Narra suzan:
Mi vida es un puro desastre, cuando me mudé a este país, que tanto añoré por razones académicas, nunca pensé que mi vida cambiaría tanto, y lo peor para mal. Pero no todo fue malo, no desde un principio, las cosas fueron cambiando para ser exactos hace un año y dos meses, cuando vine para España, vine acompañada por mi mejor amiga Dafne, la cual carga conmigo desde el jardín de niños y siempre hemos sido inseparables. Cuando nos dijeron que lo habíamos logrado, que las dos obtuvimos nuestras becas, y que íbamos a tener nuestra propia aventura juntas, no podíamos con nuestra felicidad. Cuando pisamos esta hermosa tierra, nos sentimos felices, cumpliríamos nuestros sueños, nos mudamos al campus de la universidad de Barcelona, donde compartiríamos habitación y materias, porque vamos a estudiar lo mismo, psicología.
Durante nuestros primeros tres años la pasamos genial, nos ayudábamos con todo, salíamos juntas, asistíamos a las mismas clases, conocíamos nuevas personas y amistades, y nos iba muy bien, hasta el último año, después de unas vacaciones del término de semestre, cuando volvimos de la casa de la playa de Rick, uno de nuestros compañeros y al que más queremos. Nuestras vidas sufrieron un cambio, la mía en particular, un cambio de trecientos sesenta grados, que se convirtió en la peor de mis torturas.
Al comienzo de nuestro último semestre lo conocí a él, al dueño de mi dolor y calvario, ese es nada más y nada menos que Adolf Cronner, un chico que me robó más de un suspiro, que me encerró en una burbuja enorme de amor, en la cual no podía ver más allá de mis narices mi verdadera realidad. Y es que… ¿Cómo no? si era un príncipe azul, solo que sin su brillante armadura, tiene una altura promedio, piel broceada, ojos cafés profundos, tan profundos como la noche, a veces sentía que me podría perder en ellos, con una cabellera abundante y cuerpo de atleta, bueno en realidad era uno, donde estudiaba antes del intercambio, era el capitán del equipo de soccer. Me enamoró con cumplidos, buenos tratos, salidas románticas, regalos que en mi parecer eran todos innecesarios, porque me logro cautivar con su mirada y desde la primera vez que me regalo esa agradable sonrisa.
Pero todo cambió después de que tomé la trágica decisión de hacerle caso y mudarme con él, dejar a mi querida ¨hermana¨ cómo solemos llamarnos y mi espacio compartido con ella y convivir con él. A los tres meses de nuestra relación me lo propuso, al principio no quería y me reusaba a hacerlo, creía que aún no era tiempo para compartir un espacio entre los dos, pero después de que me rogara en varias ocasiones, lo logró, y me fui a vivir con él a su departamento, y debo de admitir que los primeros cuatro meses lo pasamos fenomenal, compartíamos mucho tiempo juntos, en los cuales la mayoría de veces la pasábamos riendo o viendo películas, salíamos juntos a divertirnos, en conclusión estábamos bien, hasta la graduación.
Esa noche fue la decisiva para que todo cambiara y se convirtiera en lo que es hoy. Recuerdo que estábamos en la fiesta y Dafne me pidió que la acompañara a buscar algo de tomar, mire a Adolf y le dije que volvería rápido, el con su característica sonrisa asintió. Me puse de pie y me encamine con mi ¨hermana¨ hacia donde ella se dirigía. Al llegar a la mesa donde estaba la comida y las bebidas, la miré y la note preocupada.
-¿Qué te pasa?- le pregunte empezando a preocuparme yo también.
-No es nada, no te preocupes. Últimamente ando un poquito desorientada, creo que tal vez te extraño más de lo normal, aunque eso me sorprende hasta a mí o porque tengo que buscar un apartamento y trabajo, pero más nada- y la entendía a la perfección, ya se había acabado la estadía en el campus al graduarnos y salir de este.
-No te preocupes, estoy segura que todo te saldrá bien- dije muy segura.
-Hola hermosuras- fuimos interrumpidas por Rick, nuestro gran amigo gay.
-Hola Rick ¿Cómo la estás pasando?- le preguntamos.
-Bien mis caramelos, ¿Dónde está el energúmeno de tu novio?- dijo refiriéndose a Adolf.
Este no se llevaba muy bien con Adolf, decía que no confiaba en él, que tuviera mucho cuidado, que no me descuidara, que si había que dar golpes él estaba para mi defensa. Pero, para mí que no le agradaba por el comentario que hizo Adolf al enterarse que Rick era gay, fue algo ofensivo hasta para mí como reaccionó.
-Está ahí sentado con sus amigos- señale hacia una mesa ubicada en una esquina del local.
-Veo que está acompañado de su banda de descerebrados…- sí, así se referían él y Dafne a los amigos de Adolf.
-Sí, sabes que ese mal desgraciadamente se esparce con frecuencia entre la sociedad- dice una sarcástica Dafne a lo que todos reímos.
En ese momento se me acerca un chico y con una sonrisa me pide bailar, a lo que amablemente le contesté que sí, no había nada malo en bailar con alguien. Pero lo que no se me ocurrió pensar fue que Adolf al vernos se pusiera de pies y golpeara al pobre chico, a mí me tomara del brazo bruscamente y me sacara del lugar.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué le pegaste a ese chico?- pregunté alarmada.
-Te parece poco que sea tan descarado, viéndote y tocándote de esa forma, es un imbécil- dijo furioso, casa que veo como innecesario y absurdo, yo no sentí que el chico hiciera nada.
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Editado: 22.01.2021