Rubén
Llegamos a casa. Lucy durante todo el camino estuvo hecha un ovillo en el asiento trasero del auto con la mirada perdida. No estaba alterada, solo distraída. No puedo creer creer que alguien pudiera hacerle eso, nadie sabía de su fobia más que nosotros. Aún lo supieran, no tenía el derecho de arruinarle el día a mi pequeña.
-¿todo bien? -le pregunté ayudándola a bajar. Ella tomó mi mano y bajó de un brinco de la camioneta, me observó y me asintió. Sus ojos estaban tristes, pero al menos, estaba completamente serena.
Entramos a casa y nuestros padres la recibieron. Tuvo que contarles lo sucedido.
Papá fue el que más se molestó, claro, a nadie de esta casa le gustaba que hicieran llorar o lastimaran a Lucy. Pero, cuando se refería a papá, lo veía completamente capaz de matar por ella. Después de una ligera plática entre ellos asegurando que estaba bien, se fue a dormir. Cuando despertase, nos aseguraremos en hacerla olvidar del incidente. Decidí prepararle un pastel en vez de irlo a comprar como estaba planeado. Así mataba el tiempo y me aseguro de preparar a su gusto el bizcochuelo, relleno y topping.
-¿cómo fue eso posible? Nadie la había calmado con tanta rapidez como él. -pregunté dándole un sorbo a mi soda.
-No lo sé, solo lo hizo. -habló Tomás recostándose contra el refrigerador.
-Pero tú eras el único que lo lograba, ¿cómo es posible que ese niño que recién llegó puede hacer algo que ni siquiera yo pude? -me preguntó papá cruzándose de brazos. Estaba bastante molesto con el relato de Tomás el cual fue más detallado acerca de lo que ocurrió desde que Lucy abrió la caja, hasta que yo llegué.
-por si no sabías, papá, ese niño y Lucy son más cercanos de lo que parece. -comentó Derek, lo cual solo empeoró el enojo del macho alfa de la casa.
-Demian, tranquilo. -dijo mamá colocando una mano en su pecho.
-sí, no creo que haya nada de qué preocuparse, es un buen chico. -dijo Tomás.
-a mí también me agrada además, considero que es muy buena influencia para Lucy. -siguió hablando Derek recostándose en su asiento.
-La verdad que sí lo es, Lucy es menos insoportable desde que él apareció y por lo que tengo entendido, tiene de los mejores índices académicos del colegio, no tiene vicios ni malos hábitos, Tere también puede confirmar eso. -esta vez habló Alex.
-y con esto que acaba de pasar, se ve que puede cuidar a Lucy bastante bien. -me atreví a confesar mientras mi vista estaba perdida en algún lado de la cocina.
-en navidad se comportó muy educado y su hermanita también, Lance los crió muy bien. -terminó de decir mamá.
Papá soltó un suspiro y apretó el gesto. Creo que jamás le agradaría la idea de dejar que un chico cortejara a Lucy. Ni aunque este fuera el príncipe de España, aun así no le gustaría ver a mi hermana con compañía masculina que no fuese por parte de ninguno de nosotros.
-Sabes muy bien que en algún punto de su vida tendrá que tener pareja o casarse ¿no? -preguntó mamá y él asintió resignado. -mejor alégrate que haya encontrado a alguien de buena fe.
-Aun así, es muy pronto para dejarla ir.
-en un año tendrá dieciocho y en un par de meses se irá a la universidad, tienes que ir aceptandolo, celosito. -se burló mamá.
-no me molestaría que ellos dos salieran, solo me desagradaría si le llegara a hacer algo. -dijo Tomás abriendo el refrigerador.
-Espero que ya tenga entendido los riesgos de dañarla, porque al menos yo no dudaría en romperle esa cara de niño bonito. -comentó Derek.
-creo que ninguno de aquí dudaría en partirlo en dos si le llega a pasar algo por su culpa. -pronuncié y escuché el horno pitar. El bizcocho para el pastel estaba listo. Mamá se encargó de sacarlo ya que se encontraba más cerca del lugar. -mamá, ¿te encargas de decorarlo? Dejé el topping y el relleno listos, están en la nevera. -dije levantándole desde mi asiento.
-sí, pero, ¿a dónde vas, hijo?
-iré a ver a Chris, necesito que me haga un favor. -Sin decir más, salí de la cocina y fui en busca de mis llaves para dirigirme a la casa de mi mejor amigo.
***
Toqué el timbre y esperé unos minutos impaciente. Quien abrió fue Tere.
-Hola Rubén ¿qué haces aquí? -me preguntó como si estuviera algo aturdida. Me fijé en su cara y noté que sus mejillas que normalmente se veían sonrosadas esta vez, estaban sin color al igual que el resto de su rostro. ¿Estaba enferma?
-¿te encuentras bien? Estás pálida. -dije y toqué su frente asegurándome que no tuviera fiebre pero, se encontraba algo fría de hecho.
-Sí, creo que me enfermaré o algo, el cambio de clima seguramente me está afectando. -dijo e hizo una mueca.
-¿ya tomaste algo?
-sí, tranquilo. -meneó la cabeza haciendo un gesto desinteresado.
-Será mejor que descanses. -le sugerí. Ella asintió y me dejó pasar. -está Chris ¿verdad?
-Sí, está en su habitación. -me indicó y asentí para después darle las gracias. Subí las escaleras y caminé por el pasillo hasta su puerta. Estaba abierta afortunadamente. No me molesté en tocar porque ni al caso, si la tenía así era por algo.
Aunque, no esperé encontrarlo con compañía. No cualquiera, sino una compañía femenina la cual estaba posicionada sobre él en la cama en pleno besuqueo. Ambos notaron mi presencia al instante, no puedo creer lo descuidado que fue Chris en no ponerle seguro a la puerta. Sin embargo, no me sorprendió tanto su descuido, sino con quién se encontraba.
-¿Rachel? ¿Pero qué mierda...? -dije confundido. Ellos se separaron de inmediato, ella saltó y cayó al otro lado de la cama mientras que Chris se sentó en la orilla del colchón.
-Esto tiene una explicación. -comenzó a decir Chris mientras que Rachel se acomodaba la camisa.
-Yo lo inicié y nos llevé a esto. -dijo ella.