Vidas Paranormales.

Capítulo 27-El Pecado de la Ira. Parte 1

En la ciudad de Alexandría, había un ser que cuidaba de sus ciudadanos y que combatía con mano de hierro a los criminales que habitaban dicha ciudad, algunos lo llamaban héroe y otros lo llamaban demonio pero su verdadero nombre era: Satán de la ira, tercer príncipe del infierno. Cada noche salía a patrullar las calles en busca de criminales para hacer justicia en esta ciudad; realmente quería volver al camino correcto para poder recuperar la confianza de su padre y para poder regresar a casa por lo que jamás mató a ninguno de los criminales que enfrentaba a diario. Durante el día se quedaba junto con los demás indigentes en aquel viejo edificio, bueno, "junto" seria decir mucho ya que el único que conoce es a Arthur, un soldado veterano que en vida ya había experimentado lo que es el infierno y que además de haber perdido valiosos compañeros, también perdió el contacto con toda su familia; actualmente, solo un demonio era un verdadero amigo.

Mientras Satán miraba el anochecer para salir a sus diarias rondas nocturnas Arthur se le acercó para conversar un poco con él.

-¿Volverás a salir?-pregunto Arthur sentándose a su lado-. Tal vez sea bueno que te tomes un descanso.

-No estoy cansado, ni siquiera debo esforzarme tanto para vencer a estos humanos-respondió presumiendo un poco-. No tengo idea de como fue que ustedes se alzaron con el control de la tierra, son demasiado frágiles y ni siquiera poseen poderes mágicos.

-Tal vez no tengamos superpoderes pero lo que si tenemos es perseverancia, los humanos no nos rendimos tan fácilmente, a pesar de que moriremos.

-Hablando de morir...¿Nunca has pensado en volver a ver a tu familia?-pregunto Satán de golpe.

-Eso es... complicado, hace años que no los veo y ni siquiera se si me quieran ver-respondió melancólico.

-Los humanos no viven mucho, deberías verlos antes de que sea tarde.

-Tal vez tengas razón, veré que puedo hacer.

-Esta bien, yo ya tengo que irme-dijo Satán levantándose y saltando de techo en techo.

La verdad parecía una noche tranquila, como si no pasaría nada interesante que requiera de su intervención hasta que escucha una serie de disparos unas cuantas calles de allí por lo que se apresura para ver que sucede. Al llegar se encuentra con tiroteo entre la policía y un grupo de narcotraficantes, la situación parecía difícil por lo que decide intervenir, sabe lo complicado que sería si alguien lo ve directamente por lo que expulsa vapor de su espalda que cubre todo el lugar y que dificulta la visión, una vez asegurado de que no pueden verlo se enfrento uno a uno a todos los narcotraficantes, tan solo un golpe y ya estaban tumbados en el suelo, todos cayeron por sus manos una vez que todos estaba fuera de combate se retira rápido del lugar antes de que puedan verlo pero un oficial de policía logra verlo mientras huía; un error que le costara caro.

 Por la mañana siguiente, como a las nueve de la mañana, Satán volvió al lugar que consideraba hogar siendo recibido por Arthur que traía un periódico en mano.

-Saliste en primera plana-dijo dándole el periódico-: "criatura demoníaca ayuda a la policía a capturar un grupo de narcotraficantes". Incluso hay un retrato hablado de ti.

-¡Oh vamos!, mis dientes no son tan feos-dijo Satán mirando su feo retrato.

-¿Eso es lo único que te preocupa?-pregunto Arthur cuestionando la poco preocupación de su amigo-¿No dijiste que no querías llamar la atención porque tus hermanos podrían venir a llevarte al infierno?

-Si pero no creo que eso importe ahora, es decir, estoy haciendo el bien-dijo con una sonrisa-. Ayudo a combatir al crimen, si mis hermanos se enteran de que estoy aquí no creo que se molesten tanto; de hecho sería genial tener un compañero para salir por las noches, a veces me siento un poco solo.

-¿Sabes? Pedí un par de favores a unos conocidos y ya se donde está mi familia-dijo algo nervioso-, quiero que vengas conmigo.

-¿Estas seguro? sería una reunión familiar y creo que yo solo podría estorbar-respondió Satán inseguro.

-No vas a estorbar, eres mi amigo y quisiera tenerte allí-dijo mostrando gran solidaridad-, pero eso si, debes encontrar una manera de no verte tan... demoníaco.

-Nunca había intentado tomar forma humana desde que llegué aquí-dijo Satán pensando unos momentos para pensar-, voy a ver que hago.

Satán se concentró por unos instantes para poder tomar forma humana hasta que finalmente lo logra; se veía bastante alto, como de 1,99 mts, también era sumamente fornido, su cabello era rubio y su piel caucásica pero su rasgo más característico es que sus ojos tenía una tonalidad rojiza, no como los de Lilith ya que estos eran más claros.

-¿Como me veo?-pregunto mientras se acostumbraba a esta forma.

-Tus ojos siguen iguales, toma te los regalo-dijo dándole unos lentes de sol.

-¡Gracias!-exclamo con alegría.

-Antes de reunirme con ellos quisiera arreglar las cosas, conseguiré un trabajo, algo sencillo que me permita vivir al menos algo acomodado para que ellos no piensen que no he hecho algo durante todos estos años.

-¿Que tienes en mente?-pregunto Satán por curiosidad.

-Aún no lo sé pero cuando lo tenga te avisaré para visitar a mi familia.

Parecía que Arthur finalmente iba a reponer su vida junto a un buen amigo que también buscaba lo mismo pero el destino tenía muchas cosas que escapaban de sus planes. En un lugar abandonado de Nueva Orleans los criminales mágicos se movían a la vista de todo el mundo normal, un viejo conocido aparece, el cazador furtivo de criaturas mágicas, Jean Pierre Robespierre; estaba en ese lugar debido a una reunión importante con unos clientes que pagarían millones por un buen trabajo y que además, el ser que tendría que cazar debía ser sumamente poderoso si estaban dispuestos a pagar tanto por sus servicios. Después de varias horas finalmente llegan, eran diez figuras encapuchadas, las capuchas le cubrían sus rostros, sus trajes eran de un color escarlata con un extraño símbolo en el pecho de color dorado, parecía una especie de serpiente comiendo su propia cola; Jean Pierre por instinto sabía que había algo mal en estos tipos pero no podía decir porque, su instinto le decía que esta gente era peligrosa, el que parecía su líder se pone adelante y toma la palabra.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.