Vidas paralelas

Capítulo 10º Miradas

Amanece un nuevo día en el rancho "El Dorado", todos los días son iguales, salvo que entre Virginia y Eva hay algunas redecillas. a causa de esa situación que están viviendo y que cada día las arrastra más.

Es la hora de la cena y Lúa ha hecho cordero asado con verduras y patatas al horno y Pastel de manzana.

Son las cinco de la tarde.

Suena el timbre y Mila corre a abrir la puerta.

—¡Hola, buenas tardes! ¿Que desea? —Pregunta Mila.

Fuera un joven, alto, moreno, delgado, atractivo, con unos ojos marrones de infarto, y pelo rizado.

—Soy John Bradley Moor¿Está el capataz?

—¡Un momento, por favor! Espere aquí.

Mila se dirige a la cocina donde están todos.

—Jack, preguntan por ti, él joven está en la puerta.

—¡Hágalo pasar al despacho, por favor!

Mila se dirige nuevamente a la entrada y le dice al joven que pase al interior, ella misma lo acompaña hasta el despacho.

En el interior del despacho, sentado frente a la mesa esta Jack.

—¿En qué puedo ayudarle? Soy Jack el capataz del rancho.

—Mi nombre, es John Bradley Moor,vengo a conocer a Virginia.

—¡Yo, no le e comunicado nada! Para que se haya, acercado hasta el rancho.

—¡Eso, no es de su incumbencia! ¿No cree?

—¡Estoy al cargo! ¿Desde donde ha venido?

—¡Vengo de New York! He viajado en avión veintiséis horas—le dice con semblante muy serio.

—¡Llamare a Virginia! si ella quiere hablar contigo, no hay problema.

Jack se levanta, sale del despacho y se dirige a la cocina.

—¡Virginia, preguntan por ti! Es tu futuro esposo.

—¿Por mí? ¿Mi futuro esposo? Yo...no estoy preparada.

—¡Haz lo que consideres! No estas obligada a hablar con él, si no quieres.

—Me presentare...Y le diré que se vaya.

—Esta en el despacho ¡Esperándote!

Virginia, deja de comer, se levanta de la silla y va hacia el despacho.

—¡Hola, me llamo Virginia! ¿Preguntas por mí?

—¡Soy, John Bradley Moor! Vengo de muy lejos para conocerte, ¿Hay un acuerdo que cumplir no?

—¿Tu eres el famoso John? Ja,ja,ja ¡Eres mucho mayor que yo!

—¡Nadie te ha llamado, para que vengas! Todavía no tengo una decisión tomada— le dice Virginia mirándole directamente a los ojos.

—Creo... que es una cosa que te conviene ¿No? —Le dice él.

—Bueno, si me conviene o no ¡Es mi problema! Y no el tuyo.

—¿Estas dispuesta a perder esta propiedad? Por una tontería, por una boda.

—¡A lo mejor sí! No me hace mucha gracia tener, que casarme con un desconocido.

—¡No te equivoques, no soy un cualquiera! Soy un prestigioso abogado de New York.

—Y ¿Qué me quieres decir con eso? ¿Qué me tengo que rendir a tus pies?

—¡Ya deberías tener la decisión tomada! ya llevas un tiempo aquí en el rancho ¡No es tan difícil!

—¡Pues, puedes irte! De momento, no tengo nada que decirte, y me tomare el tiempo que necesite.

—¡Esta bien! Pero... ¡No te voy a esperar, eternamente!

—¡Haz, lo que te dé la gana! Eres muy libre.

—Si, yo me niego a casarme contigo, perderás la propiedad ¡Niña estúpida!

—¿Me estas amenazando? ¿Crees que eso me preocupa? Le contesta Virginia armándose de valor, para que él no se quede por encima de ella.

—¡Para nada, es tu decisión! Veo que eres una joven muy estúpida ¿Quién te has creído que eres?

—¡Soy una chica, muy lista! ¿Acaso te pensabas encontrar, una chica desesperada?¡Pues no!

—¡Me marcho! La próxima vez, no me iré sin respuesta ¡Te lo aseguro!

—¡No tengas, prisa en volver! —Le contesta Virginia, armada de valor.

John Bradley sale del rancho, sin ninguna respuesta, pero eso no va a quedar así, la próxima vez que regrese al rancho, ella tendrá que tener una respuesta firme. Tendrá que tener una decisión.

Virginia se dirige nuevamente a la cocina, donde ya están degustando el riquísimo pastel de manzana que ha preparado Lúa

Mira a todos y en voz alta dice:

—Ya le he dicho, a ese fanfarrón, que se marche de aquí, que nadie le ha llamado, ¡No tengo ninguna decisión tomada, y me tomare el tiempo que yo quiera!

En la cocina, nadie contesta ni dice nada, simplemente terminan cada uno su postre y se marchan a sus trabajos.

Eva tampoco le dice nada a su hermana, pero sabe que no tienen la situación controlada, que, en algún momento, van a tener que tomar una decisión y que no disponen de mucho tiempo.

Cada minuto que pasa va en su contra.

 




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