Hace unos meses, que paso el persistente abogado en busca de Virginia, para conseguir su contestación sobre su boda, pero Virginia se negó a recibirlo, cómo siempre Jack, no quiere intervenir en las decisiones de las dos hermanas, sin embargo, todavía no ha aparecido, el de Eva, aunque está claro, que a ella no le interesa en absoluto.
Ahora ahí, mucho trabajo en el rancho, es la época de la recogida del maíz y el algodón, eso será un buen empuje económico para el rancho.
Se ha metido algún mozo más para el trabajo, pero estos no se quedan en el rancho, cada atardecer al finalizar la jornada, Jack los acerca hasta Wimberley ,así aprovecha y se toma algunas cervezas en el bar.
—Hoy ha sido un día muy laborioso, en unos días estará terminada la recogida, del algodón—dice Jack.
—Si, se ha recogido bastante este año—contesta Eva.
—Bueno ¿Podemos, sentarnos a cenar algo? Tengo un apetito voraz—pregunta Virginia entre dientes.
—¡Claro siéntense, todos a la mesa! —Ordena Lita.
—¡Ummm! Se me hace la boca agua, ¡qué bien, huele! —Comenta Virginia.
—Hermana, eres muy glotona.
—Serviré, primero a los muchachos, ellos se tienen que ir a la faena.
—¡Puede, prepáranos unos bocadillos, Lúa! —Dice Teo.
—¡De eso, nada! Todo el mundo aquí, come en la mesa y comida con su postre—le contesta Lúa.
—¡Sentaros, a la mesa chicos! —Dice Jack con firmeza.
—¡Que pinta más buena, tiene el asado! —Dice Mila, siempre mirando de reojo a las dos hermanas.
—¡Gracias, Mila espero que os guste! —Dice Lúa.
Una vez sentado todo el mundo, Lúa termina de servir los platos a todo el mundo, ella es la última en sentarse.
El cordero asado, es la delicia de todos los comensales, que le agradecen por ese tan bien preparado asado, con unas patatas al horno y brócoli gratinado.
Hoy en el centro de la mesa hay unas enormes manzanas y unos impresionantes racimos de uvas.
Después, los hombres de la casa se toman, un café solo con unos chupitos de Brandy.
Las mujeres un té, con unos bombones de licor.
—¡Vamos, chicos! A la faena—dice Jack.
—¡Si, señor! —Contestan ambos al unisonó.
Las mujeres se quedan recogiendo la cocina, mientras Lita coloca el almacén y revisa las provisiones.
Virginia y Eva como cada tarde salen, a pasear por los alrededores del rancho.
—¿Te has decidido ya, Virginia?
—No, lo tengo muy claro, imagino que tú sí.
—¿Por qué, dices eso? ¿No piensas, parar Virginia?
—En tu corazoncito, tienes al capataz. ¿No te das cuenta la cara de tonta que pones, cada vez que lo miras?
—¿Acaso, le has contestado, tú al abogado, que viene a verte?
—¡No! ni pienso, hacerlo de momento.
—¿Entonces, porque te metes conmigo? Mi príncipe desconocido, ni tan siquiera ha venido a conocerme. Tal vez, no quiera saber nada de mí, ni de este rancho.
—¡De eso, nada Eva! Tal vez de ti, no lo sé, pero del rancho con el dineral que cuesta y los beneficios que se obtienen de él, lo dudo.
—¡Ojalá, que te equivoques! Y ese ser, nunca venga por aquí.
—¡Tranquila, no te quepa duda, de que vendrá!
—Tal vez, si tiene dinero, y está claro que lo tiene, no le interese, una chica como yo. ¿No crees, Virginia?
—No Eva, estoy completamente en desacuerdo con esa idea, que tienes en la cabeza. ¿Tan, ingenua eres?
—¿Ingenua, por qué? Yo no tengo, el mínimo interés en conocerlo, y sé que es un hombre bien posicionado y con dinero.
—Eva, ellos se buscan amantes, solo somos, la golosina para conseguir nuestro rancho, y así tener más dinero, ser más influyentes ante, la sociedad, en la que se mueven.
— Yo, no quiero un hombre, así en mi vida.
—No se trata, de que tú no lo quieras, se trata de una imposición, que nos han impuesto Eva.
—Pues, no debería haber sido así, nos tenía que haber dejado en herencia, el rancho para las dos y ya está.
—Pero no es así, está claro, que somos tú y yo, las herederas, o tu amorcito el capataz.
—No es, mi amorcito, y no te niego, que me gusta muchísimo.
—Anda, caminemos un rato, disfrutando del paisaje y cambiando un poco de tema.
—Cambiar de tema, no es una opción, Virginia. Cada día que pasa, es tiempo, en nuestra contra, debemos ir pensando, en tomar una decisión...
Mientras las hermanas caminan, ya va atardeciendo, el sol ya se va escondiendo tras las montañas, es un día más que va terminando, es la cuenta atrás en el tiempo.
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Editado: 14.09.2023