Vida Entre Chicos (sc Libro# 1)

46. ¿Me rindo?

Tere

-El pronóstico no dijo que hoy llovería rubias ojos grises. -dijo Tomás abajo de mí. Rápidamente me levanté de su pecho y le tendí una mano para que se levantara.

-las rubias no llueven. -dije haciéndolo reír.

-¿ya se arreglaron? -me preguntó apuntando con su cabeza hacia afuera.

-más o menos... Aún tengo muchas dudas sobre lo que le pasa. -me crucé nuevamente de brazos.

-y ¿aún sigues molesta conmigo?

-no solo contigo, también con tus hermanos, le acaban de lavar el cerebro a Lucy. -dije y lo observé severamente.

-¿lavar el cerebro? -frunció el ceño.

-Ahora no solo ustedes no quieren que me acerque a Chase.

-Oye, todo esto tiene una explicación. Es solo por tu bien y el de Lucy. Confía en nosotros. -dijo estirando sus brazos para tomar mis manos. No las quise apartar, aunque tuve la intención, su agarre era muy firme pero sutil.

-eso dicen, pero aun no entiendo nada.

-Supongo que te enterarás por Lucy.

-dijo que todo a su tiempo pero eso no me ayuda a calmarme. -dije y esta vez, sí aparté las manos sin llegar a ser brusca.

-no te enojes, luego lo entenderás todo, pero por ahora... solo no me sigas viendo de esa manera. -dijo abrazándose ligeramente a sí mismo.

-¿de qué manera? -fruncí el ceño.

-con desprecio ¿Sabes? Jamás me había peleado contigo y ahora qué pasó no me agrada y pienso que... si perdonaste a Lucy por lo que sea que hizo... ¿Podrías hacerlo por lo menos conmigo? -dijo haciendo notar cierto brillo en sus ojos. Sus pupilas estaban dilatadas, lo cual hacía ver sus ojos más oscuros y aun así estaba ese brillo de súplica ahí, mirándome fijamente.

-Solo... dame algo de tiempo. Al menos hasta que entienda este misterio que se traen. -dije apretando los labios. Él sonrió ligeramente sin separar los labios y se acercó, colocó una mano en mi mejilla y besó mi frente.

-Al menos no te quitaste mi collar. -y así acariciando suavemente mi mejilla con su pulgar por cortos segundos, se retiró hacia las escaleras. Bajé la mirada hacia mi pecho. Sí, desde mi cumpleaños no me quitaba este collar. Simplemente me encantaba y ya no podía andar sin él... era especial y no solo porque tiene mi nombre escrito.

-Tere, Lucy lleva escondida un buen rato tras las sillas, aun no entiendo por qué. -escuché la voz de la madre de Lucy. Levanté la mirada y la vi tan radiante como siempre y con un libro en manos.

-ah, sí. Ya casi había olvidado por qué la perseguía. -soltando una pequeña risa, busqué mi rociador por el suelo. Lo encontré a unos centímetros de mis pies. Así que lo tomé y fui tras Lucy para terminar con lo que comencé.

***

Llegué a casa finalmente. Hoy había sido un día de locos, creo que ningún otro día se comparaba con este. El tío Demian me había traído, así que no caminé absolutamente nada, aun así me sentía tremendamente cansada tanto física como mentalmente.

-Llegaste, ¿todo bien?. -me saludó Chris sentándose en uno de los sillones con una soda de lata en la mano.

-No. -dije y me senté a su lado para luego recostar mi cabeza en su regazo y cerrar mis ojos tratando de buscar algo de paz.

-¿Hablaste con Lucy?

-Cincuenta, cincuenta. Aún tenemos mucho que discutir, pero no quiero hablar de eso, ¿está mamá?

-No, salió a una ci... -dijo y se calló repentinamente, abrí los ojos y tomó un sorbo de su soda para aclararse la garganta. -salió, no me dijo dónde.

Me levanté de inmediato.

-¿Una cita? ¿Eso ibas a decir?

-No... yo...

-Chris, se te da pésimo mentir. Dime la verdad. -le advertí.

-Es una cita de trabajo, tiene un cliente que tuvo que atender a última hora. -confesó pero aun así no le creí nada, así que me levanté para tomar mis cosas del suelo y dirigirme a mi habitación. -Tere. -Me llamó y repitió mi nombre una y otra vez, pero hice caso omiso a sus palabras y corrí a encerrarme.

Lancé mi mochila sin pensar en lo que estuviera adentro y cerré con seguro mi puerta. Luego recosté mi espalda en ella hasta deslizarme y caer al suelo evitando que amargas lágrimas cayeran de mis ojos. En serio, traté de detenerlas, pero comenzaron a salir sin mi permiso. Las limpiaba y aun así caían más y más. Chris aporreaba mi puerta una y otra vez, pero no le presté atención. Solo comencé a llorar de amargura, e impotencia, de tantas cosas que no sabría explicarlo. Mamá estaba saliendo con alguien a escondidas... de mí y de mi padre. Sí, mis padres están separados, pero siguen siendo esposos... este tiempo separados era para reflexionar... para pensar en soluciones para sus problemas y luego volver a ser la familia que siempre hemos sido, no para separarlos definitivamente.

Al parecer estaba pasando todo lo que algún día temí y eso me llenaba de enojo, no solo con ellos sino conmigo porque ya no podía hacer nada. Nunca pude hacer nada para que dejaran de pelear... nunca intenté hacer algo para juntarlos... en su momento creí que sería lo mejor para ambos tomarse un respiro del otro, pero en realidad eso los estaba alejando. Simplemente no me imaginaba una vida con un hombre tomado de la mano de mi madre, sentado en la mesa durante la cena o en la cocina por las mañanas haciendo el desayuno... y que éste no fuera papá. No, no quería eso... simplemente pensarlo sentía que me amargaba el paladar. Yo quería y aún tenía las esperanzas de que ellos volvieran a estar juntos, sin tantas discusiones, sin odio o remordimiento... simplemente siendo esposos y mis padres...

-Perdona, Tere. Se supone que no debías saberlo... -dijo Chris a través de la puerta. -Déjame entrar al menos y te explico las cosas.

-no quiero ver a nadie. -dije y sorbí mi nariz.

-Charlotte te lo iba a decir en su momento... -dijo y gruñó. -No tenías que enterarte por mí...

-vete, Christian. Quiero estar sola. -dije y abracé mis piernas.




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