Lucy
Toda la noche no paré de pensar en la historia que papá me contó. Incluso soñé con eso. Es que aún no me entraba en la cabeza el hecho de que Lance y la tía Charlotte estuvieron juntos y que de hecho papá y el padre de Nicolás fueron mejores amigos. Mi papá adora contar sus anécdotas adolescentes y aventuras, más nunca lo mencionó ni por equivocación algo sobre el tema.
Apenas dormí cuando la alarma comenzó a sonar. Con toda la pereza del mundo, me levanté de mi cómoda cama. Chispa comenzó a saltar cuando lo hice. Sonreí, la cargué para besar su cabeza.
-espera chiquita, iré a darme una ducha. Solo no hagas desastre. -reí y la volví a dejar en la cama.
Me metí a mi baño y me di una rápida ducha. Salí y vi a Chispa morder uno de mis peluches. Traté de arrebatárselo, pero no me dejó y siguió mordiendo. Adiós señor conejo, ahora eres propiedad de mi mascota.
-¿Pulga, estás despierta? -escuché la voz de Derek tras mi puerta.
-¡no es pulga, es pulguita y solo Rubén me puede llamar así! -le grité de vuelta.
-Es que eres más como una pulga molesta, de esas que los perros se rascan y nunca dejan de picar y además tengo todo el derecho de poder llamarte así sí quiero. -dijo a través de la puerta.
-¡Eso no es cierto! -chillé queriendo golpearlo.
-¡libertad de expresión querida hermanita! -Rodé los ojos y me comencé a vestir.
Fijé mi vista nuevamente en Chispa y la cargué así logrando que soltara mi peluche el cual quedó completamente babeado. No podía creer lo tremenda que era esta perrita con tan solo tres meses y medio de edad. Tomé mi mochila y bajé las escaleras. Dejé a Chispa nuevamente en el suelo y me dispuse a desayunar luego de darle sus croquetas.
-¿papi, puedes decirle a Derek que es un molesto? -dije en el tono más inocente del mundo.
-¿ahora qué hizo? -preguntó papá con tono desinteresado.
-¡yo no hice nada! -se quejó mi hermano el cual se encontraba sentado a mi lado.
-él me llamó pulga y solo Rubén puede llamarme así y es pulguita.
-¿Por qué te llamó así hija? -volvió a preguntar mientras su vista seguía inundada en el periódico.
-porque dice que soy más como una pulga de perro que no deja de molestar. -dije haciendo puchero. Papá bajó el periódico y nos observó
-Derek, no le digas así a tu hermana. -dijo y volvió a levantar el periódico. Mis demás hermanos presentes comenzaron a reír disimuladamente mientras Derek me fulminaba con la mirada. Yo solo sonreí victoriosa y me levanté de la mesa con mi plato de comida ya vacío.
Derek
-¿Por qué siempre estás del lado de ese pequeño demonio? -le reclamé a papá después de que Lucy se fuera a la cocina.
-No estoy del lado de nadie, hijo.
-pues no parece por si no lo sabías.
-déjalo Derek, sabes perfectamente que Lucy es su consentida y siempre va a estar de su lado. -me dijo Tomás mientras jugaba en su celular.
-Es que es injusto que sea así. Soy tu hijo mayor, yo debería tener prioridad también. -me crucé de brazos.
-corrección, Rubén es el mayor. -dijo papá tomando un sorbo de café.
-Pero yo le sigo, así que es lo mismo.
-no, no lo es. Ser el segundo no es ser el mayor de todos. -dijo Dylan levantándose de la mesa junto a su gemelo.
-Tú cállate enano.
-bueno, solo decía. -se encogió de hombros y se colocó la mochila en el hombro.
-¿Están listos? -le preguntó papá a los gemelos. Éstos asintieron haciéndolo levantarse de la mesa e ir tras ellos hasta la puerta.
-cuida a mi bebé y más te vale que lo hagas bien. -me dijo Lucy entregándome a su perrita.
-¿Por qué tengo que hacerlo? -le reclamé cargando a su mini demonio.
-eres el único que se va a quedar en casa, así que te toca a ti. -se encogió de hombros y se fue junto a Tomás y Alex a la salida.
Suspiré pesadamente antes de alzar al animalito a la altura de mi rostro.
-quedamos solo tú y yo Chispa. -dije y la bajé para acariciarle la cabeza de la perrita. Vi como esto no le agradó ya que comenzó a gruñir, entonces alejé la mano.
Hasta los perros estaban en contra de mí hoy.
Suspiré y dejé en el suelo a la pequeña la cual salió corriendo de inmediato a la salida. Palidecí al ver la puerta abierta y como ella salía corriendo afuera. Lucy me iba a matar si algo le pasaba a esa cachorra. Corrí lo más rápido que pude para poder alcanzarla. Vi como Rubén se subía a su auto para sacarlo del garaje y como Chispita estaba tras el auto. Corrí hacia ahí tomé a Chispa lo antes que pude antes de que Rubén retrocediera y la aplastara
-Por poco y te matan. -le dije después de entrar a la casa más aliviado.
Esta vez no me confíe y me fui a asegurar que la puerta de atrás estuviera cerrada antes de que saliera de nuevo y se metiera en problemas. Finalmente la bajé al suelo y corrió de inmediato a la sala. Me fui tras ella después de buscar una pelota para que jugara encontrándome con un pequeño regalo para mí en el suelo.
-¿en serio? Ahora por tu culpa tengo que limpiar. -La fulminé con la mirada y me ladró y dio un par de vueltas en su lugar. -tengo que enseñarte a ir al baño. -suspiré y fui en busca del recogedor de basura, pero en esta ocasión, recogedor de popó.
Luego de limpiar, le di un peluche para que jugara. Finalmente, después de media hora brincando, se quedó dormida sobre la alfombra. Me recosté sobre el sillón y sentía que había estado cuidando un bebé revoltoso. Ni siquiera mis hermanos eran tan desastrosos o tan hiperactivos cuando los cuidaba de pequeños.
Quise dormir, pero si lo hacía, Chispa podría despertar y hacer desastres. Entonces mejor no. Tomé mi celular y revisé los mensajes encontrando nada interesante. Abrí un chat y mandé un "hola". Me quedé esperando respuesta por largo rato recibiendo un "hola, no había visto el mensaje" y sonreí. Comencé una plática y no sé cómo empezamos a hablar de cómo había estado esta semana, a hablar de sobre el cosmos y la vida.