Cuando Mary se despidió de Maximiliano con un casto beso, sintió unas ganas enormes de comérselo a besos, ya que su cuerpo lo extrañaba demasiado, aunque hace pocas horas había sucumbido a sus caricias entregándose por completo, pero como él le había dicho que no eran novios, decidió que no se merecía una despedida como de película, iba a salir del auto cuando Maximiliano la tomo de la cintura atrayéndola hacia él, comiéndose su boca a besos terminando con un leve mordisco en su labio inferior para luego un pequeño beso.
—Ahora si te puedes ir preciosa, eso es un beso de despedida — Abriéndose la puerta para que ella bajara a dos cuadras de la escuela, él la tenía loco de amor, sentía que podía morir en paz luego de aquel beso, aunque también sabia porque de su incredulidad, nunca fue del tipo de hombre que diera sorpresas románticas, pero con ella quería ser todo eso y más.
—Bueno, nos vemos — Aún seguía algo triste y a penas bajaba del auto, Maximiliano le dijo mientras sacaba un poco de su cuerpo por fuera del auto.
—Esta noche tenemos una cita usted y yo señorita renegona, cuídate, preciosa. —Y se fue dejando a una atónita Mary con esa última frase rondando su cabeza.
—Me dijo señorita renegona él muy sin vergüenza, ¿Quién te mando a dejarte llevar por todo el paquete? Porque tenías que ser tan guapo Maximiliano.
Ingreso a la escuela, muy feliz después de todo, también andaban por su mente las imágenes de las horas juntos, recordar sus besos sobre todo su cuerpo, definitivamente la tenía nada concentrada en sus actividades cotidianas.
—Tierra llamando a Mary, por fin me prestas atención cualquier que te viera diría que andas en las nubes del amor, mmmm porque te pones roja MARY no me digas que te enamoraste ¡Por Dios! Ese sí, es un buen chisme.
Mary estaba en modo trágame tierra, tan evidente estaba siendo, tenía que recobrar la calma y la serenidad, no podía gritar a los cuatro vientos que se andaba enredando con el padre de uno de sus alumnos, aunque quedaban pocos meses para que deje de serlo.
—No sé de qué me hablas y vamos a trabajar, que están llegando los niños — Cuando el pequeño Max, llego, fue corriendo a abrazarla y se unieron en una conversación de superhéroes hasta que llego Camil y Henry, quien se veía algo cabizbajo, pero se le pasó cuando empezó él la hora de juegos en el patio de la escuela,
Las horas pasaban y la ansiedad le ganaba, se supone que Maximiliano vendría por su hijo, pero de su lugar vio a Edward quien venía por el pequeño, la saludo como lo que era la mujer de su jefe, luego le entrego una nota, una que ella guardó rápidamente en su mandil de trabajo, solo abrió cuando una hora después llego a su departamento.
"Preciosa esta tarde te voy a secuestrar para mí, su carruaje pasará por usted a las cinco de la tarde, atentamente un príncipe desesperado por su princesa"
Cuando leyó la nota la pego contra su pecho y un suspiro junto con una sonrisa adornaban su rostro, jamás había sentido esas mariposas que las que tanto hablaban
—Nana, ¿Cómo sabe uno que está enamorada? —Mientras le enseñaba como caminar con unos libros en la cabeza y contornear su cabeza dentro de su habitación que ahora era el sótano por orden de su hermano.
—Mmmm, ¿enamorarse, dices?, No soy experta en el tema, pero trataré de simplificarlo, bueno mi amor, no en todos los casos son iguales, yo me enamoré de mi Enrique, porque era muy detallista y me termino ganando, aunque solo estuvo a mi lado pocos años, pero me dejo algo muy hermoso mi querida hija. — Mientras con una regla la obligaba a subir el mentón y que hablara mirando un punto sobre la pared a la vez que caminaba hacia él.
—Pero me refiero a las sensaciones, ¿Es verdad sobre las mariposas? — Y daba la vuelta para seguir practicando.
—Bueno, las llamadas mariposas, en algunas mujeres terminan siendo gastritis o se van volando.
—¡Nana!
—Bueno siendo sincera y a tu edad es bueno que sepas esto, creo que muchas veces puede que nos guste alguien o lleguemos a querer, pero solo una persona lograr que puedas sentir muchas cosas a la vez, que hace que esas dichosas mariposas que en realidad son los nervios anudándose en tu estómago, el amor tiene que ser recíproco, no puedes llamar amor a lo que no es correspondido, no puedes llamar amor a una relación en donde una da mucho más que el otro, no puedes llamar amor al abuso de una de las partes sobre la otra, el amor va acompañado del amor, y si ese supuesto amor te hace llorar más que reír entonces no es amor y ese no es tu lugar. Pero al final vas a reconocer cuando es persona especial llega a ti porque sientes que lo eres para él.