Vidas Paranormales.

Capítulo 3-Lágrimas de hielo.

El infierno, un lugar horrible, en donde todos los pecadores de la historia y del mundo terminaron y ahora son castigados por toda la eternidad. En las profundidades de este infierno se encuentra el Cocito, un lago de hielo inmenso en donde los traidores yacen congelados, en este lugar se escuchan sin fin las quejas de dolor de estas personas y en el centro se encontraba el señor de las tinieblas, el primero de los caídos Lucifer. Tanto tiempo en el infierno lo deformó, su piel está negra debido a la necrosis causada por el frío, su boca estaba llena de afilados colmillos y en el lugar en donde estaban sus alas solo quedaron carámbanos de hielo, solo se cubría con un pantalón bastante rasgado y viejo. 

En su trabajo eterno castigaba a un traidor, mato a su padre para quedarse con toda su herencia, Lucifer metió sus dedos helados en el pecho de este hombre y empezó a congelarlo desde dentro

En su trabajo eterno castigaba a un traidor, mato a su padre para quedarse con toda su herencia, Lucifer metió sus dedos helados en el pecho de este hombre y empezó a congelarlo desde dentro.

—Respóndeme humano insignificante, ¿Qué demonio te tentó para que traicionaras a tu propia familia? —interrogó Lucifer de manera calmada y sádica.

—Yo solo quería quedarme con toda su herencia, me maté trabajando tanto tiempo y solo quería dejarme una miseria, no lo iba a permitir, ¡lo maté y me quedé con su dinero! —dijo con maldad, hasta que sus cuerdas vocales se congelaron.

—Eres patético, tu padre no cometió ningún pecado y ahora estas en el infierno, estas encerrado conmigo —dijo con tono soberbio y sadismo.

En todo el lugar se escuchaban los gritos y llantos de este miserable traidor. Lucifer no tenía reparos para castigar a los pecadores, era un ser sádico y maligno, pero se sentía vacío. Se dio cuenta de algo: con o sin demonios los humanos son seres despreciables, que pueden matar, torturar y violar por el simple placer de hacerlo... él no es necesario para convertirlos en personas malas. Después de torturar a otro mísero humano empezó a caminar por todo el Cocito, miro su reflejo en el hielo y no pudo evitar pensar en lo que ha hecho durante tantos años.

—Esta cara, es horrible ¿Cuándo fue que me convertí en esto? ¡Nooo! —gritó partiendo el hielo en miles de pedazos.

—Pensé que torturar a los humanos te ponía de buenas, querido hermano —dijo con sonrisa pícara, la séptima princesa del infierno, Asmodeus.

Una caída, el pecado capital de la lujuria, a diferencia de muchos caídos al ser su pecado menos grave no termino tan deformada que el resto. Tenía la estatura de una chica promedio de dieciséis años, su piel era totalmente blanca, tenía orejas puntiagudas, sus ojos rojos como la sangre, tenía afilados colmillos con los cuales chupa la sangre de sus víctimas, su cabellos aunque cortos estaban bastante alborotados, llevaba un vestido victoriano blanco y negro que resaltaba su gran escote y andaba descalza.

Tenía la estatura de una chica promedio de dieciséis años, su piel era totalmente blanca, tenía orejas puntiagudas, sus ojos rojos como la sangre, tenía afilados colmillos con los cuales chupa la sangre de sus víctimas, su cabellos aunque cortos ...

—Cuéntame tus problemas ¿Qué te tiene de malas?

—¿Nunca has pensado que nosotros no tenemos razón de existir? —cuestionó Lucifer pensativo—. Estos humanos serán buenos o malos aún sin nosotros, hemos desperdiciado años tentándolos.

—Tampoco es que yo haya tentado a muchos humanos, pero... creo que tienes razón —dijo con nostalgia—. Dime hermano, ¿Qué quisieras hacer si salimos del infierno?

—Quisiera ver como es la tierra actualmente, quiero crear mi propio reino el cual llamar hogar.

—¡Me alegra que lo pienses! —exclamó Asmodeus de nuevo con su sonrisa pícara—. Te diré lo que encontré, pero vayamos a otro lugar más cálido.

Los dos príncipes del infierno abandonaron al Cocito y se dirigieron al Sexto Círculo del Infierno, un espacio reservado específicamente para los herejes, los cuales estaban en ataúdes en llamas. Asmodeus va viendo los distintos ataúdes hasta que da con el correcto.

—¡Aquí esta! Es este —dijo sacando al pecador de las llamas, el cual era un hombre con ropas papales—. Él es el Papa Honorio tercero, escribió un libro de magia negra y según él, sabe cómo podemos salir de aquí.

—Vaya, vaya... ¿eso es verdad, Honorio? —preguntó Lucifer con sonrisa macabra.

—Mi señor, es verdad, en las profundidades del infierno deben de dibujar un símbolo —comenzó a dibujar en la tierra, similar a un pentagrama con inscripciones en hebro—. Concentre su poder y un portal se abrirá que los conducirá de regreso a la tierra para que causen el terror a los humanos.

Concentre su poder y un portal se abrirá que los conducirá de regreso a la tierra para que causen el terror a los humanos




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