Vida Entre Chicos (sc Libro# 1)

27. Reconciliación

Rubén

Observé cómo la pelota rebota una y otra vez contra la pared mientras yo la lanzaba y volvía a atrapar. No podía dejar de pensar en Lucy y lo que hice mal. Me dolía mucho estar peleado con ella. Era mi pequeña hermanita y la adoraba a pesar de ser una malhumorada gruñona.

Estaba tratando de pensar en qué hacer para que dejara de estar molesta. Pensé en hacerle su postre favorito y ser su chofer personal por el resto del año, pero conociéndola... no sería suficiente. ¿Por qué mi hermana tenía que ser tan complicada?

-Rubén. -escuché al unísono las voces de los gemelos. Los volteé a ver y dejé que la pequeña pelota me golpeara la cara ya que esta vez no la atrapé después de lanzarla.

-¿Qué pasó? -les pregunté mientras me sobaba la nariz.

-¿puedes venir? -me preguntó Dylan sospechosamente.

-¿para qué? -fruncí el ceño.

-Tú solo ven. -terminó de decir Dany para que luego ambos tomaran mis muñecas y me llevaran hacia el piso de abajo. Llegamos a la sala y mi confusión aumentó al ver a Lucy sentada en el sillón de brazos cruzados mientras era vigilada por Derek y Tomás.

-Rubén, dile a estos idiotas que me dejen ir a dormir. -se quejó mi hermana.

-¿Qué está pasando aquí? -pregunté seguidamente de ser obligado a sentarme al lado de Lucy.

-ustedes dos van a hablar y no se irán de aquí hasta que se arreglen. -dijo Derek viéndonos fijamente.

-Yo no quiero hablar con él. -se quejó a mi lado. Yo suspiré y me recosté en el sillón también. Esto no tenía sentido.

-si ella no quiere hablar, yo tampoco lo haré. -me encogí de hombros y me acomodé en mi lugar. Esto era una pérdida de tiempo. Lucy no iba a ceder y si ella no hablaba, yo no podía hacer nada.

***
 


-¿cuánto tiempo más nos tendrán aquí? -preguntó Lucy soltando un bostezo. Hace rato llevaba cabeceando de sueño y yo también estaba algo cansado. Llevábamos casi una hora sentados y no habíamos cruzado palabra alguna. Yo quería hacerlo, pero cada vez que lo intentaba ella me detenía. Ya era un caso perdido pedirle perdón. Ahora solo quería dormir.

-Hasta que se arreglen. -sentenció Derek.

-Esto es absurdo. Yo me voy a dormir. -dijo Lucy levantándose del sillón. Tomás de inmediato se paró frente a ella y la obligó a sentarse otra vez.

-no, ya te dijimos que no.

-esto ya es demasiado. Mañana hay clases y no quiero llegar desvelado. -Me levanté finalmente. -Vámonos Lucy. -le dije y ésta se levantó conmigo. Como pude, me dirigí a las escaleras, aunque Derek y Tomás me lo impedían, pero Lucy pudo escapar con éxito. Derek corrió tras ella, pero no pudo alcanzarla porque después de unos segundos, volvió a bajar.

-ya déjalo irse, Lucy se encerró. -dijo éste soltando un suspiro. Mi hermano me soltó y lo empujé levemente para luego dirigirme a mi habitación.

Me quité la ropa y me coloqué unos pantalones de pijama rojos y una camiseta blanca. Salí del baño después de cepillarme los dientes encontrándome con Derek y Tomás en sus camas con rostro de decepción. Me senté en la orilla de mi cama y los observé.

-lamento que nuestro intento de hacerlos reconciliarse no funcionaran. -dijo Tomás colgando su cabeza en la orilla de la cama.

-Ya conocen a Lucy. Es muy resentida y no perdona fácil y menos obligada. -dije y me recosté de espaldas en mi cama.

-Es lo único que odio de esa niña. -suspiró Derek dirigiéndose al armario para empezar a desvestirse para ponerse el pijama. Después de unos segundos, escuchamos un grito afuera de la habitación.

Era Lucy.

Los tres nos levantamos de inmediato, a Derek no le importó que aún no andaba puesto nada más que el bóxer y corrió con nosotros. En el pasillo también nos encontramos con Alex, quien iba vestido con un pijama con números por todas partes. Gracias a ese pijama, recibía muchas burlas por parte de nosotros. Es un chico muy inteligente y con esa ropa se veía todo noño.

Lucy salió de su habitación asustada directamente hacia mí a abrazarme con miedo. Algo había pasado y estaba preocupado.

-¿Qué pasó? ¿Qué tienes? -pregunté con exasperación

-¡Hay una maldita rata en mi habitación! -chilló a punto de romper en llanto mientras me abrazaba con tanta fuerza que casi me asfixiaba.

-Entonces ¿salí de mi habitación en bóxer para nada? -preguntó Derek molesto.

-¡Saquenlo! -gritó casi exasperada.

-Ya vamos. -Tomás rodó los ojos. -Alex, Derek, vamos a buscar al monstruo. -dijo Tomás en tono de burla mientras caminaba hacia el interior de la habitación de mi hermana.

-tranquila, no pasa nada. -abracé a Lucy de vuelta y acaricié su cabeza como a ella le gustaba.

Desde que tenía unos seis años, Lucy les tenía una fobia a los ratones ya que una vez, en nuestra antigua casa aquí mismo en San José, a Lucy le cayó una rata en la cara cuando abrió una alacena en busca de galletas. Fue tanto el trauma, que tuvo que ir a un psicólogo infantil por un largo tiempo y hasta ahora, diez años después, le seguía afectando. Ya no podía ni ver un pequeño ratón porque se aterraba y lloraba sin control.

Yo siempre he sido el único que ha podido calmarla en momentos así. Ni siquiera mamá lo lograba. Por esa razón me quedé a estudiar en California, aunque debo manejar bastante hasta la universidad a diario. Solo me quedé por ella. Tuve la oportunidad de irme fuera del estado, pero no podía dejar a mi hermanita y menos teniendo este problema que aunque no pasaba seguido, no me la podía imaginar llorando desconsolada y sin alguien quien la calmara.

Aunque también no me iba porque siento que no quiero separarme de la familia. Soy el mayor de mis hermanos, el que se ha responsabilizado de cuidar de ellos cuando mis padres no están. Siento demasiada responsabilidad, la cual no podía dejar tirada yéndome a otro lado.

-¿por dónde viste la rata Lucy? -preguntó Alex. Lucy me soltó ligeramente y se volteó hacia Alex con los ojos un tanto llorosos.




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