Vidas paralelas

Capítulo 3º Lanza al Aire

Otra mañana más, comienza un nuevo día Eva y Virginia están sumergidas en una preocupante situación.

Suena el teléfono ...

—¿Quién será? —Pregunta Eva sorprendida.

—No lo sé, imagino que este número lo tiene mucha gente que conocía a papa, o al estúpido capataz.

—¡Si, tienes razón! Todavía no me acostumbro.

—Si, es difícil, Teníamos una vida más tranquila y más divertida en nuestra pequeña casa junto a mama que aquí.

—La verdad que lo pasábamos bien, proseguía Virginia, siempre en la calle con las amigas, y los chicos más guapos del campus.

—¡Esta situación no me gusta nada —dice Eva!

El teléfono no paraba de sonar y ninguna de ellas, lo cogía...

Por fin, Virginia se decidió a coger el teléfono

—Si dígame. ¿quién es? —Pregunta.

—Soy la señora Lita, encargada de la cocina, mañana llegaremos al rancho sobre las diez de la mañana.

—¿Llegaremos? ¿Quién más viene? —Dijo toda sorprendida.

—Yo, dos cocineras más y las señoras de la limpieza.

—¿Tanta gente? ¿Para qué? —Pregunto Virginia atónita.

—Mañana, les explicara el capataz señorita—dijo sin más.

—¡Adiós! —y Virginia colgó el teléfono, sin esperar respuesta.

—Bueno hermana, aquí va a venir mucha gente a vivir con nosotras, tres cocineras y dos señoras para la limpieza de la casa, y todas esas cosas. Imagino que también vendrán chicos para las caballerizas y también vivirán con nosotras, al igual que el capataz.

—Ya nada me extraña, viendo que el rancho tiene dieciocho habitaciones, de las cuales diez dan para la parte trasera del rancho y están amuebladas de forma más sencilla. Contesto Eva.

—Si, papa tenía un gran servicio, se venía aquí a vivir como un rey, mientras nos quedábamos las tres solas en casa ¡Maldito sea!

lo que daría por volver atrás.

—Bueno, podemos volver atrás—le dice Eva.

—¿Atrás Eva? ¿En serio me estás diciendo eso? —le replico.

—Si, Virginia, podemos irnos, tenemos dinero de la casa de mama. tenemos para arreglarnos.

—¿Pero estás loca? ¿No ves, que todo esto es nuestro? No lo vamos a dejar sin más, contestaba Virginia enfurecida.

—¿Todo esto nuestro? ¿Pero a cambio de qué? ¿De ofrecer nuestras vidas a unos desconocidos? ¿De un plan de nuestro padre, que ni siquiera, lo es? —Preguntaba Eva que estaba tremendamente enfadada.

—Si, coincido contigo, de un padre que ni tan siquiera lo es, que padre no desea el bien para sus hijas, en este caso, es todo lo contrario y por eso le odio, jamás volveré a visitar su tumba ni le dejares más flores, ninguna lagrima de mis ojos caerá para él.

Eva y Virginia están volviéndose locas, esta situación las está llevando por un laberinto que no tiene fin.

De repente vuelve a sonar el teléfono...

—¿Quién será ahora? —Pregunta Virginia.

—¡Vale, de sorpresas por hoy! —Contesta Eva.

Nuevamente Virginia coge el teléfono.

—¿Dígame? ¿Quién es? —Pregunta.

—Soy Jack—se escucha al otro lado.

—¡Vaya el que faltaba! —Le contesta Virginia.

—¿Eres siempre así de simpática? —Le dijo Jack con una voz burlona.

—¿Qué quieres? —Le pregunta.

—Mañana llegara todo el personal al rancho, ya para quedarse, te aviso, que yo también.

—Bueno, lo ibas a hacer, de igual manera. —Le contesta ella.

—Si, pero como puedes ver, soy un caballero y me comporto como tal.

—Bla, bla, bla, —Le contesto Virginia burlándose.

—¡Veo, que eres muy salvaje, habrá que domarte!

—¡Hasta mañana! mujercita—se despidió él.

Virginia ni tan siquiera contesto, simplemente colgó el teléfono.

¿Dominaran esta situación Eva y Virginia? ¿Tomaran caminos separados? ¿Será que ya empiezan a tener opiniones diferentes?

Una lucha que tendrán que saber enfrentar.

—Bueno ¡era el estúpido del capataz! —Le dice a su hermana.

—Si, algo escuche de fondo—Le contesta Eva.

—¡Mañana tenemos aquí a todo el mundo, estaremos levantadas para cuando lleguen!

—¡Si, recogeremos todo! Que luego las lenguas son muy viperinas y venenosas

—¡Y más en un pueblo tan pequeño! Le confirma Virginia.

El día fue largo, se pusieron a limpiar y organizar todo, para que al día siguiente estaría todo impecable.

Todo quedo limpio y reluciente.

Al caer la noche, se prepararon algo ligero para cenar, no tenían apetito, todo aquello las estaba superando, no esperaban que la vida, les daría aquel vuelco tan fuerte.

Habían vivido siempre muy bien, cómodas sin ninguna preocupación y como unas veinteañeras habían salido siempre a disfrutar y trasnochar, sin un solo regaño por parte de su madre.

Ni tan siquiera por parte de su padre, que se había portado siempre muy bien, a su vuelta de sus viajes que a veces duraban de dos a tres meses, siempre las traía regalos.

Pero ahora todo eso eran recuerdos que quedaban atrás, ahora el presente era muy diferente, todo era distinto y estaban en un lugar solas, donde no conocían a nadie, ni tenían más familia.

Esta es una batalla que tienen que luchar ellas, y solo ellas saben si van a remar en la misma dirección, o tal vez, cada una va a tomar un rumbo diferente.

El destino que le has preparado su padre, les ha cambiado sus vidas, pero ellas no saben todavía cuánto….

 

 




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