Vidas paralelas

Capítulo 6 º Realidad Amarga.

Jack y Eva llegan a Wimberley, ambos se bajan, a aparcado junto a una tienda de alimentos.

—¡Vamos, entra conmigo! No te quedes aquí fuera.

Eva le hace caso y entra detrás de él, la tienda es muy grande y tiene de todo.

Jack lleva un carro y coloca, todo lo que le ha anotado Lita en la lista, se va a un mostrador donde está la sección de la carne.

—¡Por favor! Sírvame cuatro piernas de cordero y una cinta de lomo de cerdo, también quiero cuatro kilos de salchichas, —Le dice al carnicero.

—¡Eva, coge cuatro botellas de vino de esa estantería! —Le dice mirándola fijamente.

—¿De estas de etiqueta negra? —Le pregunta ella.

—¡Si, de esas! Y otras cuatro de cerveza, las tienes ahí enfrente.

—¡Vale! —Le responde ella.

Ya han terminado de comprar todo lo de la lista, Jack lo está colocando en la parte trasera de su camioneta.

—¡Bueno! ya lo tenemos todo, voy a tomarme una cerveza al bar.

—¿Puedo ir contigo? —Le pregunta ella.

—¡Claro!, ¿Por qué no? ¿Acaso pasa algo malo?

—¡Imagino, que no! Pero a lo mejor no quieres.

—Sois un poco cerradas tú, y tu hermana, para los jóvenes que sois, os pensáis que soy vuestro enemigo.

Entran al bar, solo hay hombres tomando vino y otros juegan a las cartas.

Todos posan la mirada en la joven, ella es guapa, con una esbelta figura, y no es conocida en la ciudad, lo que causa aún más interés.

—¡Vaya Jack! ¿De dónde has sacado esta preciosidad? —Le pregunta por detrás de él, dándole una palmada en el hombro, un viejo amigo.

—Es una de las dueñas de el rancho "El Dorado"—¿Qué te pensabas? Le responde.

—No sabía, que tenía dueñas ¿No murió su propietario hace años? ¿No estaba abandonado? —Le pregunta.

—Si, su dueño murió hace años, pero no ha estado abandonado nunca, siempre se ha mantenido con el personal, sigo siendo su capataz y nunca deje el rancho solo, ahora también están en él, sus dueñas. —Jack se explicó bien, dejándole muy claras las cosas a su amigo, que parece no estar bien informado.

—¡Tomare una cerveza, otra para la señorita! —Le pide al camarero.

—¡Ya mismo Jack! —Le responde.

Jack es muy conocido en la ciudad, llego hace años de San Antonio a unos cuarenta y cinco kilómetros, y se estableció en El Dorado de capataz, para llevar el rancho de "Dorao"así era conocido el padre de las dos jóvenes en la ciudad, por todo el mundo, abogados, jueces, notarios, granjeros, ganaderos y agricultores, se había relacionado siempre con gente de dinero y buena reputación.

—¡Sírveme otra cerveza!  Y cóbrame.

Se termino la cerveza, y junto a Eva sale del bar hacia la camioneta.

Suben y pone rumbo hacia el rancho.

—¿Habéis tomado ya una decisión? ¿Virginia y tú?

—¡Todavía no! ¿Tan urgente es?

—De vosotras depende, si queréis heredar el rancho, yo no os obligo a nada, en serio Eva, no soy vuestro enemigo.

—Mi hermana, no se fía de ti, piensa que escondes algo.

—¿Quién yo? Es vuestro padre el que lo ha querido así, yo solo soy el capataz.

—Si, pero si nosotras renunciamos a casarnos con esos hombres, tú te quedas con el rancho Jack

—Eso no es lo importante Eva, es vuestra decisión, ya sé que es dura, pero así lo dejo vuestro padre notificado en la herencia.

—Tampoco sé por qué lo hizo, es lo que más me duele.

—Tal vez lo hizo para dejaros en una buena posición económica, son dos hombres adinerados, no os faltara nada.

—Tú ¿lo conocías bien, a mi padre? —Le pregunta ella.

—Si más o menos, solía venir aquí unas dos veces al año, unos dos o tres meses, siempre solo, conmigo se portó bien, desde el primer día y también con el resto de personas que trabajaban para el—no tengo nada malo que hablar de él.

—Agradezco tu sinceridad, realmente te creo.

—No, tengo por qué engañaros, tengo algo, que no puedo contaros hasta que no tengáis una decisión tu hermana y tú.

—¿Algo? Entonces... ¿Escondes algo? —Le dice ella...

—¡No !, te lo repito, ¡no! Tenéis que cumplir el deseo de vuestro padre, con esas bodas, heredareis el rancho y todas sus tierras, si no lo hacéis, perderéis todo, yo soy el capataz, una persona a cargo del rancho por orden de vuestro padre, cuando seáis las dueñas de todo esto, me podéis despedir ¿Entiendes?

—Pero, hay algo que no me cuentas ¿Verdad? Algo que no nos puedes decir.

—¡Exacto, que os diré el día, que tengáis vuestra decisión tomada, sea cual sea Eva, pero que ahora mismo no repercute en vosotras para nada!, os dejare más tiempo, si lo necesitáis.

—¡Si, lo necesitamos!! Te lo agradezco.

—No tienes que agradecerme nada, aunque no te lo creas, sé que es duro para vosotras.

—¡Muchas gracias!, de igual forma, me ha sentado bien hablar contigo.

—Para cualquier cosa, sabes que podéis hablar conmigo, estoy con vosotras, no en vuestra contra.

A los lejos ya se ve, el rancho, con sus grandes hectáreas de siembra y a los caballos en la cerca.

Aparca el coche, se baja y empieza a descargar los alimentos en la cocina.

Eva se dirige a la habitación de su hermana, pues no está en la cocina, ni en la sala.

—¿Pero Virginia, que haces aquí? Hace un día precioso, podías estar en el porche sentada.

—Y tú ¿te parece bonito irte, sin decirme nada? A mí no me parece nada bien.

—¡No te enfades! Necesitaba salir de aquí Virginia—a veces siento que me ahogo, no sé qué hacer.

—¡Lo siento Eva! tienes razón, perdona, no me hagas caso.

—Pienso que Jack, no es malo, me ha parecido encantador.

—¿Ya te ha lavado el cerebro? ¡No ha perdido el tiempo! es muy listo, no te dejes engañar Eva.

—¡Dale una oportunidad Virginia! Creo que lo debes conocer, hablar con él, y luego opinar.

Ese rato con Jack le ha hecho cambiar de opinión sobre él, ella quiere creer, que ha sido completamente sincero con ella, no quiere creer que cada palabra que le ha dicho es mentira, quiere creer que dentro del rancho su hermana y ella no están solas, tienen a Jack.




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