Vidas Secretas

PARTE VEINTE

 

—¿Qué haces mujer? No tengo idea que hago mirándome a un espejo dudando de que ponerme esta noche como si esta fuera una cita, claro si ya te besaste con el que esperabas, ¡Santa mierda mi consciencia! Pero él fue claro, solo es para hablar de Maxito ese hermoso niño aún recuerdo cuando

 

 —¡Hola amiguito! ¿Te quieres presentar o lo hago por ti? —Él solo movía la cabeza negando, tenía cuatro años cuando lo conoció todo tímido detrás de las piernas de su guardia de seguridad que no tenía expresión en su rostro, solo las manos cruzadas delante de él

 

 «Nos falta un flash, ¿Te gustaría ser Flash? —El acento con la cabeza confirmando que si le gustaba.

 

 «Buenos días, tenemos hoy un nuevo superhéroe, él es Flash Del Monte—Volteando y lanzándole un guiño, haciéndole entender que todo estaba bien.

 

«Por allá tenemos a dos súper Man, tres chicas maravillas, una súper girl, un Batman, dos Thor y hasta un guasón, ¿verdad Mariano? —Si tan mala te parece la vida no te reveles —Mientras seguía pintando

 

«Como puedes ver, somos un universo de superhéroes y tú ya eres parte de él, ¡Niños mañana todos con traje de superhéroe favorito! — Los gritos de algarabía de los niños invadieron la habitación, adoraban vestirse de superhéroes lo cual hacían en ocasiones especiales como la bienvenida a un nuevo estudiante.

 

 «¿Puedes sentarte a lado de Gaby y Henry, de ahora en adelante serán muy buenos amigos, de eso estoy segura — Lo tomo de la mano y lo llevo a su mesa donde encontrará a una hermosa niña de pecas y lentes con unas lindas y adorables trenzas y un niño de pecas también, con el cabello corto a quien le faltaba un diente saludando todo efusivos sintiendo que ese era el comienzo de una amistad. 

 

Ahora estaba indecisa si usar vestido suelto o pantalón corto con un saco que tapaba hasta la mitad de la parte trasera de sus piernas, estaba cansada de pensar, no quería dar a entender que le preocupaba mucho esa cena, puesto que sí era así.

 

 —¡Basta deja de pensar en eso! No puedo ponerme en este idilio inútil, si fuera uno de los hombres a los que le puedo sacar información debería estar así, pero es simplemente un padre de familia que quiere hablar de su hijo.

 

 Se puso un pantalón jean clásico, zapatillas oscuras y una camiseta tejida que dejaba parte de su ombligo al descubierto, una pequeña cartera que cruzaba su dorso, se amarró el cabello en una cola alta, un moño brillante se vio a espejo algo de labial rosa y listo.

 

 Cuando Maximiliano estaba por llegar al restaurante italiano, Edward pudo observar que su jefe estaba algo nervioso, ya sea por el movimiento involuntario de su pierna, el sonido de sus dedos chocar con su rodilla o como se arreglaba el cuello de la camisa a cada instante.

 

—Señor, ¿Todo bien? — Mientras seguía conduciendo.

 

 —¿Qué va a estar mal? Es una simple cena, Edward nada más y ya estaciónate, sabes muy bien que hacer y que harán los muchachos.

 

Se bajó del auto seguido por sus guardias de seguridad que vestían de civiles, había llegado minutos antes de lo acordado para poder corroborar la seguridad, una vez todo solucionado paso al restaurante que fue atendido como toda una celebridad, fue dirigido hasta una mesa apartada al fondo del lugar, que se especializa en comida italiana, pastas, lasañas, pizzas y rizotos.

 

Por su parte, Mary ya estaba llegando minutos después, cuando entro pudo ver que el lugar estaba vacío, algo raro en realidad, pero decidió dejarlo pasar por alto, uno de los meseros al verla entrar le dijo sin siquiera preguntar su nombre.

 

—Señorita, la están esperando sígame por favor — Ella de lo más extrañada, tomo su bolso fuerte y saco el gas pimienta que siempre carga lo presiono fuerte como si su vida dependiera de ello, pero cuando al fondo pudo ver a un hombre de traje que le alzo la mano como llamándola algo en ella se calmó guardo el gas pimienta y se acercó a paso lento lo pudo ver bien en traje azul marino, camisa blanca y corbata a juego con su traje, tan prolijo, tan milimétricamente arreglado como si todo él fuera mil veces pensado, ese aire de hombre de mundo la cautivo aún más de lo que estaba solo soltó un suspiro sin poder dejar de observarlo, sus manos temblaban no podía evitarlo aunque en su vida ha pasado muchas cosas el estar aquí con un hombre tan guapo a solas y después de haberse besado sin motivo aparente la tenía angustiada no había querido pensar en eso para no ponerse nerviosa, pero delante de ella estaba el motivo de sus desvelos, aquel hombre que sin darse cuenta y en poco tiempo se había metido en su sistema algo que ella había evitado desde hace mucho, no quería interesarse en ningún hombre y que ningún hombre se interese en ella realmente, sabía que algún día iba a cumplir su acto de justicia y el amor sería un obstáculo, pero como luchar contra ese sentimiento que se mete en el alma sin pedir permiso. El mesero la ayudo a sentarse, para esto Maximiliano se levantó de su asiento dándole a entender que podía sentarse.




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