Vidas Secretas

PARTE CUARENTA Y NUEVE

 

De camino en el taxi, ella no dejaba de pensar en su nanita y lo hermosa que sería si la esperara en altar, viéndola finalmente feliz, tuvo que decirle a quien que imaginaba sería el nieto del que tanto le hablo, que ella solo era una amiga que había regresado al país y quería venir a verla. No espero una reacción de su parte, se excusó que tenía mucha prisa para luego marcharse sin dar más explicación, sin importar el rostro de desconcierto de este, aún sentía culpa con ellos y no se sentía capaz de enfrentarlos, muchas veces pensó que la vida era injusta con ella, le quito a sus padres, tenía a su nana postrada en una cama de hospital desde hace más de tres años sin despertar sin imaginar que en ese momento en ese lugar el que hacía más de una hora había dejado.

 

—Abuela, ¿de verdad era tu amiga? Nunca he visto a nadie venir a verte aparte de nosotros tu familia, es la primera vez, espero que vuelva es muy bonita la verdad, veo que también te peino, te ves muy hermosa, mamá me mando a verte hoy ella está en la pastelería haciendo que les dé un coma diabético a cualquier de los clientes un día de estos, lo sé, lo sé si me oyeras hablar así me dirías “Muchacho malcriado no hables así de tu madre” Y me apuntarías con el mazo de la pastelería, te extraño abuela fueron varios veranos en que nos visitabas, espera esa muchacha no creo que, eso es   imposible o ¿sí? —Trataba de analizar las fotografías que le había enseñado los veranos que los visitaba hasta que sintió que alguien presionaba su mano, haciendo que cualquier cosa quede relegada, inmediatamente y sin dejar de llorar algo extraño en un oficial de policía y menos uno de las fuerzas especiales, pero se trataba de su abuela que parecía que al fin estaba reaccionando, sin imaginar lo que significaba en realidad que volviera a la vida y los secretos que está guardaba 

 

VEINTICUATRO HORAS PARA LA BODA

 

—Señorita, ya puede pasar, el médico la está esperando — Mientras el médico le hacía unas preguntas de algún síntoma extraño.

 

—He tenido mucho sueño últimamente, un poco de dolor en mis pechos ya me hice autoexamen y no encontré nada raro, por eso pedí una cita urgente con usted, estoy a punto de casarme y no quiero estar con este pendiente, doctor ¿Estos dolores raros lo puede generar el estrés? —No le gustaba estar enferma y menos no saber que tenía, faltaba tan poco para la boda y tal los nervios le estaban jugando una broma de mal gusto.

 

—¿Cuándo fue su último periodo? —¿Periodo? Ella no entendía nada que tenía que ver eso, ella era una mujer juiciosa que se estaba cuidando y su periodo venía de manera regular, dejando el último mes que fue más corto de lo normal.

 

—Soy muy regular excepto este mes que llego, pero   solo duro un día ¿Qué me quiere decir con eso doctor? Yo me estoy cuidando uso un implante Nexplanon —La idea de tener hijos la aterrorizaba, no porque les tuviera aberración, era el hecho de que su apellido y sangre tuvieran descendencia, ser una Rinaldi era una sombra y castigo para cualquier ser humano.

 

—Le voy a mandar a hacer unos exámenes para confirmar, pero como se casa mañana los podrá recoger luego de su boda.

 

—Tiene que ser un error, si eso es un error, yo no quiero en este momento, si es un error, no tengo otra explicación, los nervios de la boda, si eso también puede ser— Estaba absorta en sus pensamientos cuando su teléfono empezó a sonar era la palabra casi esposo en la pantalla.

 

» ¿Si quién habla? — Cuando oyó el tono enojado de Maximiliano, no podía evitar reír y olvidar todo lo que la atormenta era como si él fuera su calmante, su voz, su centro.

 

—¿Cómo que quién habla? Ahora que regreses quiero revisar cómo me tienes agendado en tu teléfono. —Maximiliano está algo irritado, era por los nervios el que ayer se desapareciera horas y solo le dijera que había ido a dar una vuelta, había dejado de ponerle guardaespaldas porque confiaba en ella, pero no le gustaban los misterios y mucho menos con la mujer que amaba.

 

—Tranquilo cariño, no es necesario   que hagas algo como eso, solo te estaba bromeando, tu número me lo sé de memoria y en mi pantalla apareces como esposo, porque ya te siento como tal, lo de mañana no cambia nada, solo es la firma de un papel. — Suspirando imaginándose de blanco   y a él, esperándolo al pie del padre que los casaría.

 

—Si es solo un papel, ¿por qué me tienes a pan y agua? No tienes idea cuanto extraño besarte toda, extraño arrancarte la ropa ¡Me traes loco, mujer! Ya quiero mi noche de bodas. ¡Malditas tradiciones absurdas! —Si no fuera que era ella con quien hablaba, ya hubiera lanzado el teléfono sobre la pared de la impotencia y de lo duro que se había puesto de solo pronunciar esas palabras.

 

—Solo son veinticuatro yo también anhelo ser tuya nuevamente, pero la espera valdrá la pena, esa noche te haré un strep digo me tendrás todo para ti durante varias semanas, quiero que todos nuestras fantasías las cumplamos, imagina hacer el amor en la playa sobre la arena o dentro del mar, imagina que me lo hagas en el balcón de la habitación, la piscina, creo que me tomaré un vaso de agua helada ya me siento demasiado caliente cariño —Maximiliano se había quedado en silencio mientras se acariciaba por sobre la tela de su pantalón tenía que calmar esas ansias de fundirse en ella.




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