Lucy
Durante las siguientes dos clases logré pasar completamente desapercibida ante mi mejor amiga y Chase. Nicolás fue de gran ayuda con mi plan. Logré ocultarme a la perfección de mi mejor amiga.
Posiblemente luego de hoy estará enojada conmigo, pero creo que valía la pena un par de insultos para no enfrentarlo a él. Ya no me encontraba nerviosa por su presencia como al principio del día, todo era completamente diferente desde la "confesión" de Nicolás. Me alegraba que me hubiese contado eso, no estaba cien por segura que todo fuese verdad, pero en algo tenía razón. Había escuchado una vez a la tía Charlotte hablar por teléfono con la señora Griffin y sí, sé que estuvo mal escuchar su conversación ese día, pero a veces la tía Charlotte no era discreta, estaba cocinando y hablando con el celular en altavoz.
Recuerdo muy bien que le dijo que estaba tratando de persuadirlo de que no se metiera en problemas. En ese instante no le presté atención porque no creí que fueran tan graves. Eso pasó hace mucho, ni siquiera lo recordaba hasta hoy.
Otro factor que me hacía confiar en la palabra de Nicolás era que él no solía mentir, o bueno, eso me había dado a entender este tiempo que llevaba conociéndolo y su mirada al decirme esta información... se notaba su sinceridad. Lo digo porque conozco muy bien cuando mis hermanos me mienten, claro, Nicolás no era uno de ellos, aun así sentí su honestidad. A pesar de eso, necesitaba las pruebas, quería comprobarlo todo y mirarlo con mis propios ojos y así podría hablar seriamente con Tere.
-Tierra a Lucy. -escuché a Nicolás decir a mi lado. Estábamos sentados en el pasto esperando que la maestra de educación física llegase.
-¿qué? -pregunté aturdida, llevaba largo rato algo pensativa. Aún no entendía como el Chase adorable que conocí hace un par de años había cambiado de la nada.
-Llevas largo rato viendo al infinito, incluso parecías un cuerpo sin alma. -dijo arrancando algo del pasto que tenía al lado para lanzarlo hacia mi rostro. Ningún pedacito logró tocarme, pero si parpadeé por instinto. -En realidad llevas así desde el desayuno ¿Es por lo que te dije?
-sí, se podría decir que sí. -solté un suspiro.
-La verdad que no sé qué más decirte al respecto... la gente a veces no es lo que parece. -dijo y se encogió de hombros.
-lo sé. -respondí y me froté el rostro con frustración. -Es solo que me preocupa Tere.
-me imagino... ha estado todo el día con ese tipo.
-no creo que le vaya a hacer algo... o bueno, eso espero. Tere a veces es algo... ingenua y demasiado benévola. -gruñí frustrada mientras enterraba mi cara entre mis rodillas. Sentí la mano de Nicolás en mi hombro, así que levanté la mirada.
Observé fijamente sus ojos. Hoy parecían más claros, seguramente por la cantidad de luz que había aquí afuera. Parecían zafiros. No podía negar que me gustaba su color, era idéntico a Gisele. Me preguntaba cómo ambos habían obtenido los ojos de su madre. Cuando estudiamos la herencia en biología decía que los ojos cafés eran muy dominantes y es poco probable que salieran azules los descendientes. Al parecer la biología no era cien por ciento acertada. No pude seguir apreciando su bonito color al escuchar la voz de Rachel, (la profesora/posible cuñada en potencia).
Sabía que sería difícil unirla a ella y a mi hermano, pero era por lo que rezaba todas las noches que sucediera.
***
Llegué a casa exhausta. Rachel era una excelente profesora pero los deportes no eran una de mis virtudes. Lo primero que hice al llegar fue lanzar mi mochila al sillón para luego tumbarme sobre la alfombra. Chispa llegó y me lamió el rostro. Sonreí apartándola de mí, ella era la única que me alegraba los días con sus besos babosos.
-¡Derek! -grité esperando que me escuchara.
-¿qué quieres, odiosa? -escuché que dijo desde el pasillo.
-Derek, ¿Qué te he dicho de hablarle así a tu hermana? -escuché a mamá, levanté la cabeza y la vi bajando las escaleras.
-¿qué ocurre estimada hermanita? -volvió a hablar Derek con una falsa sonrisa.
-¿le diste de comer a Chispa?
-yo se la di, tu hermano se levantó súper tarde hoy. -dijo mamá sentándose en el sillón en dónde había lanzado mi mochila. Rodé por el suelo hasta estar junto a las pantuflas de mamá para así abrazarle una pierna.
-Tú eres la salva cachorras. -dije haciéndola reír. Derek rodó los ojos.
-No es para tanto. Si puedo alimentar nueve bocas, claro que puedo darle de comer a esta pequeña bola de pelos. -dijo cargando a Chispa. -aunque ya necesita un baño. -solté aire y me levanté del suelo para sentarme a su lado. Mi cachorra saltó del sillón y corrió a la cocina tras Derek posiblemente en busca de más comida.
>>¿Qué tal tu día, mi niña? -me preguntó mamá acariciando mi cabello mientras yo permanecía recostada en su regazo.
-No fue un día normal...
-¿cómo así?
-a mí me pasa de todo mamá -gruñí molesta cerrando los ojos.
-La adolescencia es difícil, lo sé. -dijo y la vi.
-Ahora que lo recuerdo, debo hablar con los chicos principalmente Rubén, Tomás y Derek ¿los llamas por mí? debo hacer algo primero. -Rápidamente y sin dejarla responder, tomé mis cosas y corrí a mi habitación. Le envié un mensaje a Nicolás, quería saber si ya había conseguido la evidencia. Me dijo que tal vez se tardaría un par de horas, que haría lo posible por conseguirla hoy mismo. Así podría hablar con Tere.
Tere
Hoy había sido un día un tanto agitado, pero me la pasé bien. Chase había vuelto e hizo muchos amigos, era muy sociable. Aunque casi solo buscó hacerse amigo de los populares, los cuales no me agradaban en lo absoluto, pero estuve con ellos durante el receso por él, además porque Lucy había estado evitándome desde la mañana. Noté durante las clases que se escondía de mí, no creía que estuviera molesta, yo no había hecho ni dicho nada.