Lucy
Me la pasé muy bien esta noche a pesar de todo. Derek llegó un rato después de Nicolás en compañía de Debi y Fred los cuales nos acompañaron unos minutos antes de retirarse a la misma fiesta a la que Rubén iba. Intenté no preocuparme por mi hermano, lo más probable es que ya estuviera bastante pasado de copas para estas horas. Detestaba que bebiera pero, no controlo su vida y así como él o cualquiera de los chicos no pueden controlarme, yo tampoco puedo hacerlo con ellos. Al menos por hoy lo dejaría "disfrutar" los efectos del alcohol.
En cuanto a Nicolás y Gisele, sus compañías fueron las principales causantes de mejorar la noche hasta muy tarde. Tomás fue el primero de mis hermanos que llegó nuevamente a la casa, los gemelos ya se habían dormido mientras que Alex y yo nos encargamos de limpiar antes que mis padres llegaran. No es ni media noche y ya estaba acá lo cual me pareció muy extraño de su parte. No lo esperaba hasta durante la mañana y con mucha resaca.
-¿Qué haces aquí? -le pregunté frunciendo el ceño.
-Es mi casa, Lucila. -dijo obvio.
Rodé los ojos.
-me refiero a qué haces aquí tan temprano, ¿no se supone que estabas en la fiesta?
-sí, estaba pero, me aburrí fácilmente y preferí regresar. Aunque, no me esperaba encontrarlos despiertos, es casi media noche. -dijo y dejó sus llaves en la mesita de la entrada.
Me aproximé a él y no lucía borracho, ni presentaba nada de olor a alcohol. Normalmente cuando asistía a esas fiestas, al menos regresaba con varios olores extraños, sin embargo, esta vez, su colonia permanecía intacta. Me acerqué mucho más porque había algo y es que tenía otro olor encima. Olfateé detenidamente y él dio un paso hacia atrás mientras me apartaba con la mano.
-¿qué me hueles? Porque si quieres saber si estoy borracho, no es así. -aparté su mano de mi cabeza y lo vi fijamente.
-No es eso, es solo que tienes un olor muy familiar encima.
-estás alucinando definitivamente pero, no voy a lidiar contigo ahora, quiero dormir, no molestes. -en un vano intento de desaparecer, se dirigió a las escaleras sin embargo, no se lo permití ya que lo jalé de la camisa manteniéndolo en su lugar.
-Tienes olor a chica y no cualquiera, Tomás... -me volví a acercar a él y lo olí nuevamente. Tenía un olor a flores tropicales con coco y solo conocía a una persona que utilizaba ese perfume. -¿por qué hueles a Tere?
-¿qué?
-Hueles a mi mejor amiga, jamás confundiría ese olor. Tengo un excelente olfato así que no trates de engañarme y evadir mi pregunta. Dime por qué hueles a Tere. -le exigí retorciendo el cuello de su camisa.
Él bajó la mirada y soltó aire para luego obligarme a soltarlo.
-¿Y qué si fui a verla?
-¿por qué?
-porque me preocupé y por si no sabías estaba muy mal.
-claro que lo sé pero, ella me pidió espacio y no entiendo por qué tú vas y se lo quitas. -ladré en su cara.
-cuando una chica pide "espacio" es porque en realidad necesita compañía, eso deberías saberlo, eres una de ellas. -dijo y me señaló.
-No siempre es así, lo sé porque soy una de ellas. -mantuve el contacto visual y él tampoco parecía querer despegar la mirada.
-cálmense, no es momento de pelea, los gemelos están dormidos y nuestros padres no tardan en llegar y perfectamente sabemos que no les agradará encontrarlos así. -intervino Alex separándonos. Tenía razón por completo, por eso preferí no meterme en problemas.
-te he advertido que no te acerques a ella y más te vale cumplirlo porque si no te irá muy mal. -le advertí y me retiré molesta a mi habitación. Necesitaba calmarme y hablar con Tere de igual forma, me iba a escuchar quisiera o no.
***
La noche llegó y estaba lista para la cena y todavía no había logrado hablar con mi mejor amiga. Bajé las escaleras con cuidado de no tropezarme con los tacones. Hoy decidí llevarlos no sólo por complacer a mamá, sino también porque se me daba la regalada gana. Probablemente me deshaga de ellos dentro de un rato.
En la sala se encontraban Derek, Fred y Alex sentados en el sillón cada uno en su mundo, no les presté atención y me dirigí hacia la cocina a ver si ya estaba lista la comida. Papá se encontraba a medio vestir pero, claramente no se arreglaría por completo hasta terminar de cocinar. Rubén llevaba un suéter rojo sin ningún patrón o raya mientras que su delantal, sí que tenía un reno plasmado enfrente. Lo cual hacía a su vestuario parecer navideño.
-ni se te vaya a ocurrir robar comida, nadie probará nada hasta que los invitados lleguen. -me advirtió papá en cuanto notó mi presencia.
-¿Quién dijo que venía a robar comida? -pronuncié inocente.
-ya te conocemos, pulguita así que mejor sal si no quieres que terminemos corriendote de aquí. -dijo Rubén y me señaló la salida.
-está bien. -Rodé los ojos y salí nuevamente para dirigirme al patio. Tomé aire fresco, estaba bastante frío pero, podía soportarlo a pesar de los escalofríos que me causaba. El timbre sonó y me obligó a entrar a la casa. Al llegar al salón vi cómo Tomás saludaba demasiado cariñosamente a Tere. Los miré mal a ambos, sin embargo, parecían ignorar mi presencia. Intenté calmar mi ira pero, no lo logré, así que mejor me retiré arriba a encerrarme de nuevo.
Luego de largo rato, otro auto apareció, observé por la ventana y vi a Nicolás bajar, recordé que en la mañana me comentó que ya que no tenían qué hacer hoy, la tía Charlotte los invitó a cenar. Me resigné a ver a mi mejor amiga y a mi hermano así que bajé nuevamente para evitar que mamá me obligara después. Cerré mi puerta con seguro y al encontrarme finalmente en el último peldaño de la escalera, Nicolás, Gisele y su padre ya estaban siendo recibidos en la entrada por mi madre. Noté cierta pequeña tensión cuando papá salió de la cocina y observó a Lance junto a la tía Charlotte pero, no quise prestarle atención a aquel detalle por el momento.