi mejor amiga y yo lo observamos y este todavía se encontraba en su escritorio frente al chico nuevo.
-¿sí, profesor? -hablé en respuesta.
-te espero afuera, iré por las gomitas. -me avisó Tere saliendo del salón. Me acerqué al profesor preguntándome para qué me necesitará.
-bueno, el director me ha pedido que te dijera que quiere que le des un recorrido a tu nuevo compañero alrededor del instituto y que seas su tutora temporal ya que al parecer tienen el mismo horario de clases y necesita informarse un poco de lo último que han visto estas semanas para orientarlo con el ambiente. -me explicó con tranquilidad. Creo que mis ojos casi se salieron de mi cara al escuchar todo aquello. De miles de estudiantes de todo el colegio ¿Por qué tuvieron que elegirme a mí? Esto era fantástico (noten mi sarcasmo).
-¿es obligatorio?
-pues, supongo que sí, él necesita algo de ayuda por lo menos esta semana, de todas maneras son órdenes del director. -suspiré rendida ante su respuesta. Al parecer no tenía otra opción.
-bueno, vamos. -le pedí al chico mientras me daba la vuelta para salir del lugar. Él solo me siguió en silencio.
-bueno señorita Roberts, ¿por dónde comenzaremos el recorrido? -me preguntó el chico en un tono de voz burlón. Me recordaba tanto a mis hermanos que me hizo rodar los ojos.
-Llámame Lucy. -Pedí lo más amable posible. Tenía hambre, eso me ponía de mal humor. Aunque si lo pensaba bien, casi todo me daba mal humor.
-Con que Lucy ¿eh? -hizo un sonido nasal indicándome que sonrió. -Bueno Lucy. -dijo haciendo énfasis en mi nombre mientras se colocaba frente a mí deteniendo mi paso. -No es necesario que me hagas un recorrido, puedo hacerlo yo solo, este lugar no es muy grande, así que no creo que haya problemas para encontrar mis salones. -dijo eso y ya me empezó a caer mejor.
-bueno, de todas formas no iba a guiarte, solo iba a caminar hasta mi siguiente salón para que me siguieras porque se supone tenemos el mismo horario, entonces supuse que te ubicarías solito. -confesé encogiéndome de hombros.
-sí, eso se supone y no es mala idea seguirte, pero quiero ir a dar una vuelta por ahí, así que nos vemos, Lucy. -volvió a hacer énfasis con un tono burlón. Luego de eso, vi cómo se alejaba de mí mientras caminaba hacia la dirección contraria, en busca de Tere.