¿vida? Esto no es vida

Diario: ¿Cómo comenzó todo?

Aún recuerdo como todo esto inició, la fecha nunca quedó muy clara, pero podría recordar perfectamente que, a finales del verano del año 2042, en cada noticiero de España, y del mundo, reportaban un nuevo virus que estaba confundiendo (y aterrorizando) a la comunidad científica.

En ese entonces cursaba mi último año en la universidad, la carrera de enfermería se me daba bastante bien, mis calificaciones eran buenas, tenía muchos amigos y disfrutaba de mis días de estudio. Mi internado clínico estaba de maravilla, ayudar a las personas era algo que siempre me había apasionado, desde pequeño podría asegurar.

Aunque me es difícil explicar cómo pasó todo, intentaré reflejar mi vivencia aquí.

Todo comenzó a tornarse extraño en el mes de agosto. Durante varios días se reportaban casos de personas con síntomas de una gripe común, pero con una tasa de incidencia demasiado alta en comparación con otras infecciones, los contagios aumentaban casi al doble por día. ¿Como era posible que la enfermedad fuera tan contagiosa? Nadie lo sabía, por lo que las noticias nos decían, los primeros casos fueron descubiertos en Canadá, pero rápidamente se fueron expandiendo a lugares más concurridos como estados unidos y las islas del caribe de los alrededores, lugares muy turísticos. Y al pasar los días todos los turistas que estaban contagiados, pero asintomáticos, sin saberlo volvían a sus países de origen propagando la enfermedad de manera silenciosa.

Los primeros casos aquí en España fueron iniciando el mes de septiembre, en una clínica pequeña al norte de Madrid, y antes de que cualquiera pudiera hacer algo, ya habían más de 2.000 casos confirmados por todo el país. Las mascarillas pasaron a ser parte del día a día de todos los ciudadanos, las clases siguieron con normalidad hasta que pensaron que lo mejor era realizarlas desde casa por medio de las computadoras y los trabajadores por medio de teletrabajo, posterior a eso, y poco a poco, nadie pudo volver a salir de sus hogares.

Siempre fui bastante precipitado para ciertas situaciones (o más bien algo paranoico), y esta no fue la excepción, tomé precauciones desde antes de que los casos llegaran al país, comencé a guardar comida, medicamentos e insumos de primeros auxilios, díganme exagerado, pero, es mejor prevenir que lamentar. Y gracias a esto puedo estar más seguro desde mi departamento, estando desde hace dos semanas sin salir para nada al exterior.

Todos los días despierto viendo como poco a poco todas las personas iban cayendo ante el virus H6N3, un nuevo tipo de gripe que ataca directamente el sistema nervioso, provocando síntomas como pérdida del control y de la sensibilidad del cuerpo, parálisis, fiebre, paros cardiorrespiratorios y en casos muy graves fallas multisistémicas que provocan la muerte.

La verdad hasta este punto no estábamos tan mal, los científicos ya estaban trabajando por una cura y los casos se habían mantenido bajo control. Pero, como siempre, todo empezó a salir mal. La vacuna que crearon los mejores médicos y químicos farmacéuticos del mundo salió a la luz, toda la población mundial estaba esperanzada, por fin las cosas cambiarían. En un plazo de dos semanas las ciudades más importantes del mundo ya tenían grandes cargamentos con miles de dosis de la vacuna para pacientes enfermos y sanos con el fin de combatir el virus, más de mil millones de personas ya tenían la sustancia en sus cuerpos. Los primeros días luego de la administración fueron increíbles para todos, los síntomas disminuían y la población empezaba a recuperarse, al contar del octavo día los pacientes estaban recuperados al 100%, los hospitales fueron desocupados poco a poco. Cuando dos semanas pasaron, algunos volvieron a recaer, sin saber el motivo, los profesionales de la salud comentaban que eran pacientes propensos a volver a contraer el virus por tener defensas bajas, hablaban de aquellos inmunosuprimidos. Sonaba lógica la explicación, pero no solo fueron ellos, cada persona que había estado enferma anteriormente en un plazo de 15 días volvía al hospital, y peor que antes, los síntomas eran más graves, mucho más dañinos. Y al llegar al día 21, comenzó la pesadilla. Las muertes en masa empezaron, y con esto, la resurrección de los muertos.

El apocalipsis tuvo una expansión rápida, los enfermos contagiaban a los doctores o enfermeros, estos atacaban a los civiles y cuando los policías intentaban detenerlos a todos, solo lograban aumentar la cantidad de infectados.

No había forma de detener las muertes, no había forma de calmar el hambre de esas criaturas, porque una vez que tu pulso se detenía, regresabas como un ser hambriento de carne.

Enterarme de esto no fue tan difícil, al ser estudiante de último año, tengo muchos amigos que ya trabajaban oficialmente en hospitales… bueno los tenía. A medida que todo esto pasaba, ellos me iban compartiendo los informes de algunos pacientes, me compartían su punto de vista mientras yo no podía hacer más que estar dentro de mi hogar, pues habían dado la orden de cancelar los internados a estudiantes de último año. Me explicaron muchas cosas, y me dieron información útil que he usado a lo largo de estos seis meses en los que he sobrevivido por mí mismo.

Pero me he saltado la parte interesante, el día en que vi con mis propios ojos como el mundo se iba a la mierda. Recuerdo perfectamente que fue un jueves a eso de las once de la mañana, estaba al teléfono con uno de mis amigos que se encontraba de turno, su nombre era Elian, pero todos le llamábamos simplemente Li, estaba contándome su día, y como habían llegado muchos enfermos durante toda la mañana, en ese momento se había tomado cinco minutos de descanso porque todo era un caos en urgencias. Tan solo dos minutos después de iniciada nuestra charla los gritos comenzaron.




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