Derek
Caminé por el pasillo de las habitaciones hacia las escaleras. Tengo sed y necesito refrescar mi garganta. El suelo estaba frío bajo mis pies descalzos a pesar del calor tremendo que hace fuera. 35 grados Celsius indicaba en mi celular. Bendito verano. Es pleno mes de marzo y es de costumbre tener este clima en California hasta más o menos en mayo o junio. Probablemente la temperatura aumentará de acá a un rato y eso solo aumenta mi sed.
Al llegar al último escalón para dirigirme a la cocina, comencé a percibir ruidos provenientes de un lugar cercano. Aparté mis audífonos para escuchar con claridad y distinguir de qué se trataban los golpes en alguna pared y las voces. Me acerqué al ruido, éste parecía originarse en la habitación de invitados. Al estar a pocos metros de la puerta, finalmente escuché un "¡Tomás!" Exclamado por la femenina voz de Tere seguido de un gemido y entendí la situación.
Preferí volver a colocarme mis audífonos y subirle el volumen a mi música. No quiero escuchar a mi hermano tener sexo con su novia... otra vez. La verdad que no comprendo cómo es que esos dos pasaron de solo lanzarse miraditas a ser futuros padres. Todo pasó tan rápido que me es difícil de procesar. Parece que ayer Tomás todavía nos pedía consejos a mí y a Rubén para poder conquistarla y verlo ahora, esperando un hijo y pasándola bien en la habitación de invitados; con ella ambas cosas. Pero en general, comparte sus horas junto a la chica que por tantos años añoraba tener.
Llegué a la cocina y algo se cruzó por mis pies después de que abrí el refrigerador. El aire helado que éste desprendió, heló y refrescó mi torso desnudo. Lo único que llevo encima son unos pantalones cortos porque el calor es insoportable. No tengo ganas de usar camiseta, además, probablemente más tarde entre a la piscina. Revisé el suelo y vi a Chispita mover la cola de un lado a otro a la vez que soltaba baba. Reí y le ordené sentarse. Le acaricié la cabeza cuando me obedeció y sacó la lengua mientras jadeaba. Saqué mi soda del refri y vi que la taza de agua de Chispa se encontraba vacía, así que le serví un poco de agua y se la di. Estaba sedienta por el calor, por eso se la bebió con entusiasmo.
No sé cómo ni en qué momento me encariñe tanto con esta cachorra. Legalmente es de mi hermana, sin embargo yo suelo pasarme mucho con ella cuando Lucy no está. Ahora que he entrado a la universidad, mi tiempo a su cuidado es poco pero al menos logré entrenarla y enseñarle trucos.
Me ladró y lamió mi mano en cuanto terminó con su agua. Así que la cargué y besé su cabeza.
-te extrañaré cuando Lucy se vaya contigo a Nueva York. Allá no tendrá tiempo de rascarte la pancita. -le hablé en un tono chillón y lamió mi mejilla a lo cual reí y la volví a bajar para limpiarme su baba. -babosa. -le dije y ladró.
Tomé mi soda de la isla y fui por una toalla a la habitación de lavado. Iré a la piscina un rato. La pared que divide la habitación de invitados y la de lavado parecía ser demasiado delgada porque ni mis audífonos lograron acallar los gemidos y exclamaciones de los enamorados. No puedo creer que no comprobaron bien si estaban completamente solos. No debí haberme quedado en casa ahora que lo pienso. Todos, hasta los gemelos salieron, menos yo, el que le da prioridad a sus exámenes universitarios.
Salí de ahí traumado pero con mi toalla y me dirigí a la piscina a relajar el cuerpo.
***
-Hola chicos. -saludé a la pareja después de haber entrado nuevamente en la casa un poco más fresco por el agua.
-Derek... ¿desde cuándo estás en casa? -preguntó Tere bastante nerviosa mientras se bajaba la camiseta de Tomás que llevaba encima.
-pues... nunca salí.
-¡te dije que revisaras bien la casa! -le chilló a mi hermano bastante avergonzada.
-No se preocupen, apenas noté los gritos. -bromeé y me dirigí a las escaleras.
-¿hoy no se suponía que ibas a salir también? -Preguntó Tomás.
-cancelé planes, tenía cosas pendientes por hacer. -me encogí de hombros y subí hasta mi habitación.
Revisé el celular y vi un mensaje de Debi en la bandeja de entrada. Sonreí de inmediato y corrí a contestar. Éste había llegado hace quince minutos, esperaba y no se molestara por tardar un poco. Mientras aguardaba por una respuesta, me quité la ropa mojada y me vestí nuevamente para lanzarme en la cama y dormir un rato.
No hubo respuesta de su parte esta tarde así que me quedé dormido y mientras probablemente roncaba, un sueño/recuerdo me pasó por la mente. Fue de aquella fiesta de año nuevo en el que Debi y yo tuvimos la oportunidad de tener nuestro primer beso. Ese día estuvo lleno de emociones puesto que llevaba muchas ganas de besarla desde antes. Al principio fue incómodo ya que pedían al menos diez segundos de beso y ella estaba roja hasta las orejas. Me gustó más de lo que me imaginé, tanto que perdí la cuenta del tiempo y solo me dejé llevar. Supongo que le ocurrió lo mismo porque no nos separamos hasta que todos nos obligaron a hacerlo. Incluso yo me sentí algo avergonzado, no me gusta el público cuando se trata de cosas privadas como esa.
Nunca volvimos a tomar el tema, es difícil hablar de ello y preferiría hacerlo cara a cara con ella pero el hecho de que viva en otro país, me dificulta muchísimo aquello.
Dormí toda la tarde y casi toda la noche, no cené, solo sé que en la madrugada, algo muy pesado me cayó encima despertándome de inmediato.
-¡Feliz cumpleaños, tarado! -chilló Lucy sobre mí. Gruñí con sueño y la tiré de la cama bastante fastidiado. Hace esto todos los años con todos y nunca me acostumbro a ello.
>>al menos un "gracias" estaría bien ¿no crees? -dijo mientras se levantaba del suelo y apartaba el cabello de su rostro. -despertarme a las cinco de la mañana es demasiado esfuerzo. -se cruzó de brazos y reí para luego sentarme en la cama y atraerla hacia mí abrazándola.