Vidas Secretas

PARTE VEINTIUNO

 

—Maxito, es un excelente niño en este tiempo que lo he conocido, ha demostrado mucha independencia y le encanta ayudar a otros, es un ejemplo de perseverancia y superación a pesar de su corta edad, de verdad que debe sentirse muy orgulloso de su pequeño.

 

Maximiliano solo la observaba, mientras el mesero les servía una copa de vino, no podía dejar de observar cada uno de los detalles en ella, el cómo observa y aspiraba el aroma del vino, la vio cerrar los ojos deleitándose con un Romanee-Conti Montrachet Grand Cruz de seis mil dólares la botella.

 

—Se nota que sabe de vinos — Para luego el también beber de su copa.

 

—El hecho de ser maestra de kínder no me hace ajena a ese tipo de delicias, gracias por el vino, ya que sé cuál es su costo en el mercado, con algún vino de mesa hubiera sido suficiente. Pero iguales gracias no fue necesario.

 

—Sabe mi hijo habla mucho de usted, que la miss linda esto, que la miss linda lo otro, él la admira mucho — Mientras agradecía la cena que le estaban sirviendo, aunque el mesero temblaba por miedo a cometer algún error, sabía perfectamente quién era este hombre y el cometer un error podría significar muchas cosas.

 

—Es un niño adorable, la verdad, bien portado desde un principio, fue muy receptivo a los demás niños, tengo una técnica de enseñanza muy diferente al resto y me ha funcionado de manera maravillosa. —Podía notar por la manera en que hablaba de la enseñanza que adoraba   lo que hacía, el brillo en sus ojos lo evidenciaba y eso es algo que él estaba empezando a admirar.

 

—¿Cuánto tiempo tiene enseñando a niños? Se nota que le apasiona su carrera, ya que sus ojos le brillan cuando los mencionan. Aunque si hablar de mi hijo es inevitable que los ojos no le brillen a cualquier persona que lo conozca.

 

De ella salió una pequeña sonrisa que Maximiliano hizo que el corazón se le acelerara de una manera que no le gustaba, así que trato de permanecer lo más serio posible.

 

—Es adorable que un padre no repare en elogios hacia sus hijos, se nota que el pequeño lo adora y admira mucho, me dice que usted es como Iron man, dígame ¿Puedo preguntarle en qué trabaja? Ya que Maxito, dice que siempre anda con guardias de seguridad como Tony Stark

 

Casi se atora con el vino, una cosa es que su hijo haga comentarios así, pero un adulto y tan hermosa como ella aún más perturbador.

 

—¿Se encuentra bien? Debería beber agua, tomé — Le dio la copa de agua que estaba a un lado, segundos después volvió el color a su rostro.

 

—Todo está bien gracias, y con respecto a su pregunta, soy empresario en el rubro alimenticio y afines, no me puedo quejar, me va muy bien y ese sobrenombre ya lo he oído antes, siempre que puede me lo dice, pero la verdad no sé nada de superhéroes o cosas así.

 

Cuando eso salió de la boca de Maximiliano, ella no podía creerlo, los superhéroes eran su tema favorito, así que ni corta ni perezosa empezó a contarle acerca de los superhéroes del universo Marvel y de DC comics, era tu tema favorito, él solo la observaba y hacia alguna que otra intervención.

 

—Le tengo una propuesta —Eso le pareció aún más interesante que toda la dichosa conversación sobre superhéroes.

 

««Aquí cerca una tienda de comics y deben vender figuras de superhéroes ¿Podríamos ir a visitarla y conocería a su alter ego? Porque a decir verdad si tiene un aire a Robert Downey Junior los dos son bastante atractivos — Para luego beber otra copa de vino y girar tratando de no prestarle atención a lo que acababa de decir, ya que fue algo involuntario, pero cien por ciento verdad.

 

Una sonrisa de orgullo se plasmó en su rostro, sumándole a eso el hecho de poder ver lo tierna que se veía avergonzada, pago la cena sin reparo en los miles de dólares que esta había costado y mientras ella se iba al tocador aprovecho para coordinar con sus hombres y despejar el área traducida se trataba de sacar a todo el mundo de esa tienda a toda costa.

 

Cuando Mary estaba en el baño, escucho algunos comentarios a los que no le prestó atención.

 

—Ese hombre da miedo, siento que todas las células de mi cuerpo tiemblan.

 

Ella no prestó atención ni quien lo decía, solo estaba absorta en sus pensamientos.

 

—¡¿Qué te pasa?! Claro tan guapo como Robert Downey Junior, tonta mil veces tonta. — Se lavó el rostro y salió decida a irse de ahí, estaba nerviosa de estar más tiempo a solas con ese hombre, pero sus planes se vinieron abajo cuando lo vi tan imponente, tan galante abriendo la puerta de la entrada como negarse a algo como eso, en otra época de su vida un gesto como ese solo le traía náuseas y asco saber que la veían como objeto por un fin el poder de su familia, pero por Maximiliano era algo diferente, no podía controlar lo que su corazón empezaba a sentir, no podía frenar como se aceleraba con cada sonrisa que él le daba.




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