Vida Entre Chicos (sc Libro# 1)

56. Paranoia

Lucy

Estoy completamente lista para irme al colegio, pero no quiero ir, estoy nerviosa, nerviosa como el día en que llegó nuevamente a la ciudad. Me siento desprotegida aunque en verdad fuera todo lo contrario. Temo lo qué pueda pasar, pero a la vez siento que en realidad solo son paranoias mías. Lo único malo que me podía pasar era tener un ataque nervioso por estar dándole tantas vueltas al asunto. Salí de mi trance cuando escuché que tocaron mi puerta, sacudí la cabeza un poco y me levanté a abrir. Era Rubén.

-¿vas a desayunar? Porque ya se está enfriando y se te hace tarde. –dijo serio. El enojo de la pelea del otro día aún no se le pasaba y ya no quería que siguiera así. Quiero hablar pero es muy temprano para discutir de este tema y hacerlo posiblemente no nos haría llegar a otro lugar más que estar aún más peleados.

En vez de hablar, me acerqué a él y lo abracé. Se notó que no se lo esperaba y sé que dudó mucho en si regresar el abrazo o no, pero no se pudo resistir y me abrazó con bastante fuerza haciéndome reír.

-¿por qué el abrazo? –me preguntó soltándome. Noté una ligera sonrisa en su rostro y eso me alegró el día.

-Solo... te extraño. –dije y me encogí de hombros.

-Pero no me he ido a ninguna parte.

-no es porque no estés presencialmente, sino que tu verdadero yo se ha ido... y extraño a mi hermano mayor...

-oye, que esté enojado con ustedes no significa que deje de ser su hermano. -dijo y tomó mis hombros con ambas manos. Por mi parte, no retiré mi rostro de disgusto por el rumbo en que íbamos.

-no busco pelear, es muy temprano para eso, pero aun así odio tu actitud, es como si prefirieras ser parte de otra familia que sí apoye tus estupideces y simplemente te estorbamos. Yo necesito al Rubén alegre qué me prepara el desayuno con una sonrisa y me llama pulguita aunque odie ese apelativo. -solté sin pensarlo dos veces. Él tiene que saber las cosas como lo son, porque con mentirillas blancas o cerrar la boca no resolvería nada. En esta ocasión era ser directa o ser directa. No había otra solución.

Suspiró pesadamente.

-Es solo que me siento fuera de lugar y más por ustedes. No me dan ánimos de nada. -dijo e hizo una mueca.

-es que eres un estúpido. -dije y le golpeé el pecho con suavidad. -Pero aun así te quiero devuelta. No me gusta este Rubén más terco que de costumbre, necesito a mi hermano mayor, corrección, necesitamos a nuestro hermano mayor. -dije y fruncí los labios frustrada.

Apreté los puños a mis costados y bajé la cabeza. Tomé una bocanada de aire, solté las manos de nuevo y lo vi fijamente. Pude ver que mis palabras de alguna manera lo tocaron. Su rostro se había relajado y apretaba sus labios queriendo oprimir una sonrisa.

-perdona. Es solo que aún sigo molesto y triste, además, no creo que se me pase pronto... pero... haré mi mejor esfuerzo ¿sí? -tomé aire y lo abracé de nuevo. -Tomás ya se fue, Alex ya está listo, solo faltas tú. Mejor baja a comer pulguita. -dijo y no pude evitar sonreír para luego asentir y bajar corriendo.

Bueno, con lo sucedido me olvidé por completo de decirle a Rubén que no quería asistir porque un maldito psicópata podría atacarme en cualquier momento. Suena exagerado, pero así me siento en estos momentos. Caminé por el pasillo con ojos hasta la nuca. Traté de no alejarme de los grandes grupos de estudiantes. Me hizo mucha falta esperar a Tere en su casillero e irnos juntas, pero lo más peculiar fue que no solo la extrañaba a ella, sino a Nicolás también.

Ya me he acostumbrado a tenerlo 24/7 durante el colegio. Sí, es un molesto, pero de alguna manera, odio aceptarlo, me gusta que me moleste. Es que esa es nuestra relación: él bromea, yo le pego y luego nos reímos. Al principio sí era bastante tedioso, ahora solo me daba risa. Disfrutaba reírme un rato todas las mañanas. Bueno, solo sería hoy. No es como si estuviera muerto, a menos que Chase lo haya matado. Era poco probable pero tampoco hay que descartar la opción.

Llegué al receso completamente intacta. Había visto a Chase en camino a una de mis clases, pero no me lanzó ninguna mirada como las que me había hecho en días anteriores. Eso me alivió de gran manera. Busqué entre la gente a Alex. Tal vez estando con él me sentiría más segura de mí misma si Chase aparecía con intenciones de hablar. Estuve largo rato yendo de mesa en mesa buscándolo hasta finalmente encontrarlo solo en una mesa en una esquina leyendo un comic o... no era un manga. Él no lee cómics. Para cualquiera sería extraño irse a sentar con un rarito solo por ser aficionado al animé. Pero es lo más normal, no solo por ser mi hermano, sino porque un manga es como leer un libro y ver animé es como ver series pero en caricatura y en japonés. Créanme, había muy buenos animes y algunos eran tan clichés como una historia de Wattpad.

-No voy a molestar, solo necesito sentarme con alguien cercano. -le dije en cuanto me senté a su lado. Él me observó confuso al principio, pero cuando hablé, su rostro se relajó. Cerró su manga y lo dejó sobre la mesa.

-Te hace falta Tere y acudes a mí ¿cierto? -preguntó con cierto toque burlesco en su sonrisa.

-Sí. -dije y mordisqueé mi sándwich. No tenía mucha hambre, los nervios y la paranoia me estaban consumiendo hoy y no puedo evitarlo.

-Oye, no hay nada de malo en extrañar a tu mejor amiga y acudir a tu hermano porque la mayor parte de tus compañeros te desagradan. -sarcástico, colocó una mano en mi hombro y rió ligeramente al final de la frase.

-No es solo por eso, tonto... -murmuré aún masticando el trozo de lechuga y pan que tenía en la boca.

-¿Qué es entonces?

-Ignórame, no es nada.

-No puedo ignorarte más que de costumbre. -ladeó la cabeza y lo volteé a ver para luego rodar los ojos. -Solo aclárame algo.

-¿qué? -ladré volviendo a morder mi sándwich.

-dime que no estás así porque Nicolás tampoco está aquí. -ya bastante hastiada, solté mi sándwich sobre el plato y giré mi cabeza hacia él para fulminarlo con la mirada.




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