Nicolás
-¿Vamos a la terraza? Ahí hay una mesa en donde podemos trabajar. -le pregunté a Lucy y ésta asintió y se levantó del sillón con sus cosas. Me dirigí hacia las escaleras y la guié por el pasillo hasta la terraza. Ésta tenía una perfecta vista hacia el patio delantero.
La terraza era mi parte favorita de la casa. Es un buen lugar para pensar y la silla columpio que papá había comprado y puesto aquí era perfecta para sentarse a leer. A mi hermana y a mí nos encanta estar aquí por las tardes para hacer tareas ya que el sol no daba mucho y era un lugar bastante fresco. Aunque mi parte favorita de aquí era que solo escalando un poco, podía subirme al techo y pasar el rato viendo estrellas. Era como mi escondite secreto. Papá no sabe que hago eso y si se entera, le daría un infarto.
-Me gusta mucho este lugar. -dijo Lucy mirando las plantas y el paisaje. Chilló ligeramente mientras corría a sentarse en el columpio. Reí y me senté a su lado.
-paso la mayor parte de mis días aquí con mi hermana. -le dije haciéndome recordar lo que Gisele gritó cuando Lucy llegó. Reí nuevamente y la volteé a ver. No lo negaba, Lucy era una chica muy bonita. No era muy femenina pero se vestía bien y era muy fuerte. La otra vez que me golpeó me dolió hasta el alma. Eso era algo que no toda chica tenía.
-Yo también pasaría aquí mi día si viviera en esta casa. -nuevamente se levantó y se acercó a la baranda a admirar el pequeño paisaje que se podía ver desde aquí. Me levanté y me coloqué a su lado. Escuché como ésta chilló de la nada y pegó un brinco hacia mí, abrazándome con miedo.
-¿Qué pasó? -reí y la volteé a ver.
-¡un animal me pasó por los pies! -chilló y apuntó al suelo. Ahí observé a Félix, mi gato Savannah merodeando por ahí. Solté a Lucy y me acerqué a cargarlo. Era realmente grande y pesado, pero nada que no pudiese sostener.
-tranquila, es sólo Félix. -dije y me acerqué a ella con el gato en brazos.
-¿Por qué tienes un mini tigre en tu casa? Pensé que era un ratón. -se quejó aun algo asustada.
-no es un mini tigre, es un gato y no sabía que le temías a los ratones. -reí y acaricié la cabeza de mi mascota.
-no les tengo miedo... solo me dan asco. -se cruzó de brazos. Sabía que estaba mintiendo, sí que les tenía miedo a los ratones. Quién lo diría.
-No te creo, pero haré como que sí. -reí y dejé a Félix nuevamente en el suelo. Éste se acercó a Lucy y se empezó a restregar en una de sus piernas luego de olerla.
-no parece gato, es más grande que uno normal. Más bien parece un tigre miniatura. -ésta se agachó y con cierto miedo acercó sus manos hacia la cabeza del animal.
-tranquila, no es agresivo. -finalmente acarició la cabeza de mi mascota y esta comenzó a ronronear cuando le acarició bajo la barbilla.
-Es muy lindo. No sabía que te gustaban los gatos.
-este gato es más un perro en realidad. -reí y me agaché junto a ella. -es un gato Savannah o gato de la sabana, como quieras decirle. -le dije sin tomarle mucha importancia. -es una mezcla de un lince y un gato doméstico. Por eso tiene apariencia de leopardo, no tigre. -reí y lo acaricié también. -es muy activo y parece más perro que gato porque a este gato le gusta jugar en el agua y debo pasearlo casi a diario.
-No me culpes, no sé la diferencia entre tigre y leopardo.
-Hay mucha diferencia entre uno y otro Lucy. -reí y la volteé a ver. -Siempre me han gustado los animales salvajes y de pequeño había querido tener alguno en casa. Mamá decía que era muy peligroso así que esto fue lo más cercano a un animal salvaje que pudo conseguir y me lo dio para mi cumpleaños. -sonreí ante el recuerdo.
-oye... Nunca te he oído hablar de tu mamá, además de ahora, claro. -me preguntó un poco avergonzada. Me pareció muy raro verla de ese modo.
-Murió en el parto de Gisele. Se le complicó bastante en la cesárea y no lo soportó. -dije y suspiré levantándome de ahí.
-perdona, no quería hacerte sentir mal. -se disculpó levantándose también.
No es la primera vez que hablaba de esto, era muy común que las personas me preguntaran acerca de mi madre y sí, tal vez en su momento ni siquiera podía pensar en aquello sin romper en llanto pero con el tiempo me he acostumbrado a tener ese pequeño vacío relleno solamente con recuerdos ya un tanto borrosos.
-tranquila no pasa nada. -le sonreí ligeramente. Ella me devolvió el gesto y me pareció realmente muy bonita verla por primera vez sonreír de una manera muy sincera, nada forzada.
El timbre sonó interrumpiendo nuestro contacto visual. Me disculpé rápidamente y observé la puerta principal desde el balcón. Eran los demás del grupo, así que nuevamente corrí hacia el piso de abajo para abrir.
***
-creo que es todo por hoy. -suspiré cerrando mi libro de matemáticas. Me la había pasado toda la tarde con mi grupo. Yo tuve que hacer el doble de trabajo ya que al parecer Érica no entendía mucho lo que estábamos haciendo y eso que ella ha estado todo el año. Tuve que explicarle y hacer los ejercicios que me tocaban. Acabé muy cansado mentalmente.
-gracias por ayudarme Nicolás. -me agradeció Érica mientras tomaba sus cosas.
-no tienes de que agradecer. -le sonreí amablemente, aunque cansado y guardé todo en mi mochila.
-está bien. -soltó una pequeña risita, luego ambos nos dirigimos a la puerta, para bajar al primer piso. Carlos y ella se retiraron juntos ya que vivían cerca mientras que Lucy tuvo que llamar a uno de sus hermanos para que la recogiera ya que según ella, no la dejaban andar por la calle sola a esta hora aunque aún era temprano.
-Quisiera ser tan bonita como tú cuando esté grande. -escuché a mi hermana decirle a Lucy quien estaba con ella sentada en uno de los sillones.
-pero si tú ya eres bonita. Me encanta tu cabello.
-a mí el tuyo.
-Qué bien que se agraden. -dije y me acerqué a ellas.
-sí, me cae mejor que tú ¿sabes que tu hermano es un irritante? -Lucy le preguntó a mi hermana.