Lucy
Ayer el resto de la tarde me la pasé practicando (en realidad jugando) con Rubén y sus amigos a derribarlos mientras llevaba la pelota. Sus amigos eran agradables aunque algo tercos y además, me subestimaron, eso no me agradó, pero me gustó derribarlos.
Hoy ya me sentía segura después de lo de ayer. Esos chicos eran el doble de grandes que yo y aun así pude competir contra ellos y derribarlos una que otra vez.
Reí por el pasillo del colegio recordando esos momentos hasta sentir una presencia muy cerca de mi espalda. En definitiva no era Tere, esta presencia era más grande y creía saber quién era. Éste me pellizco los costados (cosa que detestaba con toda mi alma) así que me volteé y en un rápido movimiento golpeé su estómago con la suficiente fuerza para desorientarlo un rato.
-maldita sea, olvidé que te sabes defender como ninja. -se quejó Nicolás con los brazos alrededor de su torso. -Dios, eres el cuádruple de fuerte de lo que pensaba. -se arqueó hacia adelante mientras se seguía quejando de dolor y trataba de recuperar el aliento. Yo solo me crucé de brazos viéndolo. Se lo merecía.
-¿ya te terminaste de quejar? -pregunté después de unos minutos.
-sí, aunque aún me duele y creo que regresaré el desayuno. -apoyó la espalda en la pared. -te iba a preguntar que si estabas lista para perder, pero ya estoy dudando de si lo harás. En serio que pegas fuerte.
-lo sé y el que va a perder aquí, eres tú. -Rodé los ojos y abrí mi casillero.
-no quiero que te vayas a arrepentir a último minuto. -me advirtió señalándome.
-No lo haré. -cerré mi casillero y lo volteé a ver. -Solo espero y ya tengas mis veinte dólares.
-sí, los tengo y espero no tener que usarlos para llevarte al hospital.
-Oye, no subestimes a mi hermana, ayer le dio una paliza a unos chicos en casa. -dijo Alex apareciendo de la nada. Siempre lo hacía. No sabía cómo, pero así es él; muy misterioso.
-¿Qué? -preguntó Nicolás confundido.
-sí, eran el doble de grandes que ella y aun así los dejó hechos papilla, fue muy divertido, si quieres te lo muestro. -dijo y sacó su celular para mostrarle los videos que grabó ayer.
-espero y no te estés arrepintiendo de haber apostado contra mí. -sonreí con malicia. Éste me volteó a ver. -nos vemos en clase. -reí y me alejé de ahí.
La hora en que habíamos quedado llegó. Convencí a Louis, uno de los jugadores principales del equipo, de jugar contra mí. Él al principio estaba confundido, pero le expliqué lo de la apuesta y aceptó. Creyó que le iba a pedir que me dejara ganar, pero no necesitaba ningún soborno para lograrlo.
Louis no era tan grande como los chicos que enfrenté ayer, sería pan comido. Éramos compañeros en biología y por eso lo elegí. Era muy hábil y buen jugador, pero no lograría ganarme.
Quedé en verme en el gimnasio con Nicolás quien por alguna razón justamente hoy, le movieron algunas clases de su horario y ya no compartimos dos clases. Agradecí la razón por la que sucedió ese cambio. Ya no lo tendría que ver ni en biología ni en física. Aunque aún debíamos aparentar en que le ayudaba con tareas y trabajos para que el director no lo notara y me diera mis créditos extras. Aunque en realidad él no me necesitaba.
Me senté en la banca a ver a las porristas. Se suponía que debería estar en educación física a esta hora, pero al parecer la profesora seguía enferma y no había nadie quien la sustituya hasta mañana. Suerte mía ¿no?
Tere se acercó a mí a paso lento y con una cara de desesperación. Parecía seguir estresada porque aún le hacía falta arreglar varias cosas a la rutina y la entrenadora no hacía nada al respecto. Tere era la que se estaba encargando de todo en estos momentos.
-Esto es un desastre. -se quejó haciendo puchero y acostándose en mi regazo dramáticamente. -creo que me haré cirugía plástica en el rostro para que nadie me reconozca después de esto. -reí por su dramatismo y le acaricié la espalda.
-tranquila, están mejor que ayer, solo necesitan perfeccionar los giros del principio y coordinar las volteretas y lanzamientos. -le dije y ésta se levantó y se acomodó su uniforme de porrista. A ella le quedaba realmente bien. En cambio yo, creo que me sentiría muy expuesta y algo ridícula.
-llevamos toda la semana con lo mismo, creo que nos quedaremos hasta después de clases hoy. -suspiró recogiendo sus pompones del suelo.
-Todo estará perfecto para el viernes, ya verás. -le sonreí animándola. Ella me devolvió el gesto y se dio la vuelta para convocar a las chicas de nuevo. -¡todas acá! -gritó con autoridad. La mayoría se encontraban dispersas por todo el gimnasio. Muchas, al lado de los chicos de básquet.
En una esquina, noté algo muy peculiar, así que me acerqué con paso rápido a Tere y hablé cerca de su oído.
-Al parecer me superó muy rápido. -le dije indicando que viera hacia su derecha en donde se veía Theo besando a una de las porristas, más específicamente a Katia. La chica que siempre quería superar a Tere.
Ella había intentado quitarle el puesto de capitana a mi mejor amiga desde el primer día de clases, pero jamás lo lograría. Era una engreída que siempre trataba de llamar la atención de maneras poco convencionales. Además, no poseía el don de liderazgo, apenas podía controlar sus impulsos y se rendía con facilidad, todo lo contrario a Tere, así que por esa razón es que no ha podido sacarla del puesto.
-¡Katia Griffin! ¡Deja de besuquearte con cualquiera y ven a ensayar! -le gritó mi mejor amiga yendo por ella. Reí por la desesperación de la rubia y me giré para poder sentarme en la banca de nuevo.
Pasé la mirada por todo el lugar hasta dar con la entrada principal. Miré así durante varios segundos, ya bastante aburrida y desesperada. Esto hasta que Nicolás apareció por fin. Ya hasta había pensado en que se había arrepentido.