Lucy
Antes de llegar a casa, fuimos de compras para la cena de mañana y aprovechamos a también comprar cosas para hacer pizza esa misma noche. Ayudamos en lo que pudimos a Rubén en la cocina e hicimos cinco pizzas para todos, bebimos refresco y se nos ocurrió realizar una fogata en el patio. Al final, hicimos algo así como un campamento, terminamos asando malvaviscos, hablando hasta medianoche y admirando las estrellas, nos la pasamos increíble.
Fue épico enseñarles el video ya editado a los gemelos, ellos lo gozaron tanto como nosotros. No fueron un estorbo esa noche, incluso los incluimos en nuestra plática, lo cual jamás habíamos hecho antes porque sí, eran muy pequeños para entender ciertas cosas. Ahí me di cuenta de lo poco que habíamos convivido realmente. Tal vez estamos bajo el mismo techo, pero no solemos pasarla con ellos y esa noche fue diferente. Aquí entiendo el enojo de Dylan la otra vez que terminaron teniendo "la plática". Había tenido la completa razón.
Incluimos a Nicolás en la actividad porque a fin de cuentas todos aquí se llevaban bien con todos y eso hizo que el ambiente fuera mucho más cómodo. Es un milagro que a mis hermanos les agrade el chico aunque, no hay tampoco motivos para odiarlo. A pesar de ese detalle, no ignoré el hecho de que mi mejor amiga aún estuviera menos animada que lo usual y que bueno... se encontraba al lado de quien probablemente sería su hermanastro. Porque la tía Charlotte ya declaró su futuro divorcio según Nicolás y también Lance decía ir muy en serio con ella. Y sí, con los dos siendo libres y con una historia detrás, lo único que quedaba era oficializarse como pareja.
Tenía ansias de preguntarle si estaba al tanto de todos los detalles, pero no quería forzarla porque como dijo Nicolás el otro día: "solo empeorarás las cosas". Ella necesita tiempo y durante ese tiempo no voy a dejarla sola.
Estábamos ya en eso de apagar la fogata cuando decidí entrar a casa en busca de algún abrigo para el frío, cuando revisé mi celular, el cual tenía poca batería, eran casi las dos de la mañana. Me giré hacia Tere y la vi bostezar como oso mientras ayudaba a recoger un par de cosas con Tomás. Entré a la casa y al pasar por la cocina, escuché voces y pude identificar la voz de Rubén y Nicolás. Creí que mi hermano había llevado al ojiazul a su casa ya que hace bastante habían entrado a la casa, pero parecía que quisieron charlar antes.
-más te vale que no seas así, porque me daría mucha lástima hacerte lo mismo o algo peor. -dijo mi hermano.
-sí, sé lo que implicaría estar involucrado en lo mismo y si lo estuviera y ella no me importara, no habría ayudado. -contestó el pelinegro. Fruncí el ceño.
¿Estaban hablando de mí? Sé que el mundo no gira a mi alrededor pero, ¿a quién más pudo haber ayudado Nicolás? Y eso de "y ella no me importara" me dejaba con muchísimas dudas en la cabeza. Si en este caso hablaran de mí, eso significaba que ¿yo le importo al chico? Bueno, nunca me ha demostrado lo contrario, pero ¿eso qué significa? No me iba a acercar y preguntar, eso estaba tan mal como estar escuchándolo todo. Así que mejor corrí a mi habitación, tomé un abrigo y cuando bajé, ellos ya no estaban más en la casa.
***
-No lo puedo creer, sabía que Anastasia estaba criando mal a su hijo. -dijo mamá en un bufido mientras se acomodaba el cabello frente al espejo.
Ella y papá habían llegado hace ya varias horas. Los preparativos para la mesa de acción de gracias estaban listos y ya solo faltaba terminar de arreglarnos. Estas cenas nos gustaba hacerlas muy formalmente, todos de etiqueta, como si fuéramos a ir a un restaurante cinco estrellas en Dubái. No lo sé, era ya una tradición y no me disgustaba del todo, arreglarse de vez en cuando hacía mucho bien.
Mamá llevaba un precioso vestido rojo vino, mangas hasta los codos, cuello V dejando un sutil y bonito escote, ajustado en cintura y plisado hasta casi sus rodillas. Un collar dorado junto con su conjunto de aretes y el cabello recogido en una coleta alta, pero muy elegante. Se veía hermosa a comparación mía, yo llevaba zapatillas estilo bailarina en vez de tacones como mamá, mi vestido era blanco con mangas que dejaban al descubierto los hombros, un escote cuadrado, ajustado en la cintura y con la misma caída que el de ella. Mi cabello suelto y poco maquillaje. Lo único que esperaba después de ser opacada por mi madre, era no terminar manchando este vestido, era nuevo y por joder, blanco.
Cambiando de tema, con respecto a nuestra plática, sí, claramente le había dicho lo de Chase a mi madre, yo confío completamente en ella y sé que no le diría a papá sin mi consentimiento. Al principio tuvimos problemas con la comunicación y casi le pierdo la confianza, pero logramos arreglarlo y ahora lo que se mencionaba entre nosotras no salía de ahí a menos que la otra esté de acuerdo. Fuera de eso, incluso ha visto el video el cual actualmente todos poseíamos una copia. Le causó mucha risa verlo, sí, ella estaba de acuerdo que se lo merecía, aún así me dio un sermón acerca de la venganza siendo mala.
Después de eso expresó que sentía mal por no haber estado cuando sucedió lo del beso porque sí, estuve mal todo el fin de semana pasado y me hubiese gustado que ella me acompañase. Sin embargo, no es su culpa estar viajando tanto, es su trabajo y valía la pena ya que gana realmente bien.
-¿Qué partes de la historia tu padre puede saber? -me preguntó dándose la vuelta y caminando hacia mí.
-Lo más probable es que los chicos le cuenten. No obstante ellos ya saben que hay que decir y que no, así que por eso no te preocupes. Aunque, por si las dudas, solo di que me humilló y nos vengamos. -reí y me levanté de la cama.
-ay hija, me pondría muy feliz que aunque sea usaras unas plataformas, me gusta que uses tacones. -dijo ella frunciendo la boca.