Lucy
Reí sin gracia al ver el intento de coqueteo por parte de Tomás hacia mi mejor amiga y volví a rodar los ojos. Era ridículo. Me volteé hacia Nicolás quien había estado callado todo este rato. Casi hasta había olvidado su existencia.
-¿no me van a presentar a su amigo? -preguntó dándole un trago a su botella de agua. No entedí mucho hasta que señaló con la cabeza en dirección a mi hermano.
-ah, casi lo olvido. -me aclaré la garganta. -insoportable, te presento a este tarado -señalé a mi hermano. -tarado, te presento a este insoportable. -señalé a Nicolás.
-Oye. -se quejaron ambos al mismo tiempo.
-Nicolás, Tomás; Tomás, Nicolás. -Tere los presentó correctamente. La volteé a ver, mi presentación había sido perfecta y ella lo arruinó. -no, Lucy, no. -me regañó como si pudiera leerme la mente.
-¿Qué haces aquí? No deberías estar con tus amigos y fuera de mi camino. -le pregunté a Tomás.
-Solo quería pasar a saludar.
-y no solo eso te ganaste. -La voz de Alex se hizo presente en la mesa justo a mis espaldas. -no puedo creer el manotazo que le diste. -dijo y empezó a reírse. -debí haberlo grabado, lo vi todo desde mi mesa.
-cállate Alexander y vete de aquí. -se quejó Tomás retirando el hielo de su nariz.
-Tú no eres quien para correrme de la mesa. -hizo un gesto infantil y se sentó a mi lado para molestar a mi hermano mayor.
-¿Viniste solo a burlarte de mí y a fastidiarme? -preguntó Tomás volviendo a colocar el hielo en su cara.
-no. -dijo y me volteó a ver. -¿Quién es tu amigo? -señaló con la mirada a Nicolás.
-Alex, él es Nicolás, Nicolás, él es Alex. -Los presenté de mala gana. Mi mejor amiga me sonrió con satisfacción.
-¿eres nuevo? Nunca te había visto por acá. -preguntó mi hermano.
-sí, apenas llegué ayer. -aclaró el peli negro terminando de comer su sándwich.
-¿de dónde vienes?
-recientemente de Canadá, aunque nací y crecí en Londres. -explicó brevemente y se encogió de hombros.
-No tienes acento británico. -Tomás opinó.
-sí, lo sé, es por papá, él realmente es Español, pero aprendió inglés estadounidense. Creo que eso afectó a mi forma de hablar.
-y ¿Qué te trae por California? -Alex fue quien habló esta vez.
-Negocios de papá.
-interesante. -entrecerró los ojos y acarició su barbilla. -¿Tienes alguna intención con mi hermana? -arqueó una ceja. Lo codeé en las costillas.
-si Lucy es tu hermana, pues no, además ni siquiera le agrado. -dijo viéndome fijamente. Bufé y volteé a ver hacia otro lado con los brazos cruzados. -aunque por ahora es la única con la que he hablado, además de Tere, claro.
-está bien, me agrada. -se levantó de mi lado y se sentó junto a Nicolás. Ambos comenzaron a hablar de temas triviales, cosa que hizo que mi otro hermano se incluyera animadamente en la plática. Lo que me faltaba, que se llevara bien con los chicos.
Volteé hacia Tere y le hice una señal de que debía ir al baño aunque en realidad quería alejarme de los chicos. Ella asintió y se ofreció a acompañarme, accedí y nos despedimos del trio de bobos.
-oye, por lo menos ahora tiene más amigos y no estará detrás de ti todo el tiempo. -dijo Tere al notar mi expresión molesta. Suspiré y relaje los músculos de mi rostro.
-Tienes razón. -concordé con ella mientras seguíamos caminando hacia un lugar sin rumbo. -aunque son mis hermanos, luego podrían invitarlo a casa y tendré que lidiar con él en mi propio hogar.
-ay vamos, Nicolás es bastante agradable y además me dijiste que se disculpó por cómo te habló. Solo quiere ser tu amigo.
-lo sé, pero no soy de olvidar fácil.
-El rencor es malo. -dijo y suspiré. Sé que tenía razón, Nico parece inofensivo, pero no quería aceptarlo.
-¡Lucy! -escuché una voz a mis espaldas. Me volteé hacia atrás para averiguar de quién se trataba. Theo con un gesto, se despidió de su grupo de amigos y comenzó a acercarse a paso rápido hacia mí. Entré en pánico porque ya sabía a qué venía.
-ah, hola Theo. -lo saludé con una mueca. No lo había visto en toda la mañana y estaba esperanzada en no tener que confrontarlo durante el resto del día.
-Hola Tere. -saludó a mi amiga que estaba a mi lado.
-¿Qué tal? -le preguntó a él.
-Bien. -le sonrió de vuelta y me volteó a ver de nuevo, directamente a los ojos. -Lucy, ¿pensaste en lo que te dije ayer?
Apreté las manos a mis costados, la verdad es que desde un principio, debí decirle que no, de alguna manera mi cabeza creyó que decirle que lo pensaría, lograría no lastimarlo tanto. No soy de ese tipo de personas que juega con los sentimientos de los demás. Tampoco planeé ningún tipo de discurso ligero para dejarle en claro mi desinterés por él, así que decidí improvisar, nada más siendo sincera.
-sí, Theo y pues... te voy a ser sincera, no eres mi tipo y no quiero estar con nadie por el momento, creo que sería mejor quedar... como amigos ¿sí? -dije lo más sincera y breve posible.
-ni siquiera lo pensaste, lo de la cita ¿verdad? -Su rostro de felicidad se tornó en uno de decepción cuando pronunció esas palabras.
-si lo hice. -cerré los ojos y tomé aire para volverlos a abrir. -No mucho, pero lo hice, pero mi respuesta es no.
-está bien, entiendo, ten buen día. -y sin más por agregar, se retiró de ahí con el rostro lleno de decepción.
-eres demasiado cruel, ¿no viste su rostro al irse? Pobre chico. -se quejó Tere con lástima cuando empezamos a caminar para seguir nuestro camino.
-¿Qué querías que hiciera? No podía decirle que sí y luego crearle falsas ilusiones de que también me gusta, cuando no es así. -me defendí.
-debiste darle la oportunidad, tal vez luego de conocerlo un poco te llegaría a gustar.
-No empieces con eso de nuevo. -la ignoré y seguí caminando hasta nuestro salón. Pronto sonaría el timbré y no quería que mi hermano me robara el puesto de nuevo como ayer.