Lucy
Ya era hora de darle inicio a mi plan maestro. Durante esta semana estaba pensada mi venganza. Era martes y debía empezar ya mismo si quería que tuviera éxito. Tere, Nicolás y yo nos encontrábamos frente a mi casillero haciendo de cuentas que solo conversábamos como lo haríamos un día cualquiera. Tomás y Alex estaban pendientes de cuando Chase llegase. Ellos me harían la señal para acercarme y me vigilarían desde una distancia prudente. Si fuera por cualquier otra razón, lo más probable es que me encontraría nerviosa, pero en este caso lo único que había dentro de mí era rabia y sed de venganza. Debía calmar ese lado mío por el momento. No tenía que ser tan evidente si quería lograr mi cometido.
-¿Estás segura de que puedes afrontarlo sin perder los estribos? -me preguntó Nicolás inseguro.
-Al menos lo intentaré. Por ahora procura no salirte del plan. -le pedí colocando una mano en su hombro.
-Solo trata de lucir calmada ¿sí? Porque llevas toda la mañana con una cara de psicópata. -me dijo con cierta burla. Rodé los ojos y recibí una mirada desaprobadora del pelinegro.
Tere llamó mi atención en ese momento. Tomás ya había visto a Chase llegar. Asentí y llevé mi mirada a la entrada en donde los populares estaban ubicados esperándolo. Con los chicos chocó puños y con las chicas solo sonrió. Al menos, aquí sí respeta un poco a las mujeres.
Aunque, eso no podía quitar la posibilidad de que se metería con más de una de las que estaban ahí. Aparté la mirada un instante para quitarme lo asqueada que me encontraba y así dirigirme hacia él asegurándome que mis hermanos estuvieran en mi campo de vista. Él notó mi presencia cuando estaba lo suficientemente cerca. No fue el único en observarme en ese momento. Claro, no es usual que yo, Lucy Roberts se acercara a alguien después de gritarle en frente de todos.
Sí, ayer perdí la cordura y lo único que pensaba era romperle todo a lo que se le llama rostro. No lo pude evitar cuando lo vi sonriéndome con arrogancia. ¿Cómo se pudo atrever a tan solo mirarme después de lo que hizo?
Tomé todo el valor y el autocontrol que me quedaba para llegar a su lado sin problemas. El rubio me miró algo confundido, no dijo nada, así que tomé la primera palabra.
-¿puedo hablar contigo? -pregunté y empecé a escuchar murmullos a nuestro alrededor. Callé (ignoré) el ruido ambiental y me centré en él y lo desconcertado que aún lucía.
Antes de hablar, me examinó de pies a cabeza como si estuviera ocultando una cámara o un micrófono. No lo sé, me aguanté las ansias de lanzar un comentario para que se centrara en mi rostro y no en lo demás.
-¿hablar sobre...? -arqueó una ceja finalmente centrándose en mi cara.
-mira, vengo en son de paz, no vine a insultarte ni nada parecido, vengo a disculparme por nuestro dos últimos encuentros... es que bueno, ayer no era mi mejor día y lo del viernes... solo estaba nerviosa e hice lo primero que se me ocurrió. En serio lo lamento. -dije y apreté los labios. No tuve la necesidad de girarme y observar a los demás para saber lo sorprendidos que se encontraban. Incluso, los murmullos incrementaron, lo cual consideraba una buena señal.
-Disculpas aceptadas. -dijo él.
-incluso estoy dispuesta a salir contigo y escuchar lo que bueno... lo que me querías decir el otro día. -dije y di un paso hacia él mientras observaba mis pies. Cuando, levanté la mirada otra vez, su rostro se adornó de nuevo con aquella macabra e insoportable sonrisa. Nuevamente, reprimí mis instintos asesinos sin despegar mis ojos de él.
-Entonces... ¿Sería algo así como una cita?
-llámalo como quieras, será el jueves después de clase, más te vale no hacer planes. -dije con la más fingida y a la vez convincente dulzura que podía existir.
-por mí perfecto, ¿paso por ti o...? -preguntó sonriendo.
-encontrémonos en el lugar, después te aviso donde será. -sonreí falsamente y tragándome mi orgullo, me acerqué a besarle la mejilla. Esta, definitivamente, fue la mejor actuación que he hecho en mi vida y también haría que el chisme viejo se perdiera por completo. Luego, Alex se encargaría de quitarlo de internet.
Regresé con Tere y Nicolás. Ella me esperaba con una toalla húmeda en donde me limpié todo rastro de Chase de encima. La primera fase del plan había sido un éxito.
***
-oye... ¿los demás saben del plan? -preguntó Tere mientras comía su gelatina.
-¿quiénes? -pregunté centrando mi mirada en ella.
-Rubén y Derek.
-todavía no, pero lo harán. También necesitaré de su presencia para facilitar todo. -respondí y finalmente divisé la cabellera rubia de Chase en una de las mesas. Me levanté de mi asiento y tomé mis cosas con rapidez. -esto va a ser una tortura, pero debo de hacerlo. -dije dispuesta a caminar hacia su mesa. Sentí una mano rodear mi muñeca deteniéndome en el instante.
-No creo que esto sea necesario. -dijo Nicolás en forma de súplica. Sus ojos delataban cierta preocupación aunque, no tenía que preocuparse. Ya sabía qué hacer si el tipo se sobrepasaba conmigo.
Le sonreí apretando los labios y le di un fuerte apretón en la mano sin llegar a ser muy brusca. Solo era para calmarlo un poco.
-estaré bien, además iré con Tomás. -dije y volteé hacia mi hermano mayor quien también se encontraba de pie con su mochila al hombro. Nos observaba fijamente y me sorprendió verlo tan relajado ante la mini escena que tenía enfrente.
En cualquier otra ocasión, se habría vuelto loco de tan solo ver a un chico rozarme la mano. Pero, parecía no molestarle en absoluto el hecho de que Nicolás y yo básicamente estuviéramos agarrados de la mano. Esto de mi hermano no siendo celoso es algo nuevo y extraño aunque, bastante agradable ahorrarme la pelea por el momento. Solté la mano del pelinegro y lo escuché suspirar. Sentí la severa mirada de mi mejor amiga quemarme el rostro. Sabía qué había estado pensando en cuanto a lo de la mano, sin embargo, no iba a hablar al respecto de eso ahora mismo.