Lucy
Casi eran las ocho de la noche y hasta ahora, no hice nada productivo. Mi suéter (el de uno de los chicos mejor conocido) y mis pantalones del hombre araña (también de uno de mis hermanos) no me ayudaban a sentirme con espíritu navideño aunque, me quedan anchos y es súper cómodo. Los gemelos y Alex estaban conmigo viendo una película un tanto extraña de navidad que sinceramente ya me había aburrido.
Escuché el timbre sonar pero, no me quería levantar.
-paso. -dijeron los tres chicos al mismo tiempo. Gruñí en mis interiores para luego levantarme e ir hacia la entrada con pereza. Me rasqué la cabeza y observé por el picaporte. Dos cabelleras azabaches estaban afuera, así que abrí algo confundida.
-¡Feliz pre-Navidad! -chilló Gisele en cuanto me vio.
-¿Qué hacen aquí? ¿No se supone que deberían estar en Londres? -pregunté frunciendo el ceño.
-Tormenta de nieve en el aeropuerto. -respondió Nicolás encogiéndose de hombros para luego observarme de pies a cabeza. -Nunca había visto tanta ropa puesta en una persona tan pequeña. -se burló ganándose una mirada asesina.
-¿están los gemelos? -preguntó Gisele.
-claro, pasa. -le sonreí y la dejé pasar a un lado mío. -No te vuelvas a burlar de mi ropa, estoy cómoda.
-se nota, aunque ¿no crees que eso es demasiado ancho para ti? Pareces un globo aerostático desinflado. -Rodé los ojos y me crucé de brazos.
-No me importa lo que pienses de mi atuendo, yo me siento bien y punto, no tienes por qué opinar. -levanté la cabeza orgullosa de mi respuesta mientras que por otro lado, Nicolás se recostaba en el umbral de la puerta con su sonrisa burlona.
-bueno, bueno, tienes razón. -rió ligeramente y me observó fijamente con esos ojos zafiros que sinceramente eran bastante hipnotizantes por ratos. Decidí no perderme en su mirada y observé su atuendo. Bufanda, suéter, jeans, tenis y un gorro hipster. Nada de lo que me pudiera burlar, lastimosamente. -aunque eso no quita el hecho de que parezcas un globo.
-¿puedes callarte y decirme qué haces aquí?
-Ya te lo dije, lo de la tormenta...
-sí, eso lo sé, pero... a ver, déjame reformular la pregunta. ¿Qué haces en mi casa? -le pregunté nuevamente sin despegarme el ojo de encima.
-ya que nos cancelaron el vuelo, no tengo nada más que hacer. Gisele estaba aburrida y papá decidió ir con Charlotte, no nos quisimos quedar solos en casa, a mi hermana se le ocurrió venir y no creí que fuera mala idea porque me habías dicho que no saldrías. Así que vengo a hacerte compañía. ¿Feliz? -haciendo las manos de Jazz y mostrándome una pequeña sonrisa, me hizo reír. A veces parece medio retrasado mental.
-Mejor entra, se está metiendo el aire frío a la casa. -me hice nuevamente a un lado y caminé hacia el salón después de cerrar la puerta.
Derek
Después de pasarme una hora entera sentado como idiota, me comencé a hartar de este aeropuerto. Supuestamente el vuelo de Fred debió aterrizar hace más de media hora ¿por qué se retrasó? Estoy estresado por no saber la razón. No puedo llamarle porque lo más probable es que no le caiga la llamada. Pensé seriamente en largarme a comprar una hamburguesa e irme a casa a comerla y esperar a que el idiota me llamase. Se supone que iremos a una fiesta fraternal a la cual Rubén dijo que podíamos asistir, pero, con tanta espera, las ganas se esfumaron.
Gruñí en mis adentros y me levanté del asiento para caminar a la salida dando largas zancadas. Detuve mi paso al escuchar mi nombre a lo lejos. No era la voz de Fred... era una voz femenina la cual me costó un poco reconocer. ¿Cómo era que...?
Decidí voltearme y resolver mi duda. Confirmé mi hipótesis al ver a Debi caminando junto a mi amigo, ambos con maletas en mano. Abrí los ojos con sorpresa, no tenía ni la menor idea de que venía con Fred, ella no me había dicho nada, ni él soltó palabra alguna.
-¿tanto me extrañaste que te quedaste congelado? -ella bromeó y no pude evitar sonreír para acercarme y abrazarla con efusividad.
-¿ves por qué no te quería traer? Tú lo que quieres es robarte a mi amigo. -se quejó Fred tras su prima.
-Que me extrañe más a mí no es mi culpa. Tú sabes bien que soy como el aire. Nadie puede vivir sin mí. -comentó ella guiñando uno de sus ojos chinos. No pude evitar reír fuertemente porque probablemente tenía razón.
-Mejor vámonos, quiero dormir. -dijo el morocho.
-¿no iremos a la fiesta? -preguntó Debi.
-Después de que nos retrasaron el vuelo, no tengo humor para salir a ninguna parte. -Fred bufó y comenzó a caminar hacia la salida.
-¿Qué le pasa? -le pregunté a la chica.
-ni idea pero, ya se le pasará, iremos a esa fiesta sí o sí, no traje ropa de salida para tenerla guardada. -dijo mientras me pasaba su mochila que con gusto ayudé a cargar, para luego también ayudarla con la maleta más grande y pesada que tenía ¿por qué ha traído tanto equipaje si solo estarán dos semanas? Cosas de chica seguramente.
Tere
Seguí observando mi ventana, sorbí mi nariz y luego tomé un pañuelo para limpiarla. Llevaba llorando desde hace varias horas pero, ya las lágrimas se habían vuelto escasas. Será mi primera navidad y fin de año sin papá y eso me dolía hasta el alma. Claro, me envió un regalo en forma de disculpa aunque, la carta que venía dentro de la caja me destrozó por completo. No tengo la menor idea de cuál es la emoción principal que me domina en estos instantes, si la tristeza, la angustia o el enojo. Esta carta me había dejado en claro cosas que no me atrevería a preguntar jamás, de cosas que ni se me hubiese ocurrido pensar.
"Mi pequeña,
En primer lugar, cabe recalcar que me has hecho muchísima falta estos últimos meses. Sé que se te será difícil no verme por ahí todos los días, créeme, para mí también lo es, cariño. Pero debes entender que esto era necesario, me dio mucho tiempo para pensar en muchísimas cosas y aclarar mi mente y tomar la decisión final. A estas alturas, tu madre ya te debió informar de nuestra pronta separación, la cual ella solicitó y yo estuve de acuerdo.