Vidas paralelas

Capítulo 13º Mente nublada.

Virginia y Eva, siguen bloqueadas, no saben que decisión tomar, para ellas esto ha sido un cambio muy brusco, en sus vidas.

Son dos jóvenes, alocadas y su manera de ver la vida, no es exactamente ni casarse ahora, ni mucho menos hacerlo, con una persona desconocida.

Por su parte Jack el capataz, no las mete prisa, ni tan siquiera las saca el tema, en su momento les dijo que no iba a meterse en su decisión, porque era cosa de ellas, y lo está cumpliendo, maneja el rancho y las presenta, las cuentas, pero nada más...

La vida de las hermanas en el rancho es de lo más tranquila, el servicio lo hace todo, ellas viven como unas princesas, sin hacer otra cosa, que pasear, leer un buen libro, y poco más...

Pero hoy se presenta un día inesperado, en el rancho.

Suena el timbre de la puerta, Mila se dirige a abrirla.

—¡Hola, señor! ¿Que, se le ofrece?

—¡Hola, señora! ¿Puedo hablar, con el señor Jack Stewart?

—Ahora mismo, está en las caballerizas—iré a buscarlo.

—¡No, señora! No se preocupe, me acerco yo.

—¡Esta, bien! Mire es aquel, que monta el caballo.

—¡Gracias, señora!¡Buenas tardes!

El joven se va acercando al vallado de madera, que cerca toda la caballeriza, todo está limpio y el caballo es precioso, brillante con un color marrón avellana.

En la cerca hay más caballos, todos impresionantes, el mejor es de color negro azabache, con un pelo brillante, ganador de muchos premios, al igual que el blanco, tan blanco como la nieva, un gran ejemplar, que ha traído muchos trofeos al rancho, son los tres mejores ejemplares y campeones.

El resto de caballos, más jóvenes, todavía no participan en ninguna competición, pero lo harán.

—¡Disculpe! ¿Es usted, Jack Stewart?

—¡Si, soy yo! ¿Quién, lo pregunta?

—Soy, Brett Johnson Scott, vengo a conocer y hablar con Eva, tengo entendido que está aquí, hace tiempo.

—¡Si, así es! Dame un poco de tiempo, para guardar el caballo.

—¡Por, supuesto!

Jack se introduce en las caballerizas, donde deja al hermoso caballo, cierra la cerca y se dirige con el joven hacia el rancho.

—¡Pase, adelante!¡Entre a mi despacho! Hare llamar a Eva.

Jack se dirige al salón, donde se encuentra Mila, haciendo limpieza.

—¡Mila, por favor avise a Eva, que acuda a mi despacho.

—¡Si Jack! —Dice Mila, saliendo apresuradamente.

Jack regresa al despacho, donde se encuentra el joven.

—¿Quieres, tomar algo? —Le pregunta.

—¡No, gracias! —Se lo agradezco.

Eva se encuentra en su habitación, tiene toda la cama, llena de ropa, está organizando el armario.

—¡Eva, Eva! Sal de tu habitación, Jack te quiere ver, en su despacho.

—¿Qué pasa? ¿Quiere dejar de gritar? Parece usted una loca.

—¡Rápido, al despacho jovencita!

—¡Ya voy, no será para tanto! ¿A qué, tanta prisa?

Eva se dirige hacia el despacho, no sabe a qué se debe tanto alboroto, y para que la necesita Jack, ni se lo imagina ...

—¡Hola, Eva! Este es Brett Johnson Scott, ha venido a verte y hablar contigo.

— ¡Esta es, Eva! Bueno Brett, os dejo a solas para que habléis.

Jack sale del despacho, cerrando la puerta.

—¡Hola, me llamo Brett, sé que llevas tiempo aquí, pero me ha sido imposible, venir antes a conocerte! Hay un acuerdo firmado, para casarnos, echo por tu padre, para poder heredar este rancho.

—Estoy al tanto, a mí me sorprendió, tener que casarme con un desconocido. ¿Tú sabes algo?

—Bueno, sé que es un acuerdo, entre nuestros padres, saldada, la deuda, si aceptas casarte conmigo, sino la tendréis que pagar vosotras, creo que tienes una hermana, para ella hay otro acuerdo, igual que el tuyo.

—Entonces... ¿Me estás diciendo, que nuestro padre tenía unas deudas con tu padre, y con otro socio más? ¿Que, si no, aceptamos casarnos con vosotros, tenemos que pagar la deuda nosotras?

—Si Eva, y te puedo decir que es una deuda enorme, de millones de dólares.

—¿Y tú, estás de acuerdo con la boda? ¿No te importa, casarte con una desconocida?

—Creo, que a mi padre no le interesa mucho mi opinión, tengo que decirte que eres preciosa, pero esto no va de lo que nosotros pensemos, sino de si aceptas la boda o pagas los millones de dólares.

—Me queda claro, esto va de intereses, fuera de nuestras manos. ¿Desde dónde vienes?

—He venido, desde New York. Es donde vivo y donde trabajo.

—¿Y a, que te dedicas? Si no es molestia...

—Soy director, de una multinacional de tecnología, muy conocida en la ciudad de New York, la MTNY.

—¡Vaya, eso está bien! ¿Pero, te veo joven, para ser director?

—Tengo veintiocho años, las multinacionales, son de mi padre, en total tiene cinco, pero estudie mucho para sacarme la carrera.

—Bueno, no sé qué decirte...Todavía no tengo clara mi decisión.

—¡Esta, bien! ¿Te parece una nueva visita, en dos meses? Creo que es tiempo suficiente, para recibir una respuesta tuya, creo que demorarlo más tiempo, es una tontería.

—Si, creo que dos meses, está bien Brett.

—Bueno, no te molesto más, Eva. ¡Ha sido, un placer conocerte!

—¡Adiós, Brett! Encantada...

El joven sale del despacho, y se dirige a la salida de la casa, en el porche esta Jack, sentado fumando un cigarro.

—¡Muchas gracias! Ya he hablado con Eva, volveré en dos meses.

—¡Muy bien, Brett! Hasta otra... ¡Adiós!

Eva se va, a la habitación de su hermana, a contarle los acontecimientos, Virginia ni se había enterado, estaba tumbada sobre la cama, con los auriculares, escuchando música.

—Virginia, Virginia, ¡escúchame! —Dice gritando a su hermana y dándole manotazos en los hombros.

—¿Que te pasa, Eva? ¿No me puedes, dejar escuchar música tranquilamente?

—Ha venido Brett, el chico con el que me tengo que casar, a conocerme.




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