Lucy
-Quiero conocer a ese tal Nicolás. -dijo papá mientras manejaba y me llevaba hasta la casa de Nicolás.
-no andes de celoso papá, apenas somos amigos y haremos tareas, eso es todo. -dije volteando a verlo.
-igual quiero conocerlo cariño, así podré ver bien a ese muchacho y... ya sabes darle una advertencia. -explicó con tono inocente. Reí ante eso.
-no tienes por qué advertirte nada, solo con verte se asustará. -volví a reír.
-Tienes razón. -sonrió orgulloso. Mi papá es tan único como siempre. Lo amaba, pero era demasiado sobreprotector conmigo por el hecho de ser su única hija mujer. Aunque eso era ventajoso a veces ya que yo era la consentida y me daba todo lo que quisiera.
-¿Papi, no puedes llevar a los gemelos contigo? -dije observando a mis hermanos en la parte trasera del auto. Dylan permanecía sentado con un libro mientras que Dany jugaba con un arma invisible disparando a los transeúntes. Estos dos eran como el agua y el aceite. Aún así se llevan muy bien.
-Sabes que no cariño, no puedo llevarlos a la oficina y tampoco hay alguien más quien los cuide.
-¿Por qué no los dejaste con Tomás y Tere en casa? Ellos iban a estar ahí toda la tarde haciendo tarea. -le rogué haciendo puchero. Él me observó por el rabillo de su ojo y rió.
-Sabes que no. No quiero que nada distraiga a Tomás porque si vuelve a repetir año lo enviaré a un internado en Alemania y tu mamá me matará si hago eso.
-¡pero si Tere es una enorme distracción! -chillé levantando los brazos.
-eso ya es diferente. Tere le ayuda a estudiar, los gemelos no.
-Hubieras obligado a los otros a cuidarlos. -dije ya casi haciendo berrinche.
-Rubén estaba estudiando, Derek salió sin avisar al igual que Alex y no había nadie más libre.
-¡pero ahora me distraerá a mí!
-Dylan sabes muy bien que no es problema, Dany un poco, pero tú sabes controlarlos muy bien cuando pelean. Además me habías dicho que este compañero tuyo tenía una hermana. Quizás se lleven bien. -se encogió de hombros y se estacionó frente a la casa de Nicolás. Suspiré rendida y bajé de mala gana.
-vámonos enanos. -dije rodando los ojos. Papá rió ante eso y se bajó también para abrirles la puerta a los chicos aunque no lo necesiten.
-los acompaño hasta la puerta. -dijo inocente.
-no, llegarás tarde a tu junta y nadie quiere eso, así que adiós. -dije tratando de empujarlo hacia el auto. No quería que mi papá me avergonzara como mis hermanos lo habían hecho después del cumpleaños de Tomás.
-bueno, bueno, pero cuando vuelva, ese chico no se salvará de mí. -me advirtió alzando una ceja.
-como sea, adiós. -dije mientras le jalaba la corbata haciéndole encorvarse un poco y así logrando besar su mejilla. Éste rió y se despidió de mis hermanos para luego subirse al auto y arrancar de inmediato.
-¿Por qué no nos podíamos quedar en casa? -se quejó Dany haciendo una mueca. Rodé los ojos.
-porque no, tú solo camina. -le indiqué dirigiéndome hasta la casa. Dylan me siguió sin quejarse mientras que Dany caminó con pereza hasta la puerta. Toqué el timbre y a los pocos minutos Nicolás me abrió.
-Lucy, llegas temprano.
-lo sé, papá tenía algunos asuntos y aprovechó para dejarme aquí. Por cierto, hoy me toca cuidar a los gemelos ¿te molesta que los haya traído?
-no, tranquila. Con tal de que no causen problemas está bien. -me dijo despreocupado.
-ya escuchaste Dany, sin causar problemas en casa ajena. -dije observando al diabólico de mi hermano. Éste seguía molesto cruzado de brazos. Rodé los ojos y volteé nuevamente hacia Nicolás.
-pasen. -dijo apartándose de la entrada. Los tres entramos tranquilamente. -Gisele, te dije que te fueras a la mesa a hacer las tareas. -regañó su hermano al entrar.
-Estoy en la mesa Nico. -respondió ésta desde la sala de estar. Reí porque ella tenía la razón, estaba en la mesa, solo que en la mesa de centro de la sala. Observé cómo el semblante de los gemelos cambió al ver a la pequeña niña. Ambos sonrieron tímidos.
-Hola Gisele. la saludé acercándome a ella.
-¡Lucy! -chilló dándose cuenta de mi presencia. Vi como sonrió y corrió hacia mí para abrazarme.
-¿Qué tal estás?
-Bien, ayer te fuiste sin despedirte. -dijo haciendo puchero. Reí por su adorabilidad.
-perdona, no era mi intención pero hoy traje a mis hermanos para que jueguen mientras yo hago tareas con tu hermano. -le dije señalando a los gemelos. -te presento a Dylan y Dany, los gemelos y mis hermanos más pequeños. -Los presenté lo más cordial que pude.
-Hola. -saludaron al unísono. Gisele sonrió y les devolvió el saludo.
-Enanos, ella es Gisele la hermana de Nicolás. -dije terminando con la presentación.
-Antes que nada, tiene que terminar sus tareas. -interrumpió Nicolás tomando por los hombros a su hermana. Ésta hizo puchero y se dirigió nuevamente a la mesa en donde reposaban sus libros.
-¿Nico, me ayudas antes de irte? -le preguntó con su dulce voz.
-¿en que necesitas ayuda?
-matemáticas. -respondió con una mueca.
-Dylan te puede ayudar si quieres, es muy bueno en la materia. -dije de inmediato. Quería que mis hermanos convivieran con Gisele porque así se harían amigos rápidamente y podría irme a terminar el trabajo tranquila.
-¿en serio? -preguntó ella con una sonrisa. Empujé suavemente a mi hermano para que hablase. Yo no iba a hablar por él el resto de la tarde.
-yo... si... bueno ¿qué tema estás viendo? -Habló algo tímido. Así solía ser Dylan, algo tímido e inseguro.
-fracciones.
-Eso es fácil. -mi hermano sonrió y se acercó para sentarse al lado de Gisele y tomar su libro.
-cuando terminen convive con ellos. -le dije a Dany quien seguía parado a mi lado. Éste me fulminó con la mirada y se dirigió a sentarse al otro lado de la mesa.