Vidas Secretas

PARTE CUARENTA Y OCHO

 

—¿Cómo que no vas a celebrarte una despedida de soltera? Es la tradición Mary y encima que atrapaste a ese bom bom, digo ese novio tuyo, ya mujer no me mates con la mirada. —Era Paulina que hablaba con Mary, mientras   cerraban el ciclo escolar y con esto su despedida de la escuela, había decidido dedicarse solo a la dirección, ya no a la docencia.

 

—Ese tipo de lugares no va conmigo, solo organicé un almuerzo con las demás maestras aquí mismo — Y se ataba más su cabello mientras se maquillaba un poco frente al espejo.

 

—Seguro que tu prometido si tendrá despedida y tú   ya entendí no dijo nada, es una lástima, tenía el sitio perfecto para una ocasión como está, pero bueno — Poniendo los ojos en blanco murmurando quién sabe qué cosa.

 

No es que Mary no quisiera exactamente, pero quería probar a Maximiliano y tenía una idea como hacerlo, por eso faltando dos días para la boda tenía que hacer las cosas bien, el pobre Maximiliano andaba arañando las paredes, hace una semana que Mary había decidido que no tendría sexo hasta el día de la boda quería que fuera especial, pero no perdía oportunidad para retarlo y provocarlo para hacer más memorable el momento de volver a estar juntos.

 

Algunos hombres de confianza junto con Edward le habían hecho una despedida de soltero, por si decirlo, solo era beber en un bar lujoso de la ciudad, sobre uno de los hoteles más famosos, el Star Palace y solo se supone que sería para hablar cosas de la vida, ya se había alejado poco a poco de ese mundo al que en el fondo sintió nunca pertenecer en realidad y su postura de hombre duro se había relajado un poco, solo estaba ansioso contando las horas por decir acepto y hacerla suya como tanto   quería y deseaba.

 

—Creo que ya bebí demasiado por esta noche, debería ir a casa — Mientras trataba de no quedarse dormido, de tanto beber y fumar habanos.

 

—Señor, mejor sería   que duerma en una de las habitaciones del hotel, le reservamos la suite principal — Algo dudoso acepto, pero la verdad que sentía que no podía más, pero antes llamo a su prometida, quien a los segundos le contesto.

 

—Mi Mary, mi Mary te dije que te amo hoy —Mientras que trataba de articular, palabras y dos de sus hombres lo llevaban a su habitación.

 

—No, pero aun sin que lo digas lo sé, yo también te amo y trata de descansar cariño.

 

—Ya quiero que sea viernes y te diría que te haría, pero tengo un par de gorilas a mi lado y nadie debe saber qué le quiero hacer a mi mujer. — Para luego ella mandarle un beso y cortar la llamada también ansiaba sentirlo nuevamente.

 

Cuando Maximiliano entro a su habitación los de seguridad no se dieron cuenta de que habían dejado la puerta abierta mientras lo dejaban sobre la recámara de la suite hecho aprovechado por alguien en particular, Maximiliano se lanzó sobre la cama y les dijo a los guardaespaldas.

 

» Vayan a divertirse por mí, vayan y disfruten la vida que es joven hasta que encuentren una mujer casi tan hermosa como la mía. — Ellos no insistieron mucho, la verdad se habían quedado con ganas de disfrutar la noche, ya que ser guardaespaldas veinticuatro por siete no era fácil y como esa era orden de su jefe misma que decidieron aceptar.

 

—Está bien señor, pero regresamos en unas horas, muchas gracias jefe es usted tan generoso — Maximiliano los sacaba de su habitación antes de volver lanzarse a la cama, cuando decidió ir por un trago más, aunque apenas podía sostenerse apoyándose de las paredes se las ingenió para beber un trago y luego caer de bruces sobre uno de los sofás y a su mente solo venía la imagen del cuerpo desnudo de su hermosa prometida, imaginaba devorarla por completo, recordaba su mirada cuando la hacía suya, la manera en que gritaba su nombre, la suavidad de su piel, solo sonreía de recordar sus manos jugaban en su mente, las levantaba como si fuera ella a horcadas sobre él sentía que acariciaba su cuerpo, sus senos, cuando de pronto escucho una música muy sensual, trato de abrir los ojos que le pesaban tanto, parecía algo irreal o producto de su estado etílico, era una mujer frente a él, pudo ver un cabello corto y lila, traía un conjunto de lencería negra con unas pequeñas bragas con lazos a los lados y medias con ligas, la mujer empezaba a menear su cuerpo acercándose seductoramente hacia él, acariciaba sus senos, metía uno de sus dedos en su boca sin dejar de observarlo aunque él no podía distinguir exactamente quién era el alcohol nublaba su visión.

 

Maximiliano sabía que alguien intentaba tocarlo, pero aún casi inconsciente, trato de resistirse, alejando las manos de la mujer de su cuerpo, él la pertenencia a una sola mujer.

 

—Déjeme tú, no eres mi Mary, váyase bruja, váyase, quiero a mi Mary, quiero a mi Mary — La mujer hizo unos intentos más, como sentarse a horcadas sobre él, pasar su rostro sobre el de él, pasar su lengua sobre su mejilla, aunque era difícil con la resistencia que ponía, ella solo sonreía para luego con un control remoto que traía entre sus senos apagar la música y luego la luz, se marchó y segundos después Maximiliano quedo dormido sin imaginar a que prueba había sido sometido.

 

TREINTA Y SEIS HORAS PARA LA BODA

 

—Señor, usted no debe ver a su prometida antes de la boda — Era Apolinaria quien recibía al decorador y algunos proveedores de la boda.

 

—No me vengas con tradiciones estúpidas Apolinaria, ¿dónde está mi prometida? — Mientras trataba de ver detrás de la puerta de la habitación que ocupaba su querida casi esposa.

 

EN UNA CIUDAD NO MUY LEJANA DE AHÍ

 

—Nanita preciosa, mi nanita hermosa quisiera tanto que estuvieras conmigo en mi día especial. Él me ama mucho y yo lo amo a él, mi felicidad será completa el día que tú despiertes y te des cuenta lo feliz que soy nana, estas lágrimas son de tristeza y felicidad, tristeza porque estás aquí sin despertar y felicidad porque encontré el príncipe azul




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