Vidas Paranormales.

Capítulo 29-Fuerzas Oscuras

Era de noche cuando Jean Pierre se volvió a encontrar con aquellas personas encapuchadas que lo contrataron en un principio para que capturara a Satán. Las personas encapuchadas miraron con confusión a su alrededor porque no estaba presente Satán.

—¿Dónde está el demonio, Lupin? —preguntó uno de ellos, se escuchaba como una mujer joven.

—En mi trasero, ¿quieres ver? —respondió con mucho sarcasmo y enojo—. No me dijeron que el demonio era uno de los siete príncipes del infierno ¿qué es lo que buscan con ellos?

—Como le dijimos antes Sr. Lupin, nuestros asuntos no son de su incumbencia —respondió otro de los encapuchados, el que se escuchaba como un anciano.

—Si ustedes se atreven a abrir una puerta al infierno, entonces tengan en cuenta de que voy a matarlos —declaró Jean Pierre con todo agresivo.

—No querrá tenernos como enemigos Sr. Lupin —dijo una de las mujeres entre los encapuchados.

—Lo mismo les digo —respondió activando su Hawkeye y lanzándose al ataque.

El resultado de este enigmática pelea se sabrá más adelante, hay otra historia que se debe narrar antes. 

La mañana que siguió a esa pelea, Shawn y Samuel se dirigían de paso al edificio donde vivían Lucifer y Lilith para luego irse al deshuesadero de autos a entrenar, al entrar al lobby del hotel se encuentra con Sara quien los estaba esperando para ir a ver a Lilith, al salir del ascensor se dirigen al departamento, Sara quien tenía una copia de la llave les abre la puerta a sus compañeros y al entrar se encuentran con Lilith quien estaba dormida, acostada boca abajo en el sillón de la sala y totalmente desnuda, todos menos Samuel apartan la mirada.

—¡¿Por qué pasa esto cada vez que entro?! —exclamó Sara, sonrojada.

—Oye Lilith, ¿estás despierta? —pregunto Shawn, notándose algo incomodo.

—Hola chicos... lamento esta situación —dijo Lilith con mucho sueño—. Tuve una noche alocada y creo que bebí demasiado, por mi Padre, como odio la resaca. Esperen aquí, iré a mi cuarto y me pondré algo de ropa.

—¡Espera Lilith, no te levantes! —exclamó Shawn, rojo como tomate.

—¿Cuál es el problema? Sara ya me había visto desnuda antes —aclaró Lilith sin vergüenza alguna.

—¿Qué? ¿Cuándo fue que eso? Agh, no importa —comentó Shawn aún más incómodo—. Iré yo por tu ropa, me imagino que tu habitación es la puerta roja ¿verdad? Ya vuelvo.

Justo antes de que Shawn entrará a la habitación Lilith se alarma por un detalle que olvidó por el alcohol.

—¡Madre de Cristo! —gritó Shawn saliendo con la primera ropa que encontró tirada.

—¿Que sucedió allí, amigo? —preguntó Samuel, arqueando una ceja.

—Hay seis mujeres y tres hombres desnudos allí dentro —respondió algo perturbado— ¿Qué diablos te pasa, Lilith?

—Nin-fo-ma-nía —respondió Lilith, con una sonrisa pícara en el rostro.

De un solo golpe ven como es que una puerta se abre y Lucifer sale con una lujosa pijama y bastante molesto.

—¡¿Qué demonios es todo ese griterío?! —exclamó fastidiado por que interrumpieron su sueño-— ¿De qué me sirve comprar audífonos para el ruido tamaño dumbo si me despiertan tan temprano?

—¿Como que temprano? Son las nueve de la mañana —contestó Sara mirando su reloj.

—¿En serio? Bueno supongo que perdí la noción del tiempo —dijo Lucifer calmándose un poco—. ¿Ustedes qué hacen aquí y por qué están tan cerca de mi hermana desnuda?

—Veníamos por Lilith para ir al deshuesadero y entrenar con Uriel, ya estaba así cuando llegamos —respondió Shawn algo nervioso.

—Bueno, no tengo nada mejor que hacer hoy, iré a cambiarme y los acompañaré.

Los tres mosqueteros ahora acompañados con Lucifer y Lilith fueron a su destino planeado y se pusieron manos a la obra para su nuevo entrenamiento especial. Shawn con la ayuda de Samuel y Uriel empezó a entrenar sus capacidades de combate cuerpo a cuerpo, aprendiendo el arte marcial del kung fu siendo Uriel su sensei y oponente al mismo tiempo.

—¡Lo haces mal Shawn! Nunca bloquees un golpe con el puño o de lo contrario te partirás la mano, bloquea con la palma de la mano siempre, sigue practicando hasta que sea un reflejo natural —explicó Uriel, bastante estricto.

Shawn había pasado por un duro entrenamiento, la derrota ante Jean Pierre fue dura para él por lo que siguió el consejo de su enemigo y empezó a trabajar en sus debilidades, al igual que sus amigos. Samuel entrenaba junto a Lilith para mejorar en combate, tanto física como estrategicamente, mientras ataca a Lilith ella le daba consejos que le serían útiles en un futuro próximo.

—Lanzarte al ataque con todas tus fuerzas desde un principio es un grave error, simplemente te cansarás más rápido que tu rival y quedarás vulnerable —explicó mientras volaba a su alrededor—. Analiza a tu oponente, su estilo, fortalezas y debilidades. Vuela como murciélago y muerde como vampiro.

Mientras los dos chicos sudaban como cerdos, Sara solo meditaba junto a Lucifer, Lucifer se había vestido para la ocasión y llevaba la ropa más casual del mundo; sentado enfrente de Sara con las piernas entrelazadas la guiaba en la meditación de forma serena y tranquila, cosa rara viniendo del príncipe de las tinieblas, pero allí estaba, ayudando a la chica que hace unos meses casi lo mata, Lucifer había cambiado su visión de los humanos desde que llegó y lo demuestra con Sara.

—Trata de que mientras mantienes tu mente blanca, transformarte y concentrarte en el nivel de Miasma y Energía Kundalini que libera tu cuerpo —indicó con voz calmada.

Sara siguiendo las indicaciones de Lucifer se transformó e inmediatamente empezó a desprender grandes cantidades de Energía Kundalini y Miasma, al mismo tiempo Uriel, Lilith y en menor medida, Shawn y Samuel sentían toda esa energía desbordando de Sara.

—Vaya, así nunca podrá avanzar —dijo Uriel activando su Tercer Ojo para ver más claramente la situación—. Toda esa energía se desborda.




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