Lucy
Salí a la entrada del colegio a esperar a mis hermanos. Vi a Tomás entrando a los vestidores, posiblemente ya no tardaría en llegar, pero Alex, no tenía ni idea de dónde podría estar. Me senté en los escalones de la entrada. Ya no había muchos estudiantes y Tere se había quedado en las prácticas de porristas. Así que solo me senté ahí y empecé a tirar pequeñas piedras hacia la calle.
-te quise asustar, pero recordé el golpe que le diste a Tomás y me arrepentí. -dijo Alex sentándose a mi lado. Me reí por su comentario.
-Alexander, ¿tú le dijiste algo a Nicolás que no quería que supiera? -lo volteé a ver. Lo creía incapaz, pero igual quería preguntarle.
-¿Cómo qué?
-Mi nombre completo.
-¿Qué? Claro que no, me gusta ser de los pocos que te molesta con eso y ¿por qué se lo diría? -arqueó una ceja.
-averiguó mi nombre y sospeché que alguno de ustedes dos se lo dijo.
-Puede que Tomás haya sido capaz, pero lo dudo a menos que él se lo haya preguntado. -se encogió de hombros. -por cierto, el video de cuando tiraste al entrenador Jennings se está haciendo muy viral en redes.
-¿video? ¿Hay un vídeo de eso?
-sí. -este sacó su celular y me lo mostró. Reí al verlo, pero me preocupé al instante. Si esto llegaba a manos del director, me iba a castigar aunque el entrenador me defendiera.
-¿puedes borrarlo de la red? -le pregunté asustada.
-sí, claro, solo necesito mi computadora, pero si alguien ya lo guardó en su celular ya no puedo hacer nada.
-Con tal de que lo borres de YouTube está bien. -suspiré aliviada. Adoraba que mi hermano fuera una especie de niño rata, ósea un mini nerd genio de computadora. Había logrado hackear muchas cosas que no daría detalles. Obviamente no lo había hecho para hacerle un mal a nadie o robar algo, pero lo había hecho y nunca sabría cómo es que lo hace.
-¿para qué quieres borrarlo? Está épico.
-Es solo para que no llegue a manos del director, capaz y me expulsa por agresión hacia un profesor.
-tranquila, no pasará nada de eso teniendo a un experto informático en la familia. -sonrió con malicia y tronó los dedos de sus manos.
-gracias Alex. -suspiré y me recosté en su hombro. -eres un pequeño niño rata.
-lo sé.
-Algún día sabré de dónde aprendiste a hacer esto.
-tal vez, aunque no lo creo. -dijo y recostó su cabeza sobre la mía.
-¿Por qué no quieres que nadie sepa de dónde aprendiste?
-Es un oscuro secreto que aún no quiero sacar de la caja fuerte, que por cierto, tiene candados extra y está enterrada en el desierto. -reí por su metáfora y me levanté de ahí. Sacudí el polvo de mis pantalones y me acomodé la mochila en mi hombro.
-vámonos, ya me aburrí de esperar a Tomás. Que se vaya solo.
-está bien. -dijo estirando su mano hacia mí. La tomé y lo ayudé a levantarse. Hoy nos tocaba ir caminando, así que era mejor ir avanzando desde ya.
-¿me crees capaz de tirar a un chico del equipo de fútbol americano? -le pregunté a Alex después de caminar un rato en silencio.
-tal vez, ¿por qué la pregunta?
-Nicolás no me cree capaz y apostamos veinte dólares a que lo derribo y hago un touchdown.
-bueno, hace mucho no jugamos eso. Pero recuerdo que de pequeños cuando lo hacíamos con papá, golpeabas fuerte aunque a veces te dejáramos ganar. -Rio haciéndome golpearle el hombro.
-si puedo derribar al entrenador, soy lo suficientemente capaz de hacerlo con uno de esos idiotas. -bufé y me crucé de brazos.
-Yo no estaría completamente segura, aun así existen posibilidades de que no puedas, son pocas pero las hay. -lo volteé a ver.
-verás que sí lo haré y luego te restregaré mis veinte dólares en el rostro. -le saqué la lengua y seguimos caminando hasta llegar a casa.
Al parecer no había nadie ya que había demasiado silencio. Los gemelos ya deberían estar aquí. Rubén hoy salía tarde de la universidad. Derek ni idea y Tomás también se había perdido.
-iré por mi computadora, borraré el video de la red. -me avisó mi hermano menor subiendo las escaleras. Asentí y lancé mi mochila por ahí. Me tiré sobre el sillón grande con cansancio. Quería comer helado y no hacer nada el resto del día, pero debía hacer tareas. Que fastidio.
Escuché la puerta principal abrirse. Levanté la cabeza del cojín que tenía en la cara y vi a mi hermano mayor entrar con los gemelos y un par de chicos desconocidos. Amigos de la universidad seguramente. Volví a hundir mi cara en el cojín sin importarme que habían visitas. Me sentía cansada y estaba muy cómoda.
-Vayan a hacer las tareas. -escuché a Rubén decir, seguido por varios pies corriendo. Dany y Dylan seguramente. -¿Lucy? ¿Sigues viva?
-sí, no molestes. -respondí y me acomodé en el sillón.
-vamos afuera chicos, cuando mi hermana no quiere que la molesten es preferible hacerle caso. -dijo Rubén. Luego volví a escuchar varios pasos salir hacia el patio trasero.
-Ya traje la computadora. -me avisó Alex. Me levanté del sillón de inmediato y le hice espacio para que se sentara a mi lado.
-¿cuánto tardarás en hacerlo? -le pregunté cuando abrió la laptop para encenderla.
-unos diez minutos máximo, tranquila, el director no lo verá. -me aseguró mientras entraba a Google y buscaba el video. Vi como hacía sus cosas nerd sin saber absolutamente nada de lo que pasaba en su computadora. Solo vi muchos números y letras por todas partes que hasta me mareé un poco.
Después de un rato se veía como claramente decía en YouTube: este video ha sido eliminado. Sonreí y abracé a mi hermano en forma de agradecimiento.
-eres un genio. -hice el gesto de querer besarle la mejilla, pero la terminé mordiendo. Este se quejó y reí mientras me apartaba.
-a veces pienso que eres mitad perro. -dijo sobando su roja mejilla. No lo mordí tan fuerte, pero sí le dejé la marca ligera de mis dientes.