Nicolás
La noche ya había caído, aún era temprano pero la película ya había acabado.Algunos invitados que no conocía, ya se habían retirado y unas, si no me equivoco, primas de Tere llegaron y todo se tornó un drama. Bueno, era más un caos que un drama. Pero no entraré en detalles sobre eso por ahora. Mi misión esta noche era sacarle la verdad a Lucy de lo que pasó con su ex mejor amigo. Por alguna razón no podía dejar de imaginarme cualquier maldito escenario de ella y él. Tenía muchas posibilidades en la mente y me había quedado con el chisme a medias. No quería quedarme así.
Me daba mucha curiosidad el hecho que lo ocultaba así. Lo más posible era que había algo ahí detrás de su pequeña anécdota que le fue muy traumático o vergonzoso para que tenga que ocultarlo de esa manera.
Tenía un plan para hacerla hablar, por los momentos ella se encontraba algo exasperada e inquieta y debía aprovechar el momento para calmarla y sacarle la verdad. Sabía que no estaba bien aprovecharme de ese estado de vulnerabilidad, pero la curiosidad me ganaba. Eso sí, todo esto implicaba tener que contarle algo privado mío para que agarrara confianza y también me dijera todo lo que pasó. Era mi primera y única oportunidad por el momento y no debía perderla.
Ahora mismo, ella se encontraba en uno de los sillones con los brazos cruzados, al igual que sus piernas. Su pierna derecha se movía de arriba a abajo con rapidez en forma de tic; eso hasta a mí me ponía algo ansioso. Su rostro denotaba su estado de ánimo y no parecía agradable, pero debía hacer algo para calmarla así que me acerqué con tranquilidad y tomé dos vasos de refresco.
-¿Quieres? -le ofrecí extendiéndole uno de mis vasos. -No lo he envenenado, tranquila.
-No gracias, no tengo sed. -dijo y siguió con su... ¿berrinche? O lo que sea que estuviera pasando ahora mismo.
-¿te encuentras bien? -con amabilidad dejé el vaso frente a ella y luego me senté a su lado.
-¿acaso ves que me encuentro bien? -dijo y me lanzó una mirada asesina.
-estás tensa. -dije y dejé mi vaso de lado también para luego llevar mis manos hacia Lucy y hacerla soltar sus brazos y desenlazar sus piernas. Ya estaba algo estresado de verla. -tranquila, no debes ponerte así por algo insignificante.
-esto no es insignificante, es odioso. Odio con todo mi ser a esas tres malparidas. ¿Acaso no viste que me llenaron de merengue el pelo a propósito? -se quejó señalando su cabello un tanto húmedo de cuando se fue a limpiar al baño.
-sí, te entiendo, pero no deberías dejar que ese hecho arruine tu noche, es el cumpleaños de tu mejor amiga y no debes amargarte. -le pedí con una leve sonrisa.
Suspiró. -Tienes razón... es solo que es inevitable todo esto.
-Pero tranquila, luego podrás matarlas y enterrar sus cuerpos en diferentes partes del mundo. -bromeé para aligerar un poco más la tensión. Ella solo rió y me observó. -¿y si vamos a tomar aire fresco un rato? -pregunté esperando un "sí" por respuesta, porque si no mi plan se iría al caño.
-vamos, creo que lo necesito. -dijo y se levantó. Brincando por dentro, la seguí hasta afuera en el patio.
Ella tomó una bocanada de aire y luego se sentó en el césped con los ojos cerrados. Algo indeciso me coloqué a su lado y la observé por breves segundos hasta que abrió los ojos, pero solo observaba el horizonte mientras el viento hacía su cabello moverse de aquí para allá. No hubo más que silencio por varios minutos, hasta que decidí ser quien diga la primera palabra.
-¿Te puedo preguntar algo Lucy? -dije llamando su atención. Finalmente sus ojos me observaron.
-depende.
-¿Por qué te caen tan mal las primas de Tere? -hice la pregunta sin ninguna segunda intención, solo era curiosidad. Además, si comenzaba una conversación amena, las cosas surgirían con más naturalidad.
-No lo sé... las cosas siempre han sido así. -dijo y se encogió de hombros. -son unas engreídas, además se la pasan encima de mis hermanos como moscas. Parece que no pueden ver a ningún chico sin acosarlo. Admito que no me gusta para nada, pero es inevitable no ponerme celosa. Ellos también son así conmigo. Supongo que es una manera de equilibrar las cosas.
-¿Te digo algo? -La observé directamente.
-Algo.
-no arruines el momento. -dije y la fulminé con la mirada mientras ella solo se reía. -a lo que quería llegar era que también soy celoso con Gisele, pero ella no conmigo... bueno, no tanto.
-¿no tanto? -arqueó una ceja.
-si a ella le agrada, está bien para estar conmigo.
-Así que básicamente ella juzga a tus novias.
-Algo así. -confesé y ella solo rió de nuevo.
-a ver, cuéntame de la primera novia que Gisele juzgó. -me pidió decir con bastante interés y con una sonrisa entre burlona y con gracia a la vez.
-Bueno, fue hace tres o cuatro años como mucho, era una vecina que teníamos, no fue mi novia, pero comenzamos a salir y a Gisele nunca le agradó y menos el día que la llevé a casa a cenar. ¿Puedes creer que le puso chile a sus espaguetis? Ella era terriblemente alérgica al chile. La tuvimos que llevar al hospital y después de eso no me volvió a hablar.
-¿quién lo diría? Tu primer amor arruinado por tu hermana menor. ¡Hey! Eso rimó. -chilló emocionada. También me reí por eso.
-apuesto que también tus hermanos arruinaron tu primer amor, si es que no fue que lo auyentaste con tu frialdad. -le recordé con burla.
-Déjame en paz y para que sepas, no fue ninguna de tus opciones. Él simplemente se mudó y no lo he vuelto a ver. -confesó sin titubeos. Quería sonreír de la alegría, pero tuve que contenerme, no podía sacar a relucir mi plan así como así.
-y... ¿Quién fue el afortunado que se robó tu corazón por primera vez? -le pregunté con sutileza.
-se llama Chase... él... se podría decir que era el único que llenaba mis expectativas en aquel momento. Lo peor del caso es que me le confesé hasta el día en que se iba. Y desde eso han pasado ya casi cuatro años. No he vuelto a saber absolutamente nada de él desde entonces.