Vidas paralelas

Capítulo 23º Pensamientos ocultos

Llaman a la puerta, Jack se dirige hacia ella para abrir, es un enorme portón de madera maciza barnizada con hermosos relieves, y agarradores con las cabezas de dos leones dorados.

—¡Hola, bienvenido John!

—¡Hola Jack, buenas tardes!

—¡Pasa, estamos todos esperándote, ¿el viaje bien?

—Si, perfecto, todo bien, gracias Jack.

—Pasemos entonces mejor a la cocina, la mesa esta puesta, imagino que tendrás apetito, después de tan largo viaje, más tarde hablas con Virginia, ya tienes una suite, con baño preparada para ti.

—¡Perfecto, entremos entonces!

— Bueno, Lúa puedes ir sirviendo, ¡primero las damas por supuesto!

—Si, Jack.

Todo el mundo estaba en silencio, mientras Lúa repartía los platos, primeramente, a Eva y Virginia, luego a sus dos compañeras, para continuar con el invitado, seguido de Jack, después a los dos mozos de las caballerizas y por último a ella misma.

—Bueno, la comida como siempre espectacular Lúa, ¡te felicito!

—¡Gracias, Jack!

John parecía tener un hambre voraz, o hacía tiempo que no comía un buen plato como ese, ni tan siquiera había dirigido una sola mirada a Virginia.

Virginia, sin embargo, no le quitaba ojo, mirándole disimuladamente, como si estaría mirando hacia otro lugar. Ese hombre, no le gustaba en absoluto, sentía escalofríos, en su cuerpo, acababa de llegar, y ya estaba deseando que se fuera de allí, para no volver a verlo en la vida.

—¿Esta todo, de tu gusto John?

—Esta, todo riquísimo, la cocinera tiene buena mano, sin ninguna duda, es una lástima que no todas las mujeres saben cocinar.

John había tirado su primer dardo, se había mantenido callado durante toda la comida, pero ya parecia tener ganas de invocar la guerra.

—Lúa, ¡por favor!, sirve la tarta, junto con el café, así Virginia y John podrán retirarse al despacho a solucionar sus asuntos tranquilamente, y despues John podrá descansar.

—Claro, Jack ¡ya mismo!

Lúa se levantó a poner las raciones de tarta, y Lita la ayudo a servir las tazas de cafe en la mesa.

—Una tarta riquísima, es usted una joya, señorita, —comentó John, degustando el delicioso chocolate.

Lúa, no contestó y agachó la cabeza.

—Ha sido una comida excelente, muchas gracias Jack.

—Bueno, las gracias a mi maravilloso personal John, ellas se han encargado de todo.

—¡Por supuesto, un personal excelente, les felicito a todas! Y ya si nos disculpáis Virginia y yo, tenemos que solucionar temas pendientes.

—Si, ya podéis hablar, el despacho es todo vuestro.

Virginia salió detrás de John, hacia el despacho, le temblaban las piernas, y estar sola con ese hombre, le provocaba un nerviosismo incontrolable.

John, se dio la vuelta y como un caballero la dejo pasar primero a ella.

Él la miro, con una sonrisa desafiante...




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